Vaya por delante una aclaración: estoy súper a favor de la opinión de Christina Rosenvinge y Miqui Puig sobre lo que representan la edad y cumplir años. La primera hablaba así sobre este tema: «No me sale pensar en la edad y el tiempo como una condena. La edad es una condena cuando conlleva amargura y decadencia y no tiene por qué ser así (…) La gente está obsesionada con la edad, hay momentos que te sientes acabado y de repente sientes que estás empezando. La buena noticia para la gente obsesionada con los cumpleaños y con su aspecto es que nada es como te lo habían contado: la edad no conlleva mansedumbre ni agotamiento. Lo que te envejece es empezar a hablar así: “cuando yo tenía tu edad…”. Si te sientes fuera del mundo, el mundo te deja fuera». Y Puig decía: «hacerse mayor es lo más chulo del mundo. Yo siempre digo que a partir de los 40 es cuando empecé a hacer las mejores cosas porque ya tienes un bagaje (…) Lo ves todo con mayor sabiduría, sin que eso implique que mi sabiduría sea mejor que la tuya, por supuesto».
Estupendo todo. Pero es curioso cómo la música pop, que se supone que tiene la función de entreteneros, consolarnos cuando estamos tristes o levantarnos de la silla elevando al cubo nuestros momentos máximos de euforia… es decir, rejuvenecernos en cierta medida, en ocasiones nos ha aportado más bien lo contrario.
El paso del tiempo, la muerte o la decadencia física han ocupado la historia del pop y del rock por igual, desde ‘One’ de Metallica a ‘Funeral’ de Arcade Fire pasando por prismas bastante peculiares como el «morir contigo aplastado por un autobús de dos pisos sería celestial» de ‘There Is A Light That Never Goes Out’ de los Smiths. Lo extraño es desde cuán jóvenes ciertos artistas se han interesado por este tema. Es como si, conscientes de lo breve que puede ser una carrera en el mundo del pop, o como consecuencia de no haber disfrutado de la juventud de una forma adecuada a causa de la fama, los artistas notaran que la juventud se les escapa muchísimo antes de tiempo.
Uno de los últimos singles de Adele se llama ‘When We Were Young’ («cuando éramos jóvenes»). Salta a la vista que Adele sigue siendo muy joven, más que nada porque sus discos reciben la edad que tenía cuando los escribió y estamos hablando de edades tan lozanas como 19, 21 y 25 años. ¿Cómo se puede decir «cuando era joven» a los 25 años? Y lo peor es que no ha inventado nada. Hay decenas de canciones llamadas ‘When We Were Young’ o algo parecido y London Grammar sacaron la suya cuando Hannah Reid tenía 23 años. Los Killers publicaron ‘When You Were Young’ cuando Brandon Flowers tenía 25. Incluso Roxy Music publicaron un directo llamado ‘When We Were Young’ cuando Bryan Ferry tenía 27. La pera limonera: unos eternos post-adolescentes como Auryn también tienen su canción llamada ‘When We Were Young’. Traduzcámoslo como «cuando éramos pequeños», por favor.
Choca recordar, al menos cuando tienes treinta y tantos (o más), que Paul McCartney todavía no había cumplido ni 25 años cuando le inquietaba la idea de «cumplir 64». Que Hanson podían cantar cosas como «I’m feeling older and I’m wondering why» con 17 años. O que Bananarama podían incluir en su debut un tema llamado «joven en espíritu» cuando tenían solo 22 años. Esperemos que lo recuperen en su gira y le den un nuevo sentido. El coqueto Frank Sinatra tuvo la dignidad de esperar a los 38 para entonar ‘Young At Heart’.
En el mundo underground la sensación de que la juventud se te va de las manos es también un tema recurrente, aunque por lo menos James Murphy esperó a pasar los 30 para cantar sobre cómo las nuevas generaciones le estaban dejando atrás en ‘Losing My Edge’ (32 años), paradójicamente su single debut (y qué equivocado estaba, por cierto). Uno de los grandes hits de The Pains of Being Pure at Heart se llama ‘Young Adult Friction’ y Kip Berman tenía 29 años cuando salió. No necesito contar cuántas canciones de Suede contienen la palabra «young» para saber cuánto ha cantado a la eterna juventud Brett Anderson incluso sin mencionarlo expresamente. Pero incluso en un tema de autoafirmación como ‘So Young’, sientes que aquello de lo que presumen se les está escapando. Y un capítulo aparte merecería la lista de autores que han muerto ultra jóvenes después de hablar con angustia existencial en sus canciones, de Amy Winehouse (‘Wake Up Alone’ es una letra totalmente cuarentona) a Kurt Cobain (‘Old Age’) pasando en España por Cecilia, que tuvo a bien cantar ‘Me quedaré soltera’ con 24 años.
También es interesante ver a qué edad tienes que entregar tu disco de madurez como estrella del pop. Beyoncé está en una etapa claramente «adulta» con unos 35 años, pero Lorde va a hablar en su segundo disco del paso a la vida adulta cuando tiene poco más de 20. Y es que el pop puede ser muy cabroncete. Recuerdo estar en el instituto cuando George Michael volvía tras 6 años de silencio con un disco que decidió llamar ‘Older’. Por si el título no lo decía bien claro, entre ambientes jazzy y con bien de blanco y negro, el largo parecía vender conceptos como «sabiduría», «experiencia» y también, por qué no decirlo, la idea de «qué bien se conserva George Michael». ¿Con qué edad decidió dar el artista esta imagen, este paso? ¿Con 40? ¿45, quizá? ¿La edad que Robbie Williams tiene ahora? No. En 1996 George Michael era un «madurito interesante»… de 32 años. ¿Era necesario? ¿No era Brad Pitt el mayor sex-symbol del planeta con 32 años o lo es ahora Ryan Gosling con 36? Miedo da el devenir de la carrera de Justin Bieber con estas ideas. ¿Nos cantará sobre lo viejísimo que se siente antes de los 26?
Siempre nos quedará el sentido del humor para asumir estos pequeños absurdos. Podemos ponernos ‘Help the Aged’ de Pulp. O ‘Seventeen’. No sé cuán en serio iban con aquello Ladytron, pues hay quien cree que la canción habla de la explotación a las modelos, pero nada más radical que aquel estribillazo que decía «solo te quieren cuando tienes 17 años, cuando tienes 21 ya no eres divertida». Supera aquello, Abraham Mateo.