Antonio Luque, Sr. Chinarro, es un tipo abocado al presente y al futuro, siempre pensando en el próximo disco. Por eso, que edite el recopilatorio ‘Colección Permanente’ (Mushroom Pillow), es un hecho destacable. Cumplir 25 años de carrera (desde la publicación de ‘Pequeño Circo’ en 1993) bien merece una celebración y unas cuantas preguntas aunque, en el interín, acaben cayendo temas chinarros como las redes sociales, la precarización de la música o la cruzada de Luque contra la falta de profesionalidad en el mundillo. Sr Chinarro actúa en El Prat de Llobregat este viernes 14 de diciembre y el 16 de enero en Madrid. Detalles, aquí. Foto: Jordi Santos.
‘Colección Permanente’ es tu primer recopilatorio, si descontamos la colección de rarezas ‘Despídete del lago’ (2001). ¿Por qué has tardado tanto en sacar un recopilatorio?
También en septiembre [Mushroom Pillow] sacó los EP’s extraños que no estaban en Spotify, ‘Balones fuera’. ¿Por qué he tardado tanto? 25 años, las bodas de plata… (Pausa) Como ha coincidido con la vuelta a Mushroom Pillow, es una manera de refrescar la memoria a todo el mundo. Salió ‘Asunción’ en abril, pero justo llegó el verano y las dinámicas del mercado ahora son tales que, justo antes del verano, nadie presta atención a nada, porque está todo el mundo pensando qué pulserita de festival va a llevar. Vuelve otra vez septiembre y se anuncian otras cosas. Y nada, es otra manera de decir “aquí estoy yo, llevo (o he soportado) 25 años”.
El recopilatorio empieza precisamente con tu etapa en Mushroom Pillow, con ‘El fuego amigo’ (2005). Imagino que esto te lo va a preguntar todo el mundo pero… ¿por qué no hay canciones de tu etapa en Acuarela?
Porque hacer dos vinilos era un poco Cristo. Yo lo he propuesto, tenía un listado. Como todo el mundo habla de esas dos épocas, que está muy bien, pues un doble LP; uno tal y el otro cual. Pero no, porque el precio de fabricación sube mucho. Y, al fin y al cabo, a la gente que es nueva, le vamos a llegar con estas canciones. Estoy hablando de lo que dice el sello. “No vamos a llegar a nadie nuevo con las canciones de antes”. ¿Y para qué me voy a encabritar con “Buahhh, ¡quiero un doble LP! ¡Qué sabrán! ¡‘Sal de la tarta’! ¡’Quiromántico’!”? ¿Quién las va a [escuchar]? Si alguien las quiere escuchar, siguen ahí, de todas maneras. En Spotify. ¡Incluso en los cd’s! ¡No es que las hayamos borrado!
¿Y qué otro criterio usaste a la hora de escoger los temas? Me choca no ver piezas tan significativas como ‘Babieca’, ‘El gran poder’ o ‘El progreso’.
‘Babieca’ es muy larga. La intro esa que tiene, habría que haber hecho un trabajo de mastering, cortar esa parte y… eso no me gusta. ‘El gran poder’ es lenta. Y se pretende que la colección de las 14 canciones todas sean un poquito animadas, porque estamos en España y todo el mundo quiere estar feliz y eufórico todo el tiempo. Y hay que darle al público aquello con lo que se quiere identificar. ‘El progreso’ está todavía bajo licencia de El Segell, por eso no hay ninguna canción de ese disco. Tampoco hay ninguna del nuevo, ‘Asunción’, porque acaba de salir. De ‘Perspectiva caballera’, como es mío el máster, creo que Mushroom Pillow no ha querido abrir ese melón (risas).
¿Y por qué el retorno a Mushroom Pillow, tras estar en El Segell del Primavera?
No es sólo por todos los discos que sacaron Mushroom Pillow. Es que también compraron los másters a Acuarela. Así que todo mi trabajo, exceptuando ‘Perspectiva Caballera’ y ‘El progreso’, está en el sello. Como tampoco nos habíamos peleado ni había ocurrido nada terrible ni yo tengo una ambición desmedida “es que Mushroom Pillow se me quedó pequeño”… Nada de eso, al contrario. Quise probar la autoedición desde la época de Acuarela, pero nunca me atreví porque trabajaba en otras cosas (y eso necesita mucho tiempo). Me atreví, hice ‘Perspectiva Caballera’, en cuyo follón me salieron prácticamente todas las canas que luzco ya para siempre, y me di cuenta de que era mucho trabajo. Conté con el apoyo de El Segell para el siguiente, vi que tampoco era la fórmula, que estaba más cómodo con Mushroom Pillow.
‘Grabo un disco, lo desprecio y lo tiro’, es algo que decías en tu primera época…
¡Sigo haciendo lo mismo! Lo que pasa es que ahora hay que hacer un poco de gira, a defenderlo, porque no me dedico a otra cosa. Pero es que es necesario olvidarlo [el disco] en cuanto lo haces porque, si no… ¿cómo haces el siguiente?
«Se pretende que la colección de las 14 canciones sea un poquito animada, porque estamos en España y todo el mundo quiere estar feliz y eufórico todo el tiempo»
Precisamente eso quería preguntarte. Si a día de hoy, continúas tan desapegado a tu obra previa. Das la sensación de que siempre estás abocado al futuro.
Sí, sí. ¡Claro! Esta mañana mismo, estaba intentando montar una canción con mi garageband, mi tarjeta de sonido, mi guitarrita… Ese es mi verdadero trabajo. Darle forma a melodía, a letras, a ideas. Vender una recopilación, como ahora estoy haciendo aquí, con la colaboración de vuestro medio -que yo agradezco mucho-, pues también lo tengo que hacer, pero… Lo mío es más lo otro, la verdad.
A pesar de evitar la nostalgia… ¿hay algún disco o etapa pretérita que tengas como favorito? ¿Algo de lo que te arrepientas?
Me gusta mucho ‘Cobre cuanto antes’ (2002). Es mi disco favorito. Siempre lo digo y parece una boutade porque… (risas) es verdad que es muy raro. Pero me gusta cómo suena, me lo pasé muy bien grabándolo. Tenía una libertad total y absoluta, como seguramente no vuelva a tener nunca jamás. Y eso, cuando lo escucho, lo vuelvo a sentir.
«Spotify es como una radio. Es lo mismo que ahora van a hacer los partidos políticos para buscar a los votantes. Saben lo que quieres y te van a manipular, te van a llevar hacia donde ellos quieran (…) Son Los nuevos 40 Principales»
¿Crees que, teniendo una obra tan extensa, te puede afectar vivir en la era del streaming? Los oyentes tenemos todo al alcance y poca paciencia. Si no nos gusta una canción, pasamos a otra…
Claro. Es increíble porque, al haber puesto al alcance de todo el mundo –pagando la cuota de fibra, más la de Spotify- , al estar todo ahí, es: “Dios mío, ¿qué coño pongo?”. Pues te lo ponen ellos. “Descubrimiento semanal”. “Lista tal”. “Radar noséqué”. Es como una radio. Es lo mismo que ahora van a hacer los partidos políticos para buscar a los votantes. Saben lo que quieres y te van a manipular, te van a llevar hacia donde ellos quieran. Con lo cual yo ya directamente me pierdo. No sé qué estrategias promocionales puede tener ahora un sello para conseguir que unas canciones nuevas lleguen a unas personas que, por empacho, por agotamiento, cuando llega el momento de buscar y no saben, se lo pone Spotify. Son los nuevos 40 Principales. Realmente no eres tú el que eliges, te lo dicen ellos. Yo mismo tengo puesta la lista de descubrimiento semanal en automático para que se descargue. Entonces estás escuchando los 40 Principales. “Lo hemos hecho a medida de tu cabeza loca”.
«El mayor esfuerzo para Chinarro lo ha hecho Mushroom Pillow. Y el disco en que más invirtieron es lo que tiene Pablo Alborán para chicles, caramelos y pipas en sus discos»
Tras 25 años, ¿crees que formas parte ya del paisaje sentimental del pop de este país?
Los que no hemos salido del indie no quedaremos en el recuerdo de nadie de aquí a treinta años. Hoy ‘La ventana’ de la SER ha abierto con una canción de Aute. Con nuestra generación no pasará lo de Aute, Serrat y todos estos. Nunca hemos tenido el apoyo que tuvieron ellos de sus discográficas. Llegamos en un momento de hundimiento de las discográficas. Al final, ¿a quién les dan las medallas? Medalla andaluza le dieron a Los Planetas, pero ellos sí tuvieron apoyo desde el principio, más allá de méritos artísticos que, de Los Planetas, no seré yo quien dude, al contrario. Pero sin dinero no hay memoria. Obviamente, habrá personas que me recordarán (imita la voz de viejo): “Yo de joven escuchaba a un loco que se llamaba Chinarro”. Pero, para la sociedad, quedan los que las multinacionales hayan querido, los que hayan tenido un gran apoyo económico, que no ha sido nunca el caso de Chinarro. Nunca. El mayor esfuerzo para Chinarro lo ha hecho Mushroom Pillow. Y el disco en que más invirtieron es lo que tiene Pablo Alborán para chicles, caramelos y pipas en sus discos. Pero no me quejo, no me cambio. Es así.
Dado tu tendencia de mirar constantemente hacia el futuro, se me hace raro preguntarte por ‘Asunción’, el disco que sacaste el pasado mes de abril. ¿Siete meses es mucho tiempo para seguir hablando de él?
Como bien decías antes, yo miro para adelante. Lo único que pienso es “¿cuántas canciones nuevas tengo? ¿Cuánto tardaré, con este promedio, en sacar el siguiente?”. Y de repente pienso “llevo dos años, ya voy mal”. Pero tampoco me voy a meter prisas porque no son buenas consejeras, me puede salir un disco regulero y, ¿qué necesidad hay? Por eso, una de las razones para sacar el recopilatorio era que yo me pueda tomar el verdadero regreso a Mushroom Pillow, que será el siguiente disco y no ‘Asunción’, que estaba grabado en principio para editarlo con El Segell. Es decir, que Mushroom Pillow ya se lo encontró hecho y grabado. El siguiente tengo que hacerlo con calma y hacerlo bien.
Tus discos son siempre muy reflejo de lo que estás viviendo en ese momento, ¿no?
Sí, pero tienen que servir para cualquier momento, tienen que entenderse fuera del tiempo. Tampoco es que sea tan gran artista como parecer atemporal, que trascienda épocas y tal. Siempre me ha parecido que mis canciones tienen ese punto profético a veces. Obviamente, lo hago bromeando conmigo mismo, no es que yo me crea Rappel o Sandro Rey, pero a veces veo que algo ya lo escribí antes de que pasara.
«Si los jóvenes no pillan los dobles sentidos, pues los hemos perdido como público. Y claro, la gente ya mayor va a conciertos o no va. También es verdad que los jóvenes no tienen dinero»
Los críticos también somos mucho de especular. A veces me siento como si estuviera haciendo un análisis de texto en vez de una crítica.
Pero es que eso es lo que pretendo, que mis letras se ofrezcan al juego, al buscar. ¡Pero la gente ya no quiere! Leí un texto de Soto Ivars en que decía que se había estudiado que los jóvenes no entienden ya los dobles sentidos de las palabras, porque toda la comunicación ya la reciben por vídeo -¡Mi hijo siempre está viendo youtube! Si quiere escuchar una canción, la ve ahí– . Esto nos llevaría a la necesidad de hacer un videoclip por cada canción, cosa que hace al indie más impracticable porque, para hacer un disco más diez videoclips -como han hecho ahora con Rosalía-, necesitas un presupuesto que no te lo van a dar si no haces unas canciones en las que alguien va a invertir porque ve claro que van a llegar a la masa. No en un sentido peyorativo, sino a un gusto más estándar, más fácil. Entonces, si no pillan los dobles sentidos los jóvenes, pues los hemos perdido como público. Y claro, la gente ya mayor va a conciertos o no va. También es verdad que los jóvenes no tienen dinero.
‘Asunción’ suena muy anglosajón, mientras que ‘El progreso’ era mucho más hispánico, no sé si a causa de la colaboración de Los Planetas. Y también parece más eufórico musicalmente pero, a nivel lírico, ¿lo consideras más oscuro que ‘El progreso’?
Sí. Hablábamos del punto español en la música. Está claro, J lo sabe. Y tenía claro que, en ‘El fuego amigo’ y en ‘El Progreso’, tenía que meter sus palmitas. Y es así y funciona. De hecho en ‘El progreso’ me faltaba una canción. Iba a grabar una que no me gustaba y J me dijo “¡Haz un fandango!”. Y grabamos el fandango ese tropical [ndr: se refiere a ‘Maravilla’]. Pillé un fandango cualquiera, pillé cómo era la estructura e hice una letra. Una canción hecha en el último momento. Pues luego, por los derechos de autor, veo que es la que más suena de ese disco. ¡Para mí era una broma totalmente! Pero estamos en España y parece que no se puede ir contra eso. ¡Pero yo sí puedo! Y eso es lo que he querido hacer con ‘Asunción’: no palmas, no guitarras… Porque a mí, el flamenco en realidad no me gusta. Desde pequeño. Era ir a la Feria de Abril y estar escuchando ese “ayyyy” (berrea imitando un quejío) o las sevillanas y es que me molesta, de verdad. Hoy mismo estaba escuchando el programa de deportes del mediodía en la SER y habían invitado a un cantautor flamenco. Y es que empieza “Ahhh” (imita al quejío otra vez) y ¡pam! Tardo dos segundos en apagarlo. Luego casi que me duele que las canciones que más funcionen de Chinarro sean esas que tienen ese punto español. Porque lo introduje y dejé a J que lo introdujera, porque para mí era como ironía; describir mi disconformidad y mis propuestas de cambio con un envoltorio hecho con lo que quiero cambiar. Un caballo de Troya.
«A mí el flamenco en realidad no me gusta (…) Casi que me duele que las canciones que más funcionen de Chinarro sean esas que tienen ese punto español»
Es que no lo puedo soportar. Dicen los flamencos que es una música que requiere un esfuerzo, que no es una cosa fácil. Pues muy bien, pero es un esfuerzo que no pienso hacer, simplemente. Me gustan los verdiales. Fíjate que es una de las pocas cosas que me han gustado de verdad específicas de Málaga, junto a las sardinas –aunque dejan muy mal olor cuando paseas por la playa–. En los verdiales sí que veo una fiesta y no una queja. Están bailando, están dando alaridos, es un ritmo frenético, con ese colorido… Eso sí que lo veo muy interesante. Pero es una cosa tan local… No voy a hacer un disco de verdiales a estas alturas, aunque no se descarte.
‘Asunción’ viene de asumir, ¿no?
Sí. Y una de las cosas que asumo es que la música que a mí me gusta es el post-punk inglés (y bueno, el americano y australiano) de los años 81-84. The Sound, The Chameleons, Sad Lovers and Giants, The Cure, los Smiths… Ese es el estilo que me gusta. Y, cuando me gusta un grupo nuevo, es porque se parece a aquello. Y no hay más.
Ahora vamos por los temas de interés general. ¿Cómo valoras la irrupción de Vox en el Parlamento andaluz?
Si sólo fuera en el Parlamento andaluz… ¡va a haber un pibe en todos! ¿Y eso cómo lo valoro? Pues con terror. Aunque digan cosas que luego piensas: “esto quizás habría que decirlo más a las claras”. Como cuando defienden la custodia compartida. Pero dicen una cosa bien rodeada de tres burradas. Así que, aunque una cosa la digan bien, desde luego yo no los voy a votar nunca.
Y viviendo en Catalunya, ¿cómo ves/vives la actual situación política? ¿O es algo que crees que te pilla lejos?
No, no me pilla lejos. Entre otras cosas porque por ahí va a empezar el auge de Vox. Porque la gente… (pausa). El juego de las banderitas. “Diversión con banderas”, como Sheldon Cooper pero a lo chungo. Y la gente llega a un punto que se cansa del fútbol. De hecho el fútbol, los deportes, las Olimpíadas, en sus orígenes ya eran un pasatiempo entre guerra y guerra. Y llega un momento en que el pasatiempo se queda corto. La gente quiere acción. Los primeros que van a las barricadas a dar pedradas y eso, son los profesionales del asunto. Pero al final, el resto de la gente dice: “¡Venga!”. Hay una expresión que se usa mucho en Sevilla, no sé si aquí, que es “me apunto a un bombardeo”.
Sí, aquí también se usa.
Pues eso. Al final la gente se apunta.
¿Te consideras muy pesimista con el futuro, pues?
Bueno, estoy perfectamente convencido de que la gente se apunta a una nueva guerra. Las guerras van y vienen y, si uno vive setenta, ochenta, noventa años, como espero que vivamos aquí todos los presentes, una guerra nos toca. O el final de una, o la posguerra… Pero algo nos comemos con patatas. Los que nacimos en los setenta no vivimos la posguerra, así que algo nos va a tocar. (Pausa) Se supone que ahora las guerras las íbamos a hacer así a lo lejos, como en Irak. Pero lo de la guerra civil es mucho más potente, puede uno ajustar cuentas personales. Es mucho más entretenido.
Ya lo canto en ‘Mi utopía’. En una reunión de comunidad ya ves lo fácil que es una guerra civil. Si en todos los años tan malos de la crisis se les dice a los catalanes por parte de sus representantes que “¡pagamos 16.000 millones de euros más que recibimos!”. No sé qué clase de cuentas hacen. Y seguramente sea hasta verdad. “Si esto fuera para nosotros solos, pues podríamos hacer tal, tal, tal. Pues no pagamos”. Vale, pero eso es como cuando el que vive en el bajo dice que no paga la cuota de comunidad porque no coge el ascensor. Es que es igual. Y está feo. Igual habría que ajustar, hacer mejor las cuentas… Pero separarse del todo… No me gustaría que a mi hijo le pidieran el pasaporte por venir algún día aquí. ¡Aunque prefiero que pueda venir con pasaporte a que tenga que venir con la bayoneta!
«¡A todo el mundo le toca! Si no un pito, una pelota. Al final te toca un enganche de esos, un beef que le llaman»
Hace un par de años nos decías que te daban más miedo las redes sociales que el gobierno. Y a principio de año tuviste todo el follón con tu tuit sobre OT…
¡Yo no tuve ningún follón! El Javi ese, que yo no sabía ni quién era y que, además, ya hemos visto suficientemente en la tele que es un histérico, respondió ahí y toda su corte le siguió la corriente. Yo ni he visto Operación Triunfo ni la voy a ver.
Lo que quería decir es… en ese momento pensaste “¿ves como tengo razón?”.
¡A todo el mundo le toca! Si no un pito, una pelota. Al final te toca un enganche de esos, un beef que le llaman. Siempre hay alguien que responde que le pilla el día malo y tú te enganchas. Hace tiempo había tenido otro con uno de la Fundación Robo, porque dije algo de los operarios de las fábricas, de cuando yo trabajaba de encargado y… prefiero no volver a abrir ese melón (risas). Ya tuve uno, en este caso de “te busco y te pego”.
¡Eso es como de patio de colegio!
Ya, igual, igual. Entonces ya no pongo nada. Igual algún día se me escapa algo y luego lo borro. Ya no escribo nada. Ya he conseguido borrarme de ahí.
De hecho, buscando precisamente el tuit de OT, descubrí que tus dos cuentas de twitter arrancan ahora desde el 5 de noviembre, que todo lo anterior había desaparecido.
Sí, he borrado. Pero, de todas maneras, cuando venga la guerra y quieran mirar de qué pie cojea cada uno, tienen todo ahí, ¿eh? Borrarlo, todo eso no se borra.
¿Ejercicio de autocensura, cansancio o simple limpieza?
No, no, de autocensura. Estoy convencido de que eso lo miran, está hecho para que lo sepamos. ¡Una confesión! ¡Es el nuevo confesor! De hecho, seguro que la Iglesia también lo usará. De hecho, a mucha gente le pillan delitos, ¿no? Cuando se graban en Facebook conduciendo a 180. Y luego va la policía y te encuentra.
También hay que ser un poco melón para colgar eso.
¡Y también había que serlo para contárselo al cura! Y la gente iba y se lo decía. ¡Igual de melón! Y luego se enteraba todo el pueblo, el alcalde y la Guardia Civil.
Claro que estás comparando dar tu opinión con mostrarte públicamente cometiendo un delito.
¡Es que es lo que sea! ¿Yo que tengo que decir de política? Es que los analistas políticos van a la tertulia de la tele y cobran 400-500 pavos. A mí me pagan 500 € al mes y yo te cuelgo mis opiniones políticas en tuiter, no tengo ningún problema. ¡O los que ponen sus poemas! Chico, ¿luego cómo vas a vender el libro? Si quieres vivir de eso… Mucho intrusismo profesional en muchas ramas se consigue gracias a la difusión automática de las redes. Mucha gente dice “bueno, yo no voy a ser profesional en esto, pero lo pongo ahí gratis por el like”. Con eso se consigue desprestigiar profesiones que no son útiles al poder. Ha sido una manera de quitárselas de en medio. Entre ellas… la de crítico musical. En tanto como divulgador o divulgadora de cultura.
«¡A mí me gusta escuchar diez canciones! Pero no. ¡La gente quiere una! Siempre lo comparo con la lotería, la quiniela o la primitiva. “¿Cuántas apuestas?” ¡Una! Total, si me tiene que tocar… Escriben cuarenta canciones y no graban diez, graban una, pensando jugarlo a esa carta. Es supertriste».
Bueno, ya se debate sobre si la prensa escrita musical y los análisis más en profundidad van a desaparecer del todo devoradas por la inmediatez que ofrecen las redes.
Y nuevos grupos de chavales que descubro y me molan, entras y sólo hay una canción. ¡Una! ¿Y el disco? ¡No hay disco! Una, una, una… Que es un Cristo, porque tienes que añadirlas a una playlist para luego poder escucharlas todas seguidas. ¡A mí me gusta escuchar diez canciones! Pero no. ¡La gente quiere una! Siempre lo comparo con la lotería, la quiniela o la primitiva. “¿Cuántas apuestas?” ¡Una! Total, si me tiene que tocar… Escriben cuarenta canciones y no graban diez, graban una, pensando jugarlo a esa carta. Es supertriste. ¿Y si la buena era la otra? Nunca lo sabes. Es por eso de la inmediatez. Tiran con una, para ir teniendo presencia en los medios. La prensa… no sé si siguen leyendo esos reportajes. Hombre, si sale un rapero en la portada, ¡no lo compro! (risas). Pero bueno, manía mía, que no me gusta el rap.
Te leí en tu blog de la FNAC hablando del Primavera Club, precisamente sobre eso. Que no te gustaba el trap, aunque te lo programaran.
Pero lo ponían más tarde, que es cuando va la gente, la canallita. Me vino de maravilla porque los grupos de música (risas) eran temprano. Iba, un perrito caliente, otro concierto, otro grupo, y a las once para casa. ¡Horario de señor!
Coincidimos en la apreciación de Halo Maud…
¡Buenísima! Sonidazo.
«Tirzah tiene muchos más seguidores que Halo Maud. Es como que se premia el no hacer, la vagancia, el no molestarse en hacer una estructura de canción tan complicada, tan interesante, tan psicodélica como la de Halo Maud»
A raíz del concierto descubrí el disco.
Buenísimo. Y has visto que no tiene muchos seguidores. No tiene Instagram ni nada, poquísimos seguidores, poquísimos plays mensuales… Yo no entiendo a la gente. Me moriré sin entenderla, vamos. Al final tiene más seguidores Tirzah. No está mal, incluso escuchando el disco, que tiene más detalles. Pero es… ¡un loop hecho con un sinte de esos pequeños de los modernos! Ni siquiera se molestan en tener un sinte bueno. Un loop ahí, luego la chica allá. Tiene el mérito de que hace el autotune ella. Que mi hijo Guille también lo sabe hacer, por cierto. ¡Imitan el efecto digital! La naturaleza imitando al arte. El arte por llamarlo de algún modo. Total, que Tirzah tiene muchos más seguidores que Halo Maud. Es como que se premia el no hacer, la vagancia, el no molestarse en hacer una estructura de canción tan complicada, tan interesante, tan psicodélica como la de Halo Maud. Eso no se premia. Se premia hacer dos loops y jalijaaa (berrea sincopadamente) sin sacar las manos del abrigo. Son modas. También hubo una moda del indie hace 20 años. Al final algo quedará del trap y de todo este asunto, algo interesante, seguramente mezclado. Lo bueno de cada estilo se va quedando mezclado con lo que ya venía y se va enriqueciendo el discurso cultural. Pero la nueva moda, el hype como sea que se defina, a mí no me interesa nada.
«Queen son insoportables (…) ¡yo tampoco sería capaz de hacer una canción de Queen! Hombre, las buenas sí. ‘I Want to Break Free’, ‘Radio Ga-ga’… Esas sí las sé hacer, porque son las pop. Pero un tostón como ‘Bohemian Rhapsody’… ¡Dios me libre! Para eso hay que tener unos conocimientos musicales»
Siempre está la ley del péndulo. Ahora resulta que el artista más escuchado en streaming es… Queen.
Ya ves. Son insoportables. Pero también pasa que los niños tienen hoy aún menos formación musical. Ya no hay clases de música en la ESO ni en nada. ¿Cómo hacer una canción de Queen? Vamos, ¡yo tampoco sería capaz de hacer una canción de Queen! Hombre, las buenas sí. ‘I Want to Break Free’, ‘Radio Ga-ga’… Esas sí las sé hacer, porque son las pop. Pero un tostón como ‘Bohemian Rhapsody’… ¡Dios me libre! Pero para eso hay que tener unos conocimientos musicales. Eso no se hace cogiendo un cachillo de ahí, copiando de este… Para eso hay que saber. Sin embargo, el resultado a mí no me parece interesante. Igual que tampoco me interesa Tchaikovsky.
Junto a la formación musical, a los niños también les faltan medios. Pero sí que tienen todos una tableta donde sí pueden marcar un ritmo sencillo. Hacer lo que hace Tirzah se puede hacer con un Ipad. Claro, es una herramienta muy potente en mano de todos los niños y jóvenes del mundo. Lo que yo empecé a hacer con dos radiocasetes, copiando de una cinta a la otra el ritmo. Me acuerdo que cogía el ritmo de una canción de Rosendo en directo y lo iba copiando. Un sample artesanal, parando y arrancando. Obviamente, se notaba el salto de la cinta. Pues encima de eso grabamos con un colega mi primera canción medio de broma, con una guitarra española y demás en casa de mis padres. Eso hoy en día lo pueden hacer con un Ipad, con autotune; si no tienes voz ni oído se lo afinan. Las herramientas para hacer eso que está de moda son muy potentes. Es decir, que las modas vienen por las herramientas. En cuanto tengan más herramientas, cuando se ponga de moda Queen, se empezarán a vender más guitarras eléctricas -que, por lo visto, se ha parado muchísimo-. ¿Tú sabes lo que costaban los cacharros que llevaban los de Halo Maud en el escenario? ¡Una fortuna! Guitarras buenas, sintetizadores analógicos vintage, amplificadores… Eso vale mucho dinero. Y luego sale la de Tirzah con un sinte que vale 300 euros, el micro y el abrigo y a la gente también le mola. Entonces, ¿qué van a hacer los jóvenes? Pues eso. Por no hablar de esta que es tan buena, Okay Kaya. Ella salió con su guitarra, que ese formato no desaparecerá nunca, que es el trovador. Se da mucho en las mujeres que, por suerte, antes costaba y ahora hay muchas mujeres en la música, cosa muy a celebrar. Sobre todo, si son tan buenas como Okay Kaya. Y también vino con su guitarrita, su sinte, para hacer cuatro cositas y ya está. Son estilos y modas que vienen determinados por otras circunstancias: la educación, los recursos…
Bueno, pero muchas veces ese formato no se hace tanto por gusto como por eso, por falta de recursos, por no tener dinero para llevar una banda.
Bueno es que una banda créeme que vale mucho dinero. Ahora vamos cinco y es una inversión. Llevar a cinco personas en una furgoneta, la furgoneta, el gasoil, las comidas, el hotel… Todo eso vale mucho dinero. Y, sin embargo, hay muchas bandas tocando por ahí gratis. Por la promoción, dicen. ¡Hay que ser carajote! O van por 500 euros, que es casi como hacerlo gratis. No hace mucho, escuché de unos que, para un festival –no diré cuál– se han cruzado la península entera por 200 pavos. ¡Con eso no pagas ni el gasoil! ¿Y por qué? ¡Por la “promoción”! Pues por la promoción, hazte un vídeo o degüella una gallina. Por favor, si me da oportunidad de decirlo, ruego encarecidamente: ¡quédense en su casa!