Dexter Fletcher, el director que terminó ‘Bohemian Rhapsody‘ aunque en los créditos solo figurara el despedido Bryan Singer, es el responsable finalmente de ‘Rocketman’, el biopic de Elton John del que os hablamos por primera vez hace 8 años (!), que estuvo a punto de estar protagonizado por Justin Timberlake y que llega a los cines en medio de lo que va a ser la gira de despedida de los escenarios de Elton John.
‘Rocketman’ parte de un momento muy difícil en la vida del cantante, su acudida a la desesperada a una reunión de Alcohólicos Anónimos en medio de una crisis personal de diversa índole, para tratar de ahondar en sus causas. Recorriendo una Inglaterra en la que le vemos de niño, esa Inglaterra de educación férrea de la que nacen hooligans y sobre la que nunca nos cansaremos de saber más; llegando a sus primeros coqueteos con la fama y pasando por el descubrimiento de su homosexualidad, la película es un entretenido paseo por diversos ámbitos de la vida de Elton John, una de las estrellas más exitosas de los años 70, cuya fama ha logrado además extenderse décadas después. Entre hábiles números musicales en los que se nos presentan temas como ‘Your Song’, la preciosa ‘I Want Love’ o ‘Crocodile Rock’ con los pies de Elton volando hacia la fama ante la atenta mirada de varias celebridades de la música americana, los 121 minutos de metraje parecen 105. Hay -como también sucedía en ‘Bohemian Rhapsody’- un error de cronología en la situación de esta última, ¿pero a quién le va a importar?
La cinta se atreve a enseñar, muy tímidamente, algo de la vida de cama de Elton donde ‘Bohemian Rhapsody’ se mostraba algo más puritana; no se corta al vincular al artista con el consumo de drogas y alcohol; ni a hablar de su fracasado matrimonio heterosexual a mediados de los años 80. Sin embargo, cuando llega el epílogo, la cosa se estropea: varios rótulos ejercen de lavado de cara total para la imagen actual de Elton, su propio nombre aparece desvergonzadamente en los créditos como productor ejecutivo, se hace demasiado evidente que este es un biopic autorizado, y ahí es cuando surgen unas cuantas preguntas.
Elton John, además siempre oculto tras las letras de su colega Bernie Taupin… ¿ha llegado realmente a revelar tanto de sí mismo en este ‘Rocketman’? Se habla de sus vicios en pasado, como algo superado, y el guión es muy parco en detalles introspectivos o conversaciones esenciales de su vida privada más allá del cliché «su padre no le quería», «a su madre le era indiferente», y eso le llevó a ser «alcohólico». En ese sentido, la película cae en demasiados lugares comunes sin que tampoco nos acerquemos tanto a sus miedos más íntimos, a sus fantasmas interiores, a su manera de ver la industria, a su necesidad de un letrista externo o a su interés por los vestuarios excéntricos. ¿Vienen de su huida de ser Regie y no hay nada más? Un dato: la película rara vez nos sitúa en un momento o un disco concreto del artista. Simplemente todo parece flotar… como el propio Elton.
Es de agradecer que ‘Rocketman’ evite caer en ‘Candle in the Wind’ y Lady Di para decantarse por enseñar otra faz menos conocida de la vida de Elton John, al tiempo que hace evidente su influencia en otros monstruos escénicos como Robbie Williams (a veces no sabes si el actor Taron Egerton está haciendo de Elton o de Robbie). Pero por mucho que el artista diga que le ruboriza ver esta cinta porque supone enfrentarse a cosas hace 30 años superadas, hay algo demasiado ensalzador en ella como para creérsela. Más que el escaso sexo, el alcohol o las drogas, al espectador le ruboriza hasta dónde se ha dejado al letrista Bernie Taupin como un ángel caído del cielo, y hasta dónde se ha hecho de John Reid un pérfido villano tan repeinado que ni en una película de superhéroes. 5,5.