Los británicos Suede anunciaban hace unas semanas la próxima publicación de ‘The Blue Hour’, un nuevo álbum que dará continuidad a esta vida 3.0 del grupo comandado por Brett Anderson, que primero superó la marcha de su guitarrista, Bernard Butler, y que, tras ascender a lo más alto con ‘Coming Up’, decayó con el cambio de siglo. Once años después del flojo ‘A New Morning’, reaparecían con cierta dignidad en ‘Bloodsports’ (2013) y se enmendaban aún más en ‘Night Thoughts’ (2016), al que dan continuidad 2 años después (se prevé para el 21 de septiembre) en esta nueva obra.
Hace unas horas Suede han presentado el primer fragmento sonoro de esta etapa (fue estrenado anoche en la BBC por el popular locutor Steve Lamacq) que, dicen, revelará su lado más oscuro, que pese a ser concebido desde el punto de vista del mundo de un niño, “es incómodo en muchos sentidos”. Un ejemplo claro es esa portada, con el cadáver de un pequeño ave sobre la nieve. Esta nueva canción, que viene a dar las claves de esa teórica oscuridad se titula ‘The Invisibles’ y ha sido producida con un vídeo sencillo pero emotivo, en el sentido en el que lo era el clip de ‘Nothing Compares 2 U’ de Sinéad O’Connor.
Y es que se trata de un plano constante del torso y rostro de una persona de sexualidad indefinida –parece una chica, pero su pelo corto y su vestimenta indican que podría ser un chico; recordemos que, en sus inicios, el grupo apostaba por la androginia como imagen– que canta la canción subida en un columpio. Mientras entona la canción, este sujeto no puede evitar que las lágrimas salgan de sus ojos. Y no nos extraña, porque todo en la canción es muy emocionante, con arreglos de cuerda muy medidos y una melancolía que invade todo el tema, con una instrumentación sutil –la contención es una constante en la canción– y una construcción clásica, en el que el precoro es casi tan poderoso como el estribillo. La ha producido, como el resto del álbum, el veterano Alan Moulder.
Su letra, como la canción, también nos lleva a la era ‘Dog Man Star’, a la fragilidad de quien se siente inadaptado, incomprendido (“And we are the invinsibles / Plain and lonely / It’s funny how it’s always out of reach”). Sólo que, esta vez, Brett no lo expresa en primera persona sino como observador (“I tried to make you want me / I left my home at seventeen / But everywhere I looked I saw / Another me”), verbalizando esos sentimientos (¿de su hijo adolescente?), arropándole, consolándole.