Eleanor Friedberger se hizo un nombre como parte de The Fiery Furnaces, que después ha consolidado con tres discos en solitario, ‘Last Summer‘ (2011), ‘Personal Record‘ (2013) y ‘New View‘ (2016). El cuarto, ‘Rebound’, presentaba una novedad muy interesante para la reputación de artista de indie-rock arty que se ha labrado. Friedberger es americana, en concreto de Illinois, pero aprovechando que sus ancestros son griegos (también polacos y lituanos) y que ha pasado bastante tiempo últimamente en este país, ha inspirado su nuevo álbum en Grecia. Lo cual tenía toda la pinta de darle entidad y un carácter diferenciador respecto a otros artistas.
Rebound, el nombre del álbum, es el del lugar que le recomendó una amiga cuando le preguntó qué debía visitar antes de abandonar Grecia. Su colega lo describió como «un túnel del tiempo, de disco gótico ochentero, donde todo el mundo hace el baile del pollo y solo abre los sábados a partir de las 3 de la mañana». También dice Eleanor que le inspiró ver cómo sus amigos se lanzaban a las calles para protestar o se implicaban políticamente por primera vez.
‘Rebound’, el disco, desgraciadamente no sabe capturar esa magia, esa singularidad. Ni las protestas han marcado la cadencia del álbum, relajada hasta decir basta, ni ese «disco gótico» tan mágico tiene una presencia tan decidida. Sólo en ciertos momentos, los mejores, por cierto. Por lo demás, es como si el álbum del que nos habla la nota de prensa oficial y la portada del mismo fuera uno, y el que escuchamos y atendemos sobre el papel fuera otro. Aunque su detallado «canción por canción» se empeña en explicar la relación con Grecia, las historias, como la del amor a distancia de ‘Everything’, no terminan de llegarnos.
Sí hay cambio de sonido y misterio en muchas de las grabaciones, como es el caso del inicio de ‘My Jesus Phase’, que abre el álbum, aunque luego se pierde; la embriagadora ‘The Letter’ o esa ‘Nice to Be Nowhere’ que atrapa desde el segundo cero. Pero es difícil quitarse de la cabeza que Eleonor Friedberger se ha complicado un poco la vida para terminar sonando a Destroyer y a ‘Streets of Philadelphia’ en esta última pista; a Texas en ‘In Between Stars‘; y a The Pretenders y a los Smiths, a los que recuerda en la gema pop ‘Make Me a Song’, donde la influencia de la guitarra de Johnny Marr es evidente. La desgarbada ‘It’s Hard’ cita a unos The Cure que no son The Cure, por lo que escuchando a continuación ‘Are We Good’, que no es muchísimo mejor, lo que viene a la mente es un ‘Stranger Things’ (influencia expresa) que no es ‘Stranger Things’.
‘Rebound’ es un disco agradable que crece con las escuchas, como casi todos, pero hay cierta condescendencia en afirmar que este es el mejor álbum de Eleanor Friedberger. La idea era buena, ¿pero lo es el resultado? ¿De verdad serán recordadas en el futuro cosas como ‘Showy Early Spring’? ¿Uno se va a Grecia para terminar sonando a ‘Twin Peaks‘ (otra influencia expresa) como sucede con ‘Rule Action’? ¿Le perdonaríamos a un artista mainstream subirse al carro Badalamenti a estas alturas?
Calificación: 5,8/10
Lo mejor: ‘Make Me a Song’, ‘The Letter’, ‘Nice to Be Nowhere’, ‘Rule of Action’
Te gustará si te gustan: Destroyer, The Pretenders, Texas, Angelo Badalamenti
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