La sintomatología de Godspeed You! Black Emperor se manifiesta en datos numéricos: en un disco de ocho canciones –que no hacen sino reflejar, por una vez, la división en actos de sus habituales temas de 20 minutos–, de solo cinco minutos de media de duración y con la más larga de “apenas” ocho y medio. El diagnóstico: los canadienses se están desinflando. La numerosa formación de post-rock instrumental ha completado con ‘Luciferian Towers’ una segunda trilogía de publicaciones que arrancó en 2012 con ‘Allelujah! Don’t Bend! Ascend!’ tras un parón de 10 años con respecto al anterior triplete de álbumes. Y, así como durante aquel primer bloque discográfico (1997-2002) el conjunto de Montreal se fue ganando cada vez más la consideración de banda de culto, ésta ha ido menguando mediante sus tres últimas obras.
En ‘Asunder, Sweet and Other Distress’ ya veníamos advirtiendo cierto grado de predictibilidad en su estructura, en la narrativa épica y en la administración de las catarsis; y, aunque con ‘Luciferian Towers’ no estemos en absoluto ante un disco desechable de post-rock, no tiene demasiada capacidad sorpresiva ni, por tanto, el mínimo de tensión psicológica necesario para generar el aterrador y escalofriante efecto que, al menos en sus cuatro primeros álbumes, siempre ha provocado la música de Godspeed You! Black Emperor. Lejos de la tempestad incontenible de una ‘Mladic’, pieza que no rompió sino que destrozó la década entera de silencio como el despertar de la bestia dormida que eran entonces, los temas de este disco mantienen el discurso pero no tanto la rabia.
Los casi ocho minutos de progresión amarga y desarmonizada de la inicial ‘Undoing a Luciferian Towers’, por ejemplo, culminan más por inercia que por empuje. Así como en su gemela ‘Fam/Famine’, a modo de intermezzo. Entre ‘Bosses Hang, Pt. I’, ‘Bosses Hang, Pt. II’ y ‘Bosses Hang, Pt. III’, aunque conformen lo que sería un tema de casi cuarto de hora de manual, falta oxígeno para agudizar el desarrollo épico. Algo que sí funciona en el triplete final: ‘Anthem for No State, Pt. I’, una lenta intro mecida en cuerdas; una breve ‘Anthem for No State, Pt. II’ que dispara el pistón; y ‘Anthem for No State, Pt. III’, los mejores ocho minutos de todo el disco. ESOS Godspeed You! Black Emperor.
Calificación: 6,4/10
Lo mejor: El triplete ‘Anthem for No State, Pt. I’, ‘Anthem for No State, Pt. II, ‘Anthem for No State, Pt. III’, sobre todo esta última.
Te gustará si te gustan: mucho, muchísimo Godspeed You! Black Emperor y el post-rock instrumental en general.
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