La nueva versión de ‘Ghost in the Shell’ estaba sentenciada antes de estrenarse. Los entusiastas del universo GitS llevaban meses poniendo a punto el tanque-araña a la espera de abrir fuego el 31 de marzo. Yo también tenía la película en el punto de mira. Entré a verla con el fusil de asalto oculto en el maletín. Pero al salir tuve que esconderme rápido detrás de una columna. ¡Me había gustado! Estas son las razones:
1. Sí, ‘Ghost in the Shell’ es un collage palomitero y “lavado en blanco” del universo expandido de GitS. ¿De verdad alguien esperaba lo contrario? Yo no. Así que, como apropiación indebida y reboot en 140 caracteres del clásico imperecedero de Mamoru Oshii (la acabo de volver a ver y ha envejecido menos que Jordi Hurtado), la película aprueba con nota. El proceso de desecado que inevitablemente iba a sufrir el argumento no ha sido para tanto. Es verdad que sus cargas de profundidad –poéticas, políticas, metafísicas- se han convertido en pompas de jabón, pero al lado de la mayoría de los blockbuster que se estrenan cada año, parecen bombas atómicas.
2. Su director, Rupert Sanders (‘Blancanieves y la leyenda del cazador’), no inventa nada. Se limita a ensamblar el “ghost” del manga y el anime original con el “shell” que impone Hollywood. Pero lo hace con más habilidad que los dedos robóticos que teclean en las computadoras del sector 9. Estéticamente la película es notable. Sanders recrea algunas de las secuencias icónicas del original (la caída desde el rascacielos, la persecución del basurero, el ataque al tanque-araña) a la vez que propone un plácido paseo por la memoria visual del cyberpunk: de la obligatoria ‘Blade Runner’ a la olvidada ‘Días extraños’, pasando por las escenas de acción de ‘Matrix’ (con la paradoja de que éstas estuvieron inspiradas en la película de Oshii).
3. El carisma de Scarlett Johansson es a prueba de balas. Después de ‘Her’, ‘Under the Skin’ y ‘Lucy’, la actriz vuelve a encarnar otro jugoso personaje post-humano. Con su apariencia de skineta cyberpunk, su voz de sistema operativo y enfundada en “la piel que habito”, la actriz defiende su papel de mayor Motoko Kusanagi con enorme convicción.
4. Hasta el whitewashing está justificado. O, como mínimo, excusado. Los que más pusieron el grito en el cielo por esta decisión, van a tener que ponerse el traje termo óptico y desaparecer por un tiempo. Si lo miras desde un determinado ángulo, el argumento de esta nueva ‘Ghost in the Shell’ (que no voy a desvelar) explica muy bien el paso por la lavadora de su protagonista. ¿Incluso lo critica?
5. Takeshi Kitano como jefe de la sección 9. Nada más salir del cine pensé que su interpretación como de estar echando la tarde en el plató era lo peor de la película. Ahora creo que es lo más divertido, una mancha de humor amarillo en un pulcro conjunto azul solemne. Kitano no sabe inglés, ni piensa aprender. Su personaje habla directamente en japonés y todos le entienden. Porque sí. Porque por algo se llama ciencia ficción… 7.