Tras el fracaso comercial de ‘American Life’, el disco con peores críticas de Madonna, la cantante quiso resarcirse con un álbum que fuera todo diversión y que evitara a Lourdes y a Rocco ser hijos “de la mujer más odiada de América”. ‘Confessions on a Dance Floor’, co-producido por Stuart Price, se concibió como una sesión de 56 minutos “non-stop” en la que predominara el fluir del todo pese a las distintas inspiraciones más disco (‘Future Lovers’) o más rock (‘I Love New York’) de cada pista. Pero las canciones funcionan muy bien por su cuenta, como es el caso de ‘Forbidden Love’ -el segundo tema así llamado de su carrera, de momento- o los singles. ‘Jump’, el cuarto, no tuvo ninguna repercusión comercial ni permanece en la imaginería popular, pero es una de las composiciones más edificantes de Madonna, una canción de superación que anima desde su texto a dar un paso adelante (“a saltar”), con el mérito de que la música y la producción inspiran exactamente lo mismo sin recurrir a lo evidente. Sus agitados -en contra de lo que parece- 126 bpm han de tener mucho que ver, también la energía de las cuerdas sintetizadas y quizá algo también su conexión con ‘West End Girls’, el mayor hit en Estados Unidos de Pet Shop Boys. No hay sample ni co-autoría, pero les devolvió el favor tocando en la misma gira de ‘Confessions’ el remix que Neil Tennant y Chris Lowe hicieron de ‘Sorry’.
Muchas canciones de ‘Ray of Light’ que no fueron single serían merecedoras de entrar en este top. No se puede entender la carrera de Madonna sin el tema sobre la muerte de su madre y la aceptación de su propia muerte que es ‘Mer Girl’. Tampoco sin ’Shanti/Ashganthi’, la canción en sánscrito, para bien o para mal, estaríamos hablando del mismo disco. La que precede a esta habría sido un excelente sexto single para el álbum y algunos habrían disfrutado a lo grande de un vídeo de esta producción que yuxtapone varias cosas, empezando por un fragmento de un poema de Max Blagg llamado ‘What Fits?’ que se usó en un anuncio de GAP, con un guiño al jungle. Pero lo mejor es la sublime incursión de las guitarras eléctricas distorsionadas del minuto 2.50, un recurso no tan habitual en la electrónica, aquí recalcando la diferencia entre “cielo” e infierno. Porque ’Sky Fits Heaven’ presenta beats tan oscuros como sucias suenan esas guitarras, polos opuestos de ese piano tan Robert Miles y tan luminoso de esta canción por la que Moby, que aún no había sacado ‘Play’, habría matado. Una lucha constante de contrastes que llevaba el trabajo de Madonna con William Orbit definitivamente a otro nivel.
Madonna graba una serie de baladas a principios y mediados de los 90, muchas de ellas para bandas sonoras o para edulcorar su imagen con el objetivo de quedarse con el papel de ‘Evita’ de Alan Parker. ‘This Used to Be My Playground’ (milagroso número 1 en USA), ‘I’ll Remember’ o ‘You’ll See’ son algunas de las que serían recopiladas, junto a alguna de los 80, en el disco ‘Something to Remember’. La más significativa en lo artístico, pues anticipaba el sonido de su obra maestra ‘Ray of Light’, fue una versión de Marvin Gaye para un tributo a este, ‘I Want You’, grabada “junto a Massive Attack” (sic). Iba a ser el primer single del recopilatorio de baladas de Madonna, de hecho, y se grabó el vídeo, pero en ese momento no se pudo por cuestión de derechos, probablemente porque ‘Something to Remember’ y el disco tributo a Marvin Gaye se editaban con 15 días de diferencia. Madonna llegó al entonces trío de Bristol a través de Nellee Hopper, con quien había grabado ‘Bedtime Stories’ en 1994 y al que terminaría abandonando poco después en favor de William Orbit. Fue Hopper quien sugirió que Madonna grabara ‘I Want You’ para ese álbum de homenaje a Gaye, después de que una sesión con Chaka Khan no fuera nada bien. Anticipando lo que pasaría más adelante en Massive Attack, Andrew Vowles permaneció a lo suyo, Daddy G se quedó en casa y fueron principalmente 3D y Nellee Hooper quienes revistieron de delicioso trip-hop esta canción sobre el deseo que Madonna interpreta muy bien, postulándose a su vez como candidata para cantar el siguiente single principal de Massive Attack, ‘Teardrop’… aunque perdiendo la batalla al final contra la tótem Elizabeth Fraser de Cocteau Twins. En cualquier caso, no solo encontraríamos en ‘I Want You’ ritmos parecidos a los que luego oiríamos en ‘Ray of Light’ sino también las cuerdas, llevando a Madonna a la contratación de Craig Armstrong para ese siguiente disco. De hecho, se lanzaron 2 versiones del tema: una con la orquesta en segundo plano y otra solo con la orquesta, sin ritmos. El vídeo, inspirado en el relato ‘A Telephone Call’ de Dorothy Parker, colaboradora del prestigioso The New Yorker durante los años 20 y los años 30, muestra a Madonna esperando una llamada tan desesperada y obsesionada como la protagonista del relato (“Por favor, Dios mío, haz que me llame ahora. Querido Dios, haz que me llame ahora y no te volveré a pedir nada más, de verdad”), con un uso del blanco y negro romántico y retro, también sexy, pero muy distinto al de ‘Justify My Love’ o ‘Erotica’.
“That’s corny”. Así definía Madonna ante un fan hace unos meses el tercer single de ‘Like a Prayer’, ‘Cherish’, uno de sus múltiples tops 2 en USA. “Es una de las canciones más “retarded” que he escrito”, reconocía en otra ocasión. La letra dice en uno de sus momentos “los encuentros sexuales casuales nunca me han dejado satisfecha” y la verdad es que no le pega mucho a su personaje. Sin embargo, de alguna forma el reconocimiento de la canción como “corny” la realza, ya que su propia gracia es su carácter deliberadamente “cursi”. Madonna se inspira en ella en el “doo-wop” y las “girl groups”, esto es, la música que escuchaba de niña a principios de los 60. Antes que una artista de producciones avanzadísimas, Madonna siempre ha sido una gran cuidadora de las melodías, quizá por la música que estaba de moda cuando era pequeña, y este es uno de los mayores exponentes. De hecho, Patrick Leonard añadió a la letra que había hecho ella una línea en guiño a otro ‘Cherish’ que se había perpetrado en 1960: el maravilloso de The Association (“Cherish is the word I use (to describe all the feeling that I have hiding here for you inside)”, comenzaba y terminaba aquella). Estamos sencillamente ante una declaración de amor que de alguna manera habría pegado más en ‘True Blue’ que en ‘Like a Prayer’, un álbum sobre su divorcio. Con todo, el vídeo de Herb Ritts, con sirenos y en blanco y negro, terminó de convertirla en éxito, si bien no era muy necesario extender la versión álbum del tema hasta los 5 minutos y 1 segundo. Los singles en los 60 duraban 2 o 3 minutos y las diferentes versiones reducidas que se han hecho le han sentado muy bien.
‘Rebel Heart’ es un disco mal masterizado en algunas de sus partes (‘Hold Tight’, ‘Rebel Heart’), pero cuando está bien hecho, sí está a la altura de los mejores momentos de la carrera de Madonna. El trabajo de Kanye West es hipnótico en ‘Holy Water’ o ‘Illuminati’, pero la revelación del disco es la suma de un BloodPop que aún no había conocido a Justin Bieber, y de DJ Dahi. Juntos elevan una canción que habían escrito Madonna y Avicii inspirados en alguna canción tradicional de folk, en la que el pre-estribillo incluía marihuana, whisky, éxtasis y esnifar pegamento… solo para recordar que eso “no nos dará las respuestas”. El contraste entre la imaginería tradicional de la americana (“Mother Mary”, “gone astray”, “stranded in the dark”) y las distorsiones vocales no puede ser mejor idea, y la única pena es que Madonna no se decidiera a hacer el vídeo que propuso Joseph Khan contraponiendo a la vieja y a la joven Madonna, que yo diría que básicamente terminó siendo el mejor vídeo de Taylor Swift.
Tras la decepción de ‘Hard Candy’ y en plena batalla con Lady Gaga, la gente esperaba una especie de venida de Cristo de Madonna. Que trajera bajo el brazo el futuro. Y nada más lejos. A Madonna se le ocurrió volver con lo más mónguer que tenía en su siempre concurrido de gente portátil. Denostada por casi todo el mundo en su momento, ‘Give Me All Your Luvin’’ está envejeciendo medio bien, aún es pinchada y suena fresca y divertida, gracias a su melodía bobalicona tan parecida al hit underground ‘L.O.V.E. Banana’ de Joao Brasil y Lovefoxxx; a su aceleradísima línea de guitarra surfera enlatada, tan tarantinesca; y a la suma de Nicki Minaj y su subyugante “MOVE!” con M.I.A. Sí, fue un desperdicio que llamara a M.I.A. para esto y que rechazara su tema ‘Sexodus’. Sin embargo, poco se ha hablado del uso totalmente cómico y caricaturesco que Madonna hace de uno de los inventos más ridículos de la historia de la música: el drop dubstep, por suerte ya en extinción. Merecido top 10 en USA por los pelos (¿el último?), merecido hit en España, uno de los mayores de 2012 (¿el último?), gran vídeo y gran presentación en vivo en el ‘MDNA Tour’.
Madonna ha tenido muchos momentos bajos de popularidad, especialmente la edición del libro ‘Sex’, por cerda, y del disco ‘American Life’, por antipatriota. Desde ‘Hard Candy’ la pérdida de público es menos dramática, más escalonada, pero constante, siendo la opinión generalizada que no saca música «acorde a su edad». Una de las cosas que más repiten como loros los de «Madonna, tú antes molabas«, es que desde ‘Hard Candy’ la cantante se suma a las modas en lugar de crearlas, cuando curiosamente había llegado un año más tarde que Bowie al rescate de Nile Rodgers, o más de 5 años tarde al sonido Massive Attack, por citar un par de ejemplos. En cualquier caso, con Pharrell de The Neptunes, 5 años después de ‘Milkshake’, construyó este tema de tintes trance en el estribillo -su gran himno bakala- que por alguna razón que se me escapa ha terminado siendo uno de sus vídeos más vistos en Youtube (en su momento sonó muy poquito y el vídeo tipo arte pop es muy poquita cosa). Pero su victoria final fue desde luego anticiparse 5 años al uso de la misma base de Pharrell -sí, la que robó a Marvin Gaye, la de ‘Got to Give It Up’- en el macrohit mundial ‘Blurred Lines’. Madonna llegaba tarde a esta base siendo 2008, pero Robin Thicke no, siendo 2013. Eso sí, denuncia que se ahorró por el camino porque la base de los 3 temas es clavadita…
Aunque ignorado en las listas de los mejores discos de los 80 en favor casi siempre de ‘Like a Prayer’, alguna vez de ‘Like a Virgin’ o incluso ‘The First Album’, ‘True Blue’ es en verdad el disco más escuchable de principio a fin y más regular de la primera Madonna, y por algo el más vendido de toda su historia. Y sí, entre los pros está la súper bubble ‘Jimmy Jimmy’, sobre enamorarse del malo de la ciudad, que tanto pegaba con la portada del álbum o con el vídeo de la propia ‘True Blue’. El que tendría que haber sido el sexto single pero ya solo se editó en algunos lugares pese al éxito de ‘La Isla Bonita’ -el “quinto single” más exitoso de toda la carrera de Madonna- fue ‘Where’s the Party’. Eso es lo que te preguntas cuando llegas a una ciudad que no conoces o cuando “trabajar de lunes a viernes te resulta demasiado”. Además de un estribillo que Madonna ruge, ‘Where’s the Party’ despunta por una intro instrumental que sirve de leitmotiv, y por el hábil uso de puentes y outros. El de “slow down, you move too fast / gonna make the good times last” es casi mejor que el propio estribillo. Como arranque de cara B en la edición vinilo levanta a un muerto o como mínimo es el antídoto perfecto para una resaca de lunes por la mañana.
El primer disco de Madonna no es su mejor álbum de los 80, pero sí podemos considerarlo el más influyente. De hecho, a la larga recibió las 5 estrellas de Allmusic y fue el que más pistas colocó en el recopilatorio ‘Celebration’: todos sus singles, 5. Cuando Charli XCX, Sky Ferreira o ahora Troye Sivan referencian a la primera Madonna, es más por el aire hedonista y disco de ‘Holiday’, los sintetizadores y ritmazo de ‘Burning Up’ o el inicio de ‘Lucky Star’, lleno de magia efervescente y el mejor arranque posible para el primer disco de M; que por las ansias de mundo adulto de ‘Like a Prayer’. Madonna escribió en solitario 5 de las 8 canciones de aquel debut, es verdad que las 2 mejores no, pero entre ellas sí estaba ‘Lucky Star’, el único top 4 de este debut en el Billboard Hot 100. La canción fue producida por el recientemente desaparecido Reggie Lucas y después «remezclada», como se indica en los créditos, por Jellybean, al no quedar Madonna 100% satisfecha con el trabajo de Reggie. Especialmente engrandecida en el remáster de ‘Celebration’ (2009), es una gozada asistir en esa reciente mezcla a su combinación de guitarras cristalinas post-disco y luego distorsionadas; a los diferentes tipos de sintetizadores, unos más desbocados, otros casi tropicales; o a los coros tan disco-soul. Aunque quizá repetitiva de más en ese constante recurrir a las mismas estrofas, palabras y estribillos, algo por otro lado muy común en la música disco, ‘Lucky Star’ brillaba sobre todo melódicamente en el puente del “heavenly body”. Y ya se iba viendo lo que realmente iba a ser para Madonna un «cuerpo celestial»…
El último álbum de Madonna hasta ahora recibe el nombre de ‘Rebel Heart’ porque, hasta que se produjo su filtración en la red, pretendía ser un álbum doble que captara por un lado su cara más «rebelde» y por otro la más «sensible» o próxima al «corazón». En esta última faz, el álbum contenía muchas de las letras más íntimas de su carrera, como era el caso de ‘Wash All Over Me’, en la que afrontaba su muerte como persona y como artista. ‘Joan of Arc’ es también una carta abierta en la que la cantante muestra su lado más humano, reconociendo cuánto le siguen afectando las críticas. «Nunca lo admito, pero duele», dice antes del estribillo. «No puedo ser un superhéroe ahora mismo / incluso los corazones de hierro pueden romperse», reconoce luego. «Algún día no me importará, pero de momento no lo he logrado», confiesa en un esperanzador puente hacia el final. Aunque se presentó en la tele, se planteó como single en Francia y se radió un poquito en BBC 2, el tema ha quedado simplemente como favorito de sus fans, infinitamente mejorado respecto a su maqueta, realzado como precioso medio tiempo con sintetizadores y con un sencillo pero eficiente punteo de guitarra tocado por Dan Warner, quien ha trabajado en decenas y decenas de discos latinos, y con la propia Madonna desde hace una década.