A mediados de los años 90 no era muy guay ser fan de Mariah Carey. El mundo estaba plagado de resaca grunge, riot-grrrls y Brit pop y aquella «fantasía» de patines, Photoshop y sonados playbacks no eran una posibilidad si te tomabas la música medio en serio. En otras palabras, si a los 15 años me hubieran dicho que con 38 iba a estar en el Palacio de los Deportes, el mismo que pisaron primero Nirvana y después Oasis, viendo a Mariah Carey cantando ‘Hero’ delante de un árbol de Navidad grotesco, habría apostado muy fuerte a que me iban a abducir o algo. Foto: Óscar Lafox.
Pero 20 años después, Mariah ha resultado ser una persona mucho más influyente de lo que muchos adivinaron. El mayor hit mundial en este momento, ‘thank u, next’, suena a ella, pues siempre ha sido una influencia declarada en Ariana Grande; y lo que es más importante, Carey ha resultado ser autora (no solo intérprete, autora) de uno de los villancicos más famosos de la historia, ‘All I Want for Christmas Is You’, y encima ha publicado en 2018 un álbum que está -SPOILER- entre los mejores discos del año, ‘Caution‘.
Mariah Carey no viene a presentarlo porque a la gente no le importa lo que grabe por mucho que su talento e intuición no se hayan ido a ningún sitio (saludos a casi todos los del grunge, el Brit-pop, etcétera). Convertida en una diva navideña, concentró su repertorio de esta gira de finales de año en repasar los temas de sus dos álbumes vacacionales al respecto. La experiencia podría haber sido un suplicio de baladas y ñoñería, pero no lo es en absoluto por varias razones: plagado de regalos envueltos (cajas vacías, supongo) y otros motivos navideños, el show es perfectamente consciente de su factor kitsch. Mariah puede aparecer impecable sobre el escenario y repetir hasta la saciedad que esta es su «época favorita del año», pero es perfectamente capaz de reírse de sí misma, y así, vemos a sus maquilladores aparecer por el escenario para retocarla, o a un Bryan Tanaka que a duras penas aparece por el set para ayudarle a bajar escalones. ¡Bravo!
Además, aunque el concierto arranca con tremendo baladón, ‘Hark! The Herald Angels Sing’, arropado por 3 músicos y 3 coristas en un segundo nivel, y un pianista en el primero (después se sumará un coro góspel), pronto irrumpen niños bailando, bailarines y hasta nieve como colofón final durante la última canción, que solo podía ser ‘All I Want for Christmas Is You’. Antes había cabido el fiestón y la celebración que había sido por ejemplo ‘Oh Santa’. Más efectivo en esos momentos saltarines que en el rollete de ‘Silent Night’, el show despunta sobre todo en los momentos más soul, como ‘Christmas (Baby Please Come Home)’ o ‘Here Comes Santa Claus’, entre el disco navideño de Phil Spector y el funk. Mariah está en una forma física estupenda, con una voz espectacular que muy evidentemente va en directo (casi los coristas son los que suenan más a lata) y está ultra dicharachera bromeando sobre el día en que cantó en castellano cuando ya no es capaz, se echa algo en la boca con un spray o se toca la oreja durante esos célebres chillidos que mete y que en su último punto solo pueden escuchar los perros.
Antes de que aparezca luciendo sus piernas durante ‘All I Want For Christmas Is You’, Carey tiene tiempo también de recuperar algunos hits ajenos a la Navidad. Son ‘Emotions’, el pelotazo en USA que representó ‘We Belong Together’ y una ‘Hero’ que emociona al público hasta el infinito. El concierto es corto, en torno a los 80 minutos, pero 120 de villancicos habrían sido demasiado para mi cuerpo después de media hora de retraso. Mariah sale así por la puerta grande e incluso con ganas de realizar un mastodóntico «meet and greet» con medio Madrid, si bien dejando unas cuantas preguntas en el aire: si canta bien, si no hace playback, si sabe reírse de sí misma, si es divertida, si es llana, si sigue sacando buenos discos… ¿no debería cambiar de oficina de management? 8.