St. Vincent se consolida como diva en Vida Festival 2018; Nick Mulvey, gran sorpresa de la jornada

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St. Vincent se consolida como diva en Vida Festival 2018; Nick Mulvey, gran sorpresa de la jornada


Fotos de St. Vincent y Franz Ferdinand cedidas por Vida Festival.

Se notaba, y mucho, que la jornada del viernes contaba con algunos de los principales cabezas de cartel de Vida Festival 2018 que, por cierto, anunciaba a The Charlatans como primer gran nombre para su edición 2019. No hubo aglomeraciones alarmantes, pero sí que se apreciaba desde primera hora que la afluencia de público era mayor que la del jueves. St. Vincent y Franz Ferdinand fueron los que congregaron a las mayores masas, aunque antes de todos ellos Nick Mulvey se marcó un concierto que ni él mismo olvidará en mucho tiempo. Aunque empezó solo con su guitarra entonando ‘We Are Never Apart’, pronto se le sumaron a la causa un batería y un bajista. Muchos de los ahí presentes no estaban del todo familiarizados con el repertorio del británico. No obstante, y ahí está la gracia del asunto, Mulvey salió del escenario del todo triunfante gracias a números como la preciosa ‘Meet Me There’ y una ‘Unconditional’ coreadísima por los ahí presentes. Ha ganado un buen centenar de fieles fans en apenas una hora. “Me lo llevaría a casa”, escuché decir a una chica que justo estaba a mi lado. Y con razón.

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Había ganas de St. Vincent, y más después de editar un ‘Masseduction’ que cuenta con algunos de los temas más accesibles y pop de toda su carrera. La estadounidense, vestida para matar de rojo, fue la diva del festival. Cierto es que centró gran parte del setlist en sus últimos temas (los cuales en vivo son mucho más eléctricos que en la versión del disco), pero no se olvidó de antiguas gemas como ‘Year of the Tiger’, ‘Cruel’ o ‘Cheerleader’. La puesta en escena fue del todo apabullante gracias a los trabajadísimos visuales que acompañaban buena parte del repertorio, y aún muchos nos seguimos preguntando cómo podían ver y tocar sin equivocarse su batería y su teclista con esa especie de media en la cara que les imposibilitaba ver lo que ocurría a su alrededor. Llegó, dio lo que se esperaba de ella y triunfó.

Algo similar puede decirse de Esteban & Manuel. Había bastante expectación por ver al dúo gallego, el cual no defraudó en absoluto en un escenario La Cabaña muchísimo más lleno de lo habitual. A base de cumbia y guirnaldas electrónicas (ya que el vocoder es uno de los principales protagonistas de su propuesta) la pareja dio una clase magistral de hedonismo latino que entró muy, pero que muy bien, antes de la medianoche. Si tienen ocasión de verles en directo de aquí en adelante, por favor, no se lo piensen dos veces.

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Franz Ferdinand puede que no pasen por su mejor momento mediático, pero aun con esas saben lo que tienen que dar. Y más en un festival. Hubo momentos en los que temas como ‘No You Girls’ sonaron más a ralentí de la habitual sin que sepamos muy bien el porqué. Sin embargo, a sabiendas de dónde se encontraban, Alex Kapranos y los suyos se marcaron un concierto que fue pura nostalgia para aquellos que en 2004 fichaban cada noche en Razzmatazz con un arsenal de chapitas. Tras arrancar con ‘Love Illumination’, a la primera de cambio se quitaron de encima ‘Do You Want To’, ‘The Dark Of the Matinée’ o ‘Michael’, dejándose para la traca final las lógicamente celebradísimas ‘Take Me Out’ y ‘This Fire’. Sus álbumes desde hace años pueden ser algo irregulares, pero cuando los escoceses se suben al escenario saben perfectamente qué deben hacer. A profesionales pocos les pueden hacer sombra.

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Joe Crepúsculo, acompañado de Aaron Rux, Sergio Pérez y Tomasito, no ofreció el mejor show que le hemos visto. Aunque eso sí: nadie puede discutir el gran número de hits que acumula y que verle en acción es divertidísimo y más que necesario. ‘Te Voy a Pinchar’, ‘El Día de las Medusas’, ‘Ritmo Mágico’ o ‘La Verdad’ son auténticos torpedos sonoros que con el tiempo no han perdido ni un ápice de su magia. Obviamente, como viene siendo habitual, con ‘Mi Fábrica de Baile’ todo el mundo se volvió loco y muchos aprovecharon el momento para subirse al escenario y pegarse unos bailes con el catalán. Pero desde aquí quiero aplaudir a ese barman que durante todo el concierto no paró de hacer cocteles para el Crepus y sus secuaces. Todos los artistas deberían tener a alguien como él, alguien que se preocupe y se desviva en todo momento de llenar los vasos por el bien de la hidratación. Genio y figura.

Por su parte, a modo de colofón final, Guille Milkyway se marcó una sesión en el escenario principal que tanto iba desde el ‘Good As Hell’ de Lizzo pasando por remixes del ‘Groove Is In the Heart’ de Deee-Lite y hasta el ‘Yo Quiero Bailar’ de Sonia y Selena. Fue un poco fiesta de pueblo, sí, pero quien no bailó era porque no le corría sangre por las venas.

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