Xoel López continúa con su carrera en solitario practicando todos los géneros que se le ponen a tiro… menos el pop-rock de tintes británicos con el que se popularizó en su proyecto Deluxe. A falta de un hit crossover tipo ‘Que no’, que el artista parece evitar, lo cierto es que su carrera tampoco se ha asentado en torno a la figura de cantautor con querencia por los sonidos latinos, como parecía por la importancia que ha dado siempre a sus vivencias en Latinoamérica. No faltan entre las pistas de este ‘Sueños y pan’, su tercero en solitario tras ‘Atlántico‘ y ‘Paramales‘, composiciones en esa línea ni letras que dicen cosas como «infinita saudade» (‘Serpes’) o «canto la canción que he escrito para vos» (‘Insomnio’), pero también hay espacio para los arreglos electrónicos como sucede en ‘Cometa’.
Es esta canción una de las muestras de ese carácter viajero y de ciudadano del mundo que ha caracterizado la última etapa de Xoel López («Yo fui hijo de todas las madres, y fui huella de todo camino / fui cometa de todos los cielos y de todos los sueños perdidos»), pero no por ello la composición es un tema a la guitarra o folclórico. Al contrario, estamos ante un sugerente número en el que el saxo se encuentra con un ritmo bailable y teclados, que también mandan en la mencionada y animada ‘Serpes’.
Sin embargo, no siempre Xoel López deja la sensación de haber llegado a los 40 como un autor de canciones mejorado con los años o maduro. Miren Iza de Tulsa está claramente desperdiciada en el modesto número ‘Frutos’, que acaba demasiado pronto (como la agradable ‘Durme’) y, demasiado a menudo, las letras son o bien un poco escuetas o bien un poco impenetrables, como es el caso del propio single ‘Jaguar’, que, atolondrado y caótico para mal, ha hecho flaco favor a la presentación de ‘Sueños y pan’. ¿Hablará de la libertad? ¿De la niñez? ¿Deja la puerta abierta al misterio aposta o simplemente es como si alguien hubiera encendido un porro pero no hubiera rulado por la sala?
Más claras son las intenciones de ‘Madrid’, una ciudad en la que Xoel ha vivido (y tenido un bar junto a otros socios, el Picnic), una gloriosa celebración de la ciudad que remite a los 80 -y no necesariamente a la Movida, ¡bien!-; o ‘Lodo’, la gran composición del disco gracias a su bonita melodía, a su crescendo y a su llamada al silencio para disfrutar de la vida. Es en ella donde nos damos cuenta de que dan igual los estilos y los nombres: ¿por qué no más canciones así de buenas en un disco de solo 9 pistas y media?
Calificación: 6,5/10
Lo mejor: ‘Lodo’, ‘Madrid’, ‘Primavera’, ‘Insomnio’
Te gustará si te gustan: mucho Vetusta Morla, un poquito Serrat y Silvio Rodríguez y básicamente si ya eras fan
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