Kiddy Smile / One Trick Pony

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Kiddy Smile / One Trick Pony

Hace unos meses, cuando hablaba del lanzamiento de ‘Burn The House Down’ como aperitivo para el primer disco de Kiddy Smile, comentaba lo extraño que iba a ser ver actuar en el Elíseo, aceptando la invitación de Macron, a alguien con un perfil tan activista. Él mismo también lo pensó, y finalmente decidió ir: “tampoco es que yo sea Rihanna, así que si no voy, a nadie le importa… pero, si voy, puedo decir algo”. La decisión le costó muchas críticas. “La gente me insultaba y me decía que me hubiese ido bien en 1943 colaborando con los nazis”, comentó en una interesantísima entrevista sobre música, prejuicios, raza, sexualidad, política y representación para The Guardian. “Mi madre me dijo que tenía que ir, que no se veía a gente como yo allí”. Kiddy quería, eso sí, evitar que su presencia supusiese un bálsamo para Macron, mostrando al presidente francés junto a un chico negro y gay sonriendo para la foto. Así que decidió cambiar las lentejuelas y su vestuario alegre por una camiseta negra simple, con una frase bien clara escrita en ella: “fils d’immigrés, noir et pédé”. Es decir: “hijo de inmigrantes, negro y maricón”. Y con un par –eso ya es cosecha mía-.

La camiseta, junto a los bailarines haciendo vogue en el Palacio Presidencial, levantó una considerable furia (incluyendo un impagable tuit de Marine Le Pen pidiendo “socorro”), “pero también hizo que empezase una conversación, porque alguna gente ni siquiera sabía que había gays negros, les jodía que fuese gay y negro y no pidiese perdón por ello. Les jodía que estuviese orgulloso”. El francés conoce la importancia de la representación; de hecho, cita el videoclip de ‘Like a Prayer’ de Madonna, con un Jesucristo negro, como una inspiración (curiosamente, estuvo a punto de salir en el videoclip de ‘Hung Up’, aunque finalmente el equipo de casting le rechazó por no tener un físico “adecuado”).

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Ese simbolismo religioso, y esa mezcla de la espiritualidad con la aceptación y la diversidad, está también en el videoclip de ‘Be Honest’, el último single de este ‘One Trick Pony’. Iglesias LGBT-friendly y planos en discotecas que parecen sacados de ‘120 Pulsaciones Por Minuto‘ se combinan en el vídeo para uno de los mejores temas de este debut, con espacio incluso para el órgano y el góspel. ‘Be Honest’ es la presentación final de un álbum que curiosamente comparte título con otro de Paul Simon, un álbum que se ha hecho esperar (por un lado por motivos de salud, por otro porque Kiddy fue elegido para actuar en ‘Climax’, la última del siempre polémico Gaspar Noé) y un álbum donde no, no está el temazo ‘Let a Bitch Know’ con el que muchos le conocimos… pero su ausencia no se nota en absoluto.

‘Be Honest’ es un acierto, pero no es el único de un disco donde Kiddy demuestra que si quiere ponerse mamarracho, se pone mamarracho y le sale de maravilla (ahí está la ida de olla de seis minutos que es ‘Slap My Butt’), pero que si quiere ponerse serio, se pone serio y también le queda algo estupendo como ‘Summer Rain’ -que recuerda al ‘Used to being alone’ de Azealia Banks en su mezcla de mucho descaro, mucho house y, sobre todo, mucha vulnerabilidad- o como ‘Dark Knight’, donde explica cómo es “encontrar una forma de quererte cuando nunca eres representado como alguien a quien se pueda querer”. “Tuve que buscar en la literatura estadounidense para encontrar representaciones de mí mismo, y eso no es normal: ¿dónde están los libros en francés que hablan sobre mí? ¿Por qué no puedo verme a mí mismo?”, se lamenta Kiddy. Los sutiles sintes que aparecen en un momento de ‘Dark Knight’ son un ejemplo de esa doble capa de este disco, que puede abrazar el exceso (para bien) y a la vez estar cargado de detalles, como es también el minuto final de ‘One Trick Pony’. Hay algún tema más planillo, como ‘Stuck in a Storyline’, pero la regla general es de una calidad destacable, por no hablar del ya conocido single ‘Burn The House Down’ o de los interludios cargados de referencias a la política y, sobre todo, a la calle – interludios en los que aparecen, entre otros, iconos de la escena ball como Sinia Alaia, Jack Mizrahi y Kelly Mizrahi.

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“I know I am more than what you saw in me”, dice un desafiante Kiddy en la canción que da título al disco. Y sí, en este debut el cantante demuestra que no es ningún “one trick pony”, con un disco que hará las delicias de los amantes del acid o el buen house (“el house es música con alma, surgió de nuestra comunidad, es parte de la herencia cultural con que contamos las personas LGBT”, contaba a Shangay hace poco), y de los amantes de lo relacionado con la escena ball, o de los que han empezado a conocerla a raíz de ‘Pose’, pero no solo de ellos, puesto que guarda más de una sorpresa, y en general desprende hedonismo y optimismo. “No quería que mi debut fuese demasiado serio, quería que hablase de temas profundos, pero que a la vez fuese capaz de hacer a la gente bailar”, comentaba hace poco. Ojalá este debut sea el principio internacional de una carrera que nos puede dar muchas alegrías a nivel musical, y a un sector concreto muchas otras a nivel personal. Una carrera que ojalá hubiese empezado mucho antes y que, de hecho, probablemente en otra circunstancia habría empezado antes… de no ser gay, negro, gordo, pobre y afeminado. Pero oye, aquí está. Gay, negro, gordo, pobre y afeminado. Y con un discazo en el mercado.

Calificación: 7,5/10
Lo mejor: ‘Slap My B*tt’, ‘Summer Rain’, ‘Be Honest’, ‘Dark Knight’, ‘Burn The House Down’
Te gustará si te gusta: el house y la cultura ball, Scissor Sisters, Azealia Banks, Mykki Blanco, Janelle Monáe, si en nuestro top de Madonna echaste en falta más de ‘Erotica’, si te gustó ‘Call me by your Name’ pero también el realismo de ‘120 Pulsaciones Por Minuto’, o si te parece importante reivindicar la lucha pero también la alegría.
Escúchalo: Spotify

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