Poca gente adivinaba al término de ‘Twin Peaks’ que el «te (os) veré dentro de 25 años» pronunciado por Laura Palmer en el último episodio de todos sería literal, pero así ha sido. Más o menos 25 años después de que se emitiera aquel capítulo, el 10 de junio de 1991, la tercera e inesperada temporada de ‘Twin Peaks’ ha sido noticia y, después de haber estado a punto de abortarse, ha llegado a nuestras pantallas (de plasma, como la que tiene ahora uno de los personajes), tras un pequeño retrasillo.
Podemos ver la serie en Movistar+ sin necesidad de bajárnosla, sufrir subtítulos descuadrados o fakes, y en ese sentido David Lynch y Mark Frost se han adaptado a los nuevos tiempos. Pero en general el visionado de los cuatro primeros episodios, todos los que hay disponibles de momento, muestra a los creadores trabajando totalmente a lo suyo, ajenos a los ritmos y patrones de los últimos tiempos, para bien y para mal. En este artículo repasamos los pros y contras de estos primeros cuatro episodios, sin espoilear la trama, aunque sí un par de los personajes que aparecen.
Puntos en contra de ‘Twin Peaks 2017’
1.-El descoloque total del piloto en contraste con el piloto de la temporada 1: ‘Twin Peaks’ ha sido una de las mejores y más influyentes series de todos los tiempos y a ello contribuyó el toque surrealista que va en el mismo pack que David Lynch. Sin embargo, el episodio piloto de 1990, que planteaba desde el principio la incógnita «¿Quién mató a Laura Palmer?», presentando a continuación a los fascinantes y sospechosos personajes del pueblo, era asimilable por cualquiera. Lo que hicieron Lynch y Frost fue atraer a millones de espectadores, a todo el público generalista, hacia su producto, y después ofrecer una serie alternativa, incómoda, onírica, difícil de comprender y abierta a las interpretaciones.
En esta temporada, ni lo han intentado: han dado por supuesto que todo el mundo conoce y recuerda ‘Twin Peaks’, que todo el mundo adora cada uno de los poros de lo que fue ‘Twin Peaks’ y, pese al planteamiento de nuevas tramas, no han ofrecido un gancho claro para el espectador, ni para el casual ni para el fan. El casual se ha encontrado ya un sinfín de tramas abiertas y personajes planteados sin ton ni son (se desconoce cuáles volverán y cuáles mejor que no vuelvan), y el fan medio probablemente haya disfrutado más del episodio 2, en muchos sentidos la verdadera continuación de lo presentado al final de la temporada anterior. Empezamos, pues, regular.
2.-La descentralización de Twin Peaks: Lo peor de ese primer episodio es la sensación de estar viendo otra serie en muchas de las escenas, incluso una creada por los hermanos Coen. O un autohomenaje para Lynch que no solo se reduce a ‘Twin Peaks’ sino que incluye guiños a ‘Terciopelo azul’, ‘Carretera perdida’ y ‘Mulholland Drive’, entre otras. En ello tiene mucho que ver la descentralización de la serie. ¿Cómo que Nueva York? ¿Cómo que Dakota del Sur? ¡Llévame a Twin Peaks! David, si quieres un homenaje, vuelve a hacer una película y llénala de autorreferencias como hacen tantos autores cuando llegan a cierta edad, pero esto iba de volver a Twin Peaks.
3.-La libertad artística de Frost y Lynch: Bastan unos pocos minutos de visionado para comprender en qué han consistido las polémicas entre los autores y Showtime. El componente surrealista en ‘Twin Peaks’ es un pilar de su encanto, pero al menos en los primeros 4 capítulos y, a falta de ver a dónde nos llevan Lynch y Frost, si es que nos llevan a algún lugar, que no será la primera vez que no, la sensación es que falta estructura y sobra minutaje.
Puntos a favor de ‘Twin Peaks 2017’
1.-La cabecera: Era uno de mis mayores temores, que en un mundo en el que, salvo excepciones, las cabeceras han pasado de moda o se reducen a la mínima expresión, la cabecera de ‘Twin Peaks’ desapareciera o se viera adulterada. ¿Podían crear Chromatics o Au Revoir Simone música a la altura? La cabecera no es exactamente la misma, pero el espíritu y la magia de las imágenes y de la música de Angelo Badalamenti que desprende son parecidos en un 99%. Eso sí, salvo las actuaciones del final, la música ha tenido demasiado poco protagonismo de momento.
2.-La recuperación de gran parte del elenco: Aunque en muchos casos y que sepamos, han sido solo cameos, es imposible no aplaudir o levantarse del sofá cada vez que aparece un viejo personaje: vuelven Andy, Lucy, la mujer del leño (ya fallecida) y muchos otros, entre ellos uno que no me esperaba y que prefiero no espoilear, pero que subraya que ahora, ‘Twin Peaks’ se parece un poquito a cierta serie que llegó después de ellos. ¿Guiño a los autores y creadores que inspiraron?
Su carácter coral y los croquis explicativos sobre la relación entre los personajes constituyeron el encanto de la serie pero, la palma del elenco se la llevan las escenas comunes de Sheryl Lee y Kyle MacLachlan, de los pocos actores de la original que ha despuntado estos años y que por tanto vuelve a lo grande. Es una pena que varios de los actores hayan fallecido, pero dudo mucho que hubiera ‘Twin Peaks 2017’ de no haber podido contar con Laura Palmer y el Agente Cooper. Esa otra serie podría haber molado o no, pero no sería ‘Twin Peaks’: la química entre asesinada y agente no se ha perdido y sigue hipnotizando como el primer día.
3.-La libertad artística de Frost y Lynch: Pese a las dudas que despiertan sobre si este regreso merece o no la pena, sobre si había ideas para 18 episodios, sobre si era necesario y pertinente montar todo esto o más bien todo lo contrario, es una gozada disfrutar del camino y de personajes mutantes como el del árbol. En el fondo hay que elogiar que Frost y Lynch sigan a lo suyo y se la pelen los ritmos, estructuras y maneras de presentar una serie a día de hoy. A falta de ver dónde nos lleva todo esto, quien no disfrute del personal universo de Lynch siempre puede ver una de las muchísimas series bien estructuradas, bien contenidas y bien asumibles por las masas en las múltiples plataformas puestas a disposición del público.