Parece que Meg Myers no se va a convertir en la nueva Tori Amos ni en la nueva Florence + the Machine: la aventura de la artista en Atlantic ha durado poco y este nuevo álbum que publica esta semana sale en otro sello, 300 Entertainment. Pero no pasa nada. No hay pérdida de calidad en su propuesta y lo que es mejor, sus decepciones en la industria musical están magistralmente retratadas en el single que presenta este nuevo álbum, oficialmente el segundo de su carrera. ‘Numb’ es una rabiosa canción de inicio un tanto Pixies, a los que ha teloneado, en la que Myers protesta: «estoy bajo tu custodia, pero no soy una criminal, puedo ser la próxima gran revelación» y «pensáis que queréis lo mejor para mí pero no os importa nada / si me forzáis, nada funcionará». Como guinda, el fantástico vídeo en el que un sinfín de manos atosigan a Meg en su puesto de trabajo, pero también en su vida personal.
Con ‘Numb’ la cantante ha conseguido igualar los méritos artísticos y la fuerza de sus viejos temas, tan potentes como ‘Sorry’ del primer disco así llamado o ‘Desire‘, y además suma novedades. Cuenta en su página web que ‘Take Me to the Disco’ empezó como un álbum post-ruptura, dándose cuenta después al escuchar las canciones casi terminadas de que las letras en verdad hablaban sobre el modo en que las cosas le afectan a partir de los traumas de su infancia. Así, las canciones pueden hablar sobre celos, como muy evidentemente hace ‘Jealous Sea’; sobre cuánto duele el amor, como ‘Tourniquet’, de fraseo bastante Haim; sobre cómo el amor nos destrozará en pedazos, como ‘Tear Me To Pieces’; o cómo el desamor nos puede conducir a la muerte (‘The Death of Me’, ‘Little Black Death’). Pero lo que intenta analizar Meg Myers es qué propicia todo esto.
‘Take Me to the Disco’ no ofrece grandes respuestas a este dilema que plantea sino que más bien expone un cúmulo de sentimientos de rabia y dolor en los que Myers se está convirtiendo en verdadera experta. La buena noticia es que consigue dejar momentos deslumbrantes, alternando el uso de cuerdas por primera vez con los sintetizadores de sus admirados Depeche Mode (colabora uno de sus músicos, Victor Indrizzo) y Nine Inch Nails. En medio de toda esta bacanal de emociones, la cantante ha decidido abrir y cerrar con sendas baladas, la primera siendo un reproche «nunca me has entendido… y nunca me has llevado a bailar» que puede gustar tanto a los seguidores de la última Clare Maguire como de la última Sophie Ellis Bextor. Y él álbum se cierra con una ‘Constant’ que solo podía ocupar ese 12º lugar, expresando con violonchelos y acústicas lo que asegura que no le sale con las palabras.
Meg Myers puede caer en el cliché de la canción de desamor rabiosa con el mismo poco gusto que ha tenido al decidir la portada para este álbum, pero entre temas que recuerdan demasiado a otros artistas, cuenta con numerosos aciertos como el luminoso tema de teclados ochenteros en el que canta el co-autor de 9 temas Christian «Leggy» Langdon, ‘The Death of Me’, acercándose definitivamente a la paleta de Dave Gahan y Trent Reznor; ese ‘Funeral’ que suena hasta un poco giallo; o los diferentes coqueteos con la new-age, que nos hacen pensar en aquella Dolores O’Riordan que lo mismo editaba un tema con Jam&Spoon que hacía algo como ‘Human Spirit’. Ante todo, Meg logra un buen equilibrio entre la vertiente preciosista y la oscura, como muestra el paso, tan natural, casi hilvanado, de la delicada ‘Some People’ a la muy Smashing Pumpkins ‘Done’.
Calificación: 7,2/10
Lo mejor: ‘Numb’, ‘The Death of Me’, ‘Take Me to the Disco’, ‘Little Black Death’
Te gustará si te gustan: Florence, Haim, Depeche Mode, Dolores O’Riordan, Clare Maguire
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