Una nueva película de Quentin Tarantino siempre es un acontecimiento en la cultura pop, y de nuevo lo será ‘Érase una vez en Hollywood’, su noveno film. Y, de cara a su estreno el próximo 26 de julio y tras una semana en la que se habían venido mostrando los primeros fotogramas de la película, se acaba de poner en marcha a pleno rendimiento la maquinaria mercadotécnica con la presentación de su primer tráiler, que además revela un argumento que, fiel a su carrera reciente en películas como ‘Los odiosos ocho‘, ‘Malditos bastardos’ y ‘Django desencadenado’, se sitúa en un contexto histórico pasado.. aunque esta vez no tanto.
Protagonizada por Brad Pitt, Leonardo DiCaprio y Margot Robbie, se sitúa en Los Ángeles, en el convulso verano de 1969, contando la historia del actor en horas bajas Rick Dalton (DiCaprio) que, tras un pequeño éxito televisivo, quiere relanzar su carrera en el cine de acción de la mano de su doble Cliff Booth (Pitt). Con apariciones de personajes históricos del showbusiness de la época como Bruce Lee (Mike Moh) y Sharon Tate (Robbie), el film nos sitúa en una historia que pretende plasmar el fin de la edad dorada de Hollywood.
Aunque una de las cosas que más nos han llamado la atención es la música, uno de los grandes atractivos de la filmografía del director de ‘Pulp Fiction’. Esta vez, tras escuchar los primeros compases de ‘Straight Shooter’ de The Mamas & The Papas, prácticamente todo el clip está protagonizado por ‘Bring A Little Lovin’‘ del grupo español Los Bravos, que en realidad era una versión de los australianos The Easybeats, que el grupo comandado por Mike Kogel convirtió en un hit en Estados Unidos, llegando a entrar en el Billboard Hot 100.
Si bien en algún momento se especuló con que la historia se centraría en los asesinatos instigados por Charles Manson en aquel mismo verano del 69 (obviamente, siendo Tate uno de los personajes, subyace de alguna manera en la trama), el guión parece considerar otros muchos sucesos que acontecieron en aquellos meses en Estados Unidos, como los disturbios de Stonewall o el festival de Woodstock. Aunque, a tenor de lo visto, no rehúye la comedia.