En esta época de hechos alternativos en la que vivimos igual podríamos reescribir la trayectoria de Nelly Furtado. Lo mismo los bandazos que ha ido dando su carrera han sido en realidad ejemplares muestras de la capacidad de reinvención de una artista demasiado inquieta como para dejarse constreñir por las limitaciones de un género en concreto.
Quizá, exprimiendo un poco más el nuevo «invento» del equipo de prensa de Trump, en unos años este site admita, como hizo Brent DiCrescenzo con la calificación que puso al ‘NYC Ghost & Flowers‘, que el 0 de ‘Mi plan’ fue un error.
Admito que estas ideas se sostienen con mayor facilidad si uno es fan de Nelly Furtado pero también si se escucha ‘The Ride’ de una manera desprejuicidada. De hecho, yo recomiendo incluir todas las canciones del disco en una playlist cualquiera con múltiples artistas y escucharla a ciegas. Sin apenas torturas de por medio no costará mucho admitir que, aunque todo el mundo la diese por muerta, Furtado ha hecho un disco notable. Y lo ha hecho, además, haciendo de la falta de cohesión y de la incoherencia su bandera. O dicho de otra manera, convirtiendo sus errores en virtudes.
Es probable que el éxito de ‘Loose’ se haya convertido en un lastre para Nelly Furtado. Puede que no tanto para ella como para sus fans, que medían cada uno de sus movimientos como un intento desesperado de conseguir otra vez unas ventas similares. Quizá el paso del tiempo -11 años ya- y que sus trabajos posteriores fueran un rotundo fracaso han hecho posible que podamos valorar ‘The Ride’ como lo que es: un conjunto de canciones muy resultonas, interpretadas por una artista que nunca ha sido amiga de ser fiel a un mismo género.
Para los amantes del pop -malentendiendo «pop» como ese género en el que los discos importan una mierda y todo se sustenta en base a los dos o tres hits que contenga el cd- también hay buenas noticias. ‘I’m Like a Bird’, ‘Turn Off the Lights’ o ‘Try’ ya no están solas: ‘Sticks and Stones’ les va a hacer compañía a partir de ahora. Se trata de la mejor canción del disco y otro ejemplo de letra sobre relación tormentosa marca de la casa. Simple, concisa, pegadiza y con un estribillo a prueba de bombas.
Para el resto también hay motivos de enhorabuena: John Congleton, productor habitual de St. Vincent y a priori no muy cercano al folk ñoño de Furtado -mucho menos a la radiofórmula de Timbaland- no solo no desentona sino que ha conseguido enriquecer la mezcla final en su justa medida. Los detalles están ahí, en la mezcla de ‘Cold Hard Truth’ y en la de ‘Flatine’ sobre todo, para el que los quiera escuchar, pero en ningún momento restan protagonismo a la autora de ‘Whoa, Nelly!’
Quizá sea esta la mayor virtud de ‘The Ride’. Tras ser fagocitada por Timbaland, y los fracasos artísticos y comerciales de sus siguientes discos, nunca estuvo muy claro si alguna vez pudimos oír a la auténtica Nelly Furtado. Es ahora, alejada de cualquier presión comercial y prácticamente sin niguna expectativa de volver a conseguir un hit, cuando todo suena más sincero. A pesar de Congleton, a pesar de Dev Hynes, el protagonismo de todas y cada una de las canciones es de Furtado.
Probablemente sea el disco de toda su discografía más completo, más arriesgado sin parecerlo y más redondo. ‘Tap Dancing’, ‘Pipe Dreams’, ‘Sticks and Stones’, ‘Flatline’ o ‘Magic’ son ejemplos de canciones que funcionan gracias a una aparente sencillez e intrascendencia y que, al escucharlas en el conjunto del álbum, ganan a cada escucha. Hasta ‘Paris Son’, con esa reminiscencia a Goldfrapp, lo hace.
En caso de que alguien esté pensando que todo esto ha sido una casualidad, que la propia Furtado no ha sido consciente de lo finiquitada que estaba su carrera debido a la búsqueda sin sentido del hit y de que ésta era su última oportunidad, ahí está ‘Phoenix’ cerrando la secuencia. «Has estado corriendo a través de las llamas de una vela y ya has terminado/ Es hora de que encuentres tus alas y mires hacia el sol / Algunas batallas no pueden ser ganadas». En una primera lectura parece hablar sobre la muerte de su madre o su hermano pero resulta difícil no trazar un parelismo con la carrera de una artista que parece haber asimilado que nunca más volverá a repetir el éxito de ventas que tuvo en su momento. Ni falta que le hace. Cualquiera que sea el significado correcto, incluso siéndolo ambos, la canción funciona perfectamente. Lo mismo que ‘The Ride» en su conjunto.
Calificación: 7/10
Lo mejor: ‘Sticks and Stones’, ‘Magic’, ‘Pipe Dreams’, ‘Tap Dancing’ y ‘Flatline’.
Te gustará si te gusta: imaginar que Alanis Morissette no se perdió por el camino y la propia Nelly Furtado.
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