Amanda Palmer / There Will Be No Intermission

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Amanda Palmer / There Will Be No Intermission

La que fuera la mitad de The Dresden Dolls, Amanda Palmer, nunca ha destacado por ser una de esas artistas que se autocensuran por el temido qué dirán. Pero en este ‘There Will Be No Intermission’ deja clara una cosa, incluso, desde su propia portada: como nunca, en estos diez temas (a los que hay que incluir otros diez interludios) se desnuda ante sus numerosos fans con la ayuda del productor John Congleton. Del mismo modo que en su anterior LP en solitario, ‘Theatre Is Evil’, este nuevo disco es una realidad gracias a una campaña de crowdfunding. Pero si bien su anterior largo destacaba por su eclecticismo teatral, en esta ocasión la estadounidense focaliza prácticamente todas sus fuerzas en baladas al piano o al ukelele que sorprenden por su brutal honestidad.

En ‘The Ride’ o ‘A Mother’s Confession’ se pasa de los diez minutos de duración, pero no por ello resultan piezas cansinas o innecesariamente estiradas porque sí. Amanda tiene muchas, muchísimas cosas que contarnos en unas letras que lo focalizan todo. Este es un trabajo que hay que degustar con calma y, si es posible, con el libreto abierto para que no se nos escapen las historias que plasma. En ‘Drowning in the Sound’, en la que sobrevuela la sombra de Kate Bush, critica la hipocresía de las redes sociales y lanza unos buenos dardos al gobierno estadounidense por su ineficacia a la hora de abordar un cambio climático que pasará mucha factura a futuras generaciones. ‘Judy Blume’, por su parte, se la dedica a la escritora del mismo nombre, quien fuera su mayor compañía en casa durante su dura adolescencia.

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Hay mucho que rascar a lo largo de esta más de una hora de intensidad y psicoanálisis musical. En ‘The Thing About Things’ no tiene problema alguno en contarnos que mantenía una muy mala relación con su abuelo gay pero que, una vez fallecido, empezó a aprender a amarle. Aunque si una pieza destaca esa es la folkie ‘Bigger on the Inside’, donde narra cómo en 2013 pasó uno de los peores años de su vida. Entre otras vicisitudes perdió a un amigo de cáncer, tuvo que batallar con las críticas que su anterior campaña de crowdfunding generó y, además, hace mención a un muy discutido poema que hizo público tras el atentado del maratón de Boston dedicado a Dzojar Tsarnaév, uno de los perpetradores de la masacre. De esto va precisamente ‘There Will Be No Intermission’, de vulnerabilidad y rendir cuentas con el pasado.

Los fans del debut de Marina and the Diamonds seguro que estarán encantados con ‘Machete’. No obstante, otro tema a reseñar es ‘Voicemail for Jill’, una canción que critica con muchísimo tino la incomprensión que padecen las mujeres que se han visto obligadas alguna vez en su vida a abortar y cómo únicamente ellas, lejos de cuestionar esta siempre dolorosa decisión, deberían unirse y apoyarse en una realidad que la mayoría de las ocasiones es silenciada socialmente.

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Sonoramente ‘There Will Be No Intermission’ no es un disco revolucionario ni pretende serlo porque parte de un mismo patrón, pero eso no ensombrece su poderoso mensaje. Amanda, sin necesidad de colarnos metáforas carentes de sentido, aprovecha la ocasión para escupir verdades de esas que duelen. Por mucho que públicamente ella se muestre siempre como una mujer fuertísima, estas canciones nos hacen comprender la otra cara de una artista de lo más atípica.

Calificación: 7,2/10
Lo mejor: ‘The Ride’, ‘Drowning in the Sound’, ‘Bigger on the Inside’, ‘Voicemail for Jill’
Te gustará si te gustan: los discos muy intensos, Kate Bush, y las baladas al piano
Escúchalo: Spotify

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