Cariño son una de las sensaciones de la temporada gracias al mini álbum que acaban de publicar en Elefant, ‘Movidas’, en el que han incluido pequeños grandes hits del underground como ‘Bisexual’, ‘Canción de pop de amor’ o ‘Mierda seca’; y también a la viralización de su versión de ‘Llorando en la limo’ de C. Tangana. Han agotado las entradas para sus conciertos en el Café La Palma (Madrid) de la semana que viene… ¡durante dos días seguidos! y ya están confirmadas en el FIB.
El trío de Madrid ha aceptado nuestra petición para hablar sobre bares y clubs de la ciudad recomendables y son por tanto las nuevas invitadas de la sección «Meister of the Week» auspiciado por Jägermusic. Así podemos descubrir finalmente que el «Casa Cati» de su adaptación de C. Tangana es solo la casa de una amiga, o cómo se imaginan ellas un bar así llamado, además de acercarnos a rincones perdidos de la ciudad. Paola Rivero (guitarra), Alicia Ros (bajo y voces) y María Talaverano (teclados y voces) responden en conjunto excepto cuando se indica.
«A todos nos han echado alguna vez de la cabina del Tempo II. Además, todo modernito de Madrid tiene una foto en su baño»
Cuando os hemos preguntado por vuestros bares favoritos, habéis sugerido en primer lugar el Tempo II, curiosamente. Contadnos de qué va este sitio para quien no sea de la ciudad y por qué lo habéis escogido.
Es un sitio mágico y maravilloso donde nos reunimos cada fin de semana que estamos en Madrid a beber barato y escuchar música que suele ser bastante regular. Aunque normalmente alguien se cuela en la cabina de DJ cuando Pepe, uno de los camareros o quizá propietario, no mira y cambia la lista -que por cierto suele ser aleatoria de Youtube- y la música mola hasta que le echan. A todos nos han echado alguna vez de la cabina. Además, todo modernito de Madrid tiene una foto en su baño: las baldosas de la pared son inconfundibles. Entre semana es un bar normal que no sabemos ni qué vende, pero los fines de semana es el mejor sitio para iniciar noches de fin glorioso.
¿Qué vincula La Marquesita a la historia de Cariño y qué podéis contar sobre él? ¿Alguna anécdota que contar al respecto?
Bueno, bueno, bueno… La Marquesita es un bar para madrugadores que se encuentra en la sede de la secta del pop: en Alburquerque. Allí se reunen poperos curiosos a descubrir música y emprender aventuras. Esto ocurre un fin de semana de julio, el del Contempopránea. Porque sí, hay gente que va de after cuando el Contempopránea cierra sus laderas para comer sandía que la camarera, Lourdes, ofrece a cada rato cortada en trocitos. Tiene una terraza amplia con un DJ fijo para la fecha: Contractura, quien nos hace gozar y rezar pop a ritmo de baile.
María: «Yo allí descubrí las virtudes de Alicia, que meses más tarde la llevaron a ser parte de Cariño».
Alicia: «Sí, allí empezó una ligera simpatía. Que luego se convirtió en Cariño».
También habéis hablado de La Palma, ¿os referís más al café en sí, a los conciertos…? Si es esto último, ¿qué conciertos de este lugar recordáis mejor y peor?
Alicia: «A los conciertos, bueno y a los post-conciertos. Una noche tocaba allí con El Buen Hijo y llegaron estas para enseñarme una canción que habían grabado en casa. Bueno y para ofrecerme que participase en el proyecto. Era un temazo en potencia así que tuve que decir que sí. También nuestro amigo Juanan trabaja allí a veces y vamos a visitarle».
Paola: «No sabemos si fue por el sitio donde surgió el Cariño como trío musical al reclutar a Alicia o por los Valle Eléctrico que hemos pasado (genial) ahí, pero en un par de días será donde presentemos nuestro disco ‘Movidas’, que sacamos hace nada. Es gracioso pensar que hace un poco más de cinco meses, viendo un concierto ahí, fantaseaba con tocar con Cariño y con el escenario lleno de pikachus. Veamos qué se puede hacer».
«Siempre me he muerto de ganas de tener el carnet de El Sótano en la cartera». Paola.
¿Qué recordáis de El Sótano? ¿Erais socias? Cada vez que veía el carnet en la cartera, yo no sabía muy bien qué hacer con él… No recuerdo ahora mismo si lo he tirado o no.
María: «El Sótano es el lugar donde nació todo. Conocimos lo que ahora es una familia. Sitio de reunión al que acudir cuando no tenías con quien salir porque siempre había un amigo entre sus paredes. Es un lugar sagrado que esperamos que vuelva o que, si no lo hace, será leyenda tanto en Madrid como en nuestros corazones. Y sí, era socia casi desde el día 1. Saraut Gaskon!».
Alicia: «Juanan también trabajaba allí. En el ropero. Estaba muy ilusionado y justo cerró».
Paola: «Nunca he ido y no soy socia, porque justo su apogeo coincidió con un año que yo no estuve aquí en Madrid, sino de retiro espiritual en algún sitio del universo. Además, siempre he pensado que Gaskón me odia porque íbamos a tocar con Santa Teresa ahí -justo cuando abrieron- y lo tuvimos que cancelar. Aun así, no miento al decir que siempre me he muerto de ganas de tener ese carnet en la cartera. Quizá se me podría hacer un carnet honorífico o algo del palo, rollo postmortem…»
María: «O que reabran y te lo hagan oficial, mejor».
Le Petit es otro de los sitios que habéis recomendado y curiosamente está muy mal valorado en Yelp, como algún otro de los que nos habéis dicho… ¿por qué creéis que es, es parte del encanto?
Alicia: «Cuando no hacía este frío después de ensayar nos tomábamos algo en las terrazas de Argumosa. Le Petit es el más auténtico. Sí es verdad que la señora que lo lleva no es la más maja, ni el baño el más limpio, ni el aperitivo el mejor. Pero es el pasotismo lo que le confiere ese encanto. En Le Petit solo puedes beber. No hay nada para comer. Solo cebada. Cuando entras siempre hay un señor que te da la chapa. Tan pesado como encantador. Te habla del Mercamadrid, de Barcelona, de una vez que fue a Holanda… curiosidades varias. No se sabe si es amigo, dueño o cliente habitual. Antes había una máquina de tabaco con una cucaracha dentro del botón de Camel, pero la cambiaron hace poco. Por eso igual han subido un poco los precios».
Paola: «Creo que es el peor bar en el que he estado. Una vez, como no me atendían en la terraza, decidí entrar a pedir amablemente en la barra; lo que conseguí fue un par de malas contestaciones y que me sentara en mi mesa. La cerveza que quería pedir nunca llegó. Pero le robé las aceitunas».
María: «Toda terraza en Argumosa, si no es pura, no es hermosa. Poesía pá Le Petit de la manga».
«Malasaña no necesita ni tantos tipos de helado, ni tanta quinoa»
¿Qué opináis de la situación de Malasaña y el Tribal? La gente critica que los sitios no son muy personales y los negocios no son de gente local, por la gentrificación. ¿Os movéis mucho por ahí o vais variando? ¿Qué barrio consideráis que está «de moda»?
Alicia: «Yo vivía allí hace unos años. La idea de barrio no estaba muy presente y diría que ahora menos. Vi cerrar algunos sitios para que llegasen nuevos, muy parecidos entre sí, muy bonitos, unas sillas preciosas… pero al final vas a cualquier barrio “modernillo” de Europa y es todo lo mismo. Un aburrimiento. Malasaña no necesita ni tantos tipos de helado, ni tanta quinoa».
Paola: «A quien le guste, le gusta. Particularmente, no tengo ningún tipo de acritud hacia los nuevos negocios que se gestan en el barrio. No obstante, tú como consumidor tienes la libre elección de entrar y consumir o no. Nos movemos según donde estén nuestros colegas, y puede ser en cualquier sitio de Madrid, realmente. Sí que es cierto que antes frecuentábamos más el barrio “indie” que ahora, quizá porque tenemos más responsabilidades con esto de Cariño o porque ya nos da todo el asco. No sé si está de moda o no, pero yo me voy a vivir con El Adri a Usera. Me parece lo más estar cerca de todos esos supermercados con bebidas asiáticas y ramen».
María: «La gentrificación es un coñazo pero supongo que, aun sin quererlo, todos formamos parte de ella y ya no sólo en Malasaña, sino en Lavapiés. Ahora siento que el barrio me pertenece cuando en realidad soy una pieza más de esta gentrificación, que yo soy de Pozoblanco. Y sí que voy mucho por allí porque mis amigos viven allí, aunque tengo medio pie en Malasaña y medio en Lavapiés, en mi calle vivimos varios colegas y me parece mucho más cómodo, aunque Casa Cati está en Malasaña».
Tenéis un hit llamado ‘Bisexual’. Teniendo en cuenta que ser bisexual a veces no es que esté muy comprendido socialmente o directamente ni se valora la opción, ¿cuál de todos los sitios mencionados creéis que es más adecuado para ser bisexual?
María: «Se puede bisexual en cualquier lado. Hay sitios donde habrá gente a la que no le guste, como seguramente en el Valle de los Caídos, pero va más implícito en las personas que en los lugares. De todos modos no nos dejamos mucho ver por ahí, somos más de baretos cutres donde todo el mundo es respetado y besado».
Paola: «Los bisexuales solo ofenden a los gilipollas, así que el sitio más adecuado para ser bisexual coincide con el menos adecuado, a ver si así de este modo se normaliza esta gilipollez».
Una de las frases de vuestro disco es «odias el pop, eres un cutre que te hagas», ¿cuál sería el mejor sitio para disfrutar el pop según vuestras premisas estéticas?
María: «Para mí era El Sótano, con esto hago una petición especial y pública para que vuelva de una vez, joder. Aunque sé que ahora van a abrir uno que pinta muy bien por calle Pez… El Fotomatón mola mucho también, es pop puro».
Alicia: «Era El Sótano, sí».
Paola: «Desconozco El Sótano, pero bucólicamente -y apoyando la decisión de mis colegas de grupo- acudiré a él también».
«Lo de manta y peli… entre semana, si eso». María.
Mucha gente cuando llega a los 30, los 35, los 40, o incluso a los 25, dice que está mayor para salir… pero mucha de esa gente cuando tenía 20 años, tampoco es que saliera todos los días, sino 1 o 2 días a la semana. ¿Cuál es vuestro caso, salís mucho o salís poco?
María: «Cada fin de semana digo que no salgo y al final me voy la última. Yo pensaba que a los veintipocos no querría volver a salir pero al menos de momento, parece que las ganas van en aumento. Espero que un día de repente un Jesucristo se me presente y me diga que ya está. A veces me da envidia la gente que es feliz quedándose en casa siempre. Lo de manta y peli… entre semana, si eso. Salgo mucho pero muy concentrado, en 1 o 2 días».
Alicia: «Yo no tengo ningún conflicto con salir. Me gusta, lo hago. Una vez a la semana, dos a veces. No me parece excesivo. Pero últimamente me pregunto: «¿Hasta cuándo durará esto? ¿Dentro de 10 años estaré en las mismas?»».
Paola: «Justo la pregunta de Alicia me palpitaba en la cabeza hace poco. Veía que perdía cada vez más el tiempo entre borrachera y resaca, todos los días. Es por ello que el dinero que gastaba antes en salir ahora lo gasto en videojuegos y libros y he dejado de beber. Bastante tengo con estar todos los findes “de fiesta” por ahí con Cariño, ¿no?».
«Casa Cati sería el mejor jodido bar de Madrid. Simplemente»
Ardo en deseos de que abráis en Madrid una tasca que se llame Casa Cati, como la frase de vuestra versión de ‘Llorando en la limo’. ¿Cómo os la imagináis?
María: «Creo que sería algo como un lugar de politoxicómanos y depravados sexuales culturetas pero me gustaría que fuera un sitio cool, de debate, donde sólo se sirviera vermú del Lidl de dos pavos y la música estuviera siempre elegida por un algoritmo de inteligencia artificial que vetara lo malo».
Alicia: «Sería un museo de emociones. Con una colección de llantos, de risas incluso de insultos. Entrada gratuita para quienes lleven vermú».
Paola: «Sería el mejor jodido bar de Madrid. Simplemente».
¿Qué local creéis para vuestro gusto que falta en Madrid y dónde lo situaríais?
María: «A día de hoy un sitio donde pusieran sólo música buena, actual o no, pero pop de calité pasando de los hits que tenemos ya tralladísimos en la cabeza. Lo pondría en Lavapiés, que me quede bien para ir andando desde casa. Aunque creo que sería peligroso».
Paola: «En Madrid sobran locales, lo que pasa es que hay un par de paluegos que no quieren que se actualice e intentan revivir escenas donde el indie de Lori Meyers era lo más. No-va-a-pasar, dejad de pinchar mierda, que al final prefiero pillarme las birras en el chino e irme a Casa Cati a pinchar con el iPad».
Comparado con otras ciudades, Madrid es una ciudad de la que casi no se sale del centro por la noche, ¿os gusta, preferiríais que fuera de otra manera o vosotras sí salís por sitios que no son el centro?
Todas salimos por el centro, sí. Tanto porque vivimos cerca porque todo lo que nos gusta está ahí, al final hay mucha oferta de nuestro rollo pero concentrada en un par de barrios. Eso sí, siempre donde estén los colegas y a buena jarana.
También tenéis la frase «Las terrazas están llenas, Madrid huele a orinal». ¿Os referís al centro? ¿Realmente es mejor que haya una zona de marcha y que la gente viva en otro sitio?
María: «Nos referimos a Madrid en general. En todos los barrios es chungo encontrar terrazas vacías, hasta donde viven mis padres que es en Alameda de Osuna, aunque es cierto que el centro huele peor. También depende de la hora. Mucho tráfico, contaminación y potas de borracho en ciertos sitios».
Alicia: «Madrid huele mal. Sobre todo en verano. Ni el camión que echa ambientador de pino puede tapar el olor. Sería lo más justo. Yo he llegado a tirar cubos de agua por el balcón. El ruido es un problema. Pero bueno, también me los han tirado a mí».
Paola: «No, tío. Está guay tener el bar debajo de casa, y esto pasa en todas las ciudades. Lo que creo es que en cierto modo la liamos mazo por la calle cuando llevamos un par de birras de más -y yo la primera, eh-. Vivo en Salitre, con balcón exterior. Créeme que todos los findes me dan conciertos con las nuevas canciones de OT la gente que pasa borracha por la calle. Alguna vez he pensado salir y unirme a cantar, ya que total, ya me han desvelado».