Las 40 mejores canciones de Robyn

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Las 40 mejores canciones de Robyn

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Monument
2014

Una producción exquisita, que consigue ser a la vez delicada y fiera. Una de las mejores letras que han hecho tanto Robyn como Röyksopp por separado. Un estribillo que consigue transportarte a otra dimensión sin necesidad de ninguna sustancia. Un tema que no desentonaría en un servicio religioso, y que recuerda más a los Illuminati que ‘Illuminati’ de Madonna. Un interludio jazzy (con saxo a cargo de Kjetil Moster) que mejora todavía más la canción. Un videoclip que hace parecer costumbrista a ‘Prometheus’, lleno de mil referencias artísticas que ya diseccionamos en su momento. Una nueva versión en ‘The Inevitable End’ que aumentaba el carácter caótico y agresivo que, algo escondido, ya había en la canción. Por muchas razones, ‘Monument’ es uno de los grandes hitos de la carrera de Robyn. La sueca cuenta que las esculturas de Juliana Cerqueira Leite le inspiraron para escribir sobre la vida, la muerte, el paso del tiempo, el legado que queda -si queda- cuando todo acaba, y cómo descubrirse a una misma mientras reflexionas sobre todo lo que te rodea. En cierto modo, la canción funciona también como un guiño a ese “inevitable fin” de las colaboraciones entre Röyksopp y Robyn… o eso parecía. Pablo N. Tocino

12
Because It’s In The Music
2018

¿Alguna vez le habéis cogido asco a un grupo/a un solista porque era el grupo preferido de alguien que también parecía que iba a ser vuestra persona preferida… pero que ahora lo que os da es asco? Y, al contrario, ¿se os ha revalorizado un grupo o un solista por la conexión que tienen para vosotros con un momento concreto y, especialmente, con una persona concreta? Hablamos de grupos y solistas, pero también pasa con canciones concretas, y muchas veces no tiene que ver con la letra de la canción ni con que sean similares entre sí (a mí me pasó por ejemplo con ‘Exit Music’ de Radiohead y ‘Switch’ de Iggy Azalea, que ya veis lo que se parecen). Pues de todo esto habla Robyn en una de las joyas de su último álbum, y centra su atención en un aspecto concreto: la cosa no es ya que tú te acuerdes de él/ella cuando la escuches -y aun así te la pongas porque eres un/a masoca-, la cosa es cuando esa persona la escucha… ¿se acordará realmente de ti? El puente nos deja muy blanditos diciendo exactamente eso: “and I wonder when you hear it / are you getting that same feeling? / like you wanna break down in half / I keep playing it anyway / anyway / anyway…”. Como curiosidad, la intención de Robyn y Klas Åhlund era hacer una canción puramente disco, pero Åhlund estuvo a punto de meter un solo de flamenco al final. La elegancia de este estupendo tema la tenemos también en la explicación que dio Robyn sobre el destino de esa idea: “we agreed to leave it off”. Pablo N. Tocino

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13
Who’s That Girl
2005

Ya hemos hablado de lo inspirador que fue para Robyn conocer a los hermanos Dreijer, The Knife, que le dieron ánimos para reanudar su carrera desde la independencia. Pero esa inspiración e impulso también se acompañó de música: la huella de los autores de ‘Silent Shout’ es inapelable en el peculiar sonido de sintes y percusiones de esta ‘Who’s That Girl’ que co-escribieron y produjeron para ‘Robyn’. Una canción verdaderamente vibrante y que, precisamente en esos timbales tan latinos, conectan con la Madonna de los 80 que también interpretó, de forma celebérrima, una canción y película con el mismo nombre. En ella Robin Carlsson se anticipa a la actual revolución feminista con un discurso que, 15 años después, es enarbolado por muchas artistas. Y es que, tras manifestar una postura totalmente en contra de las convenciones de género (“Las buenas chicas son guapas todo el tiempo / Yo solo soy guapa a veces” o “Ls buenas chicas no dicen no o pregunta por qué / Yo no te dejaré que me ames a no ser que te esfuerces de verdad”), Robyn desafía: “¿Quién es esa chica con la que sueñas? / ¿Quién es esa chica de la que crees que te has enamorado? / ¿Quién es esa chica? ¿Y si no tengo nada que ver con ella? No existe una chica así, no puedo soportar la presión / ¿Quién es esa chica?”. Pero la idea de no querer caer en las convenciones impuestas por el heteropatriarcado (“Vamos a jugar un juego nuevo / Tú serás la chica y yo el tío”) tiene, además de una lectura universal, otra particular que ha afectado recientemente a artistas como Marina Diamandis: ¿por qué las artistas tienen que ser exactamente como el público desea que sean? ¿Por qué deben soportar esa presión?

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14
Indestructible
2010

Creada con su inseparable Klas Åhlund, y con los arreglos de cuerda de Carl Bagge, ‘Indestructible’ es otra de las paradas obligatorias en la discografía de Robyn. La sueca quería hablar en ella de “lo que ocurre cuando conoces a gente nueva y te enamoras, el miedo que puede llegar a dar pero también lo divertido que puede llegar a ser”. Por tanto, tanto en su versión acústica como en la que da rienda suelta a la electrónica, la letra es visceral, sí, pero alternando referencias más sexuales (“a freeze-frame of your eye in the strobelight / sweat dripping down from your brow / hold tight, don’t let go / don’t you let me go”) con otras donde lo visceral va más por lo romántico y lo vulnerable (“and I never was smart with love / I let the bad ones in and the good ones go / but I’m gonna love you like I’ve never been hurt before / I’m gonna love you like I’m indestuctible”) y otras que pueden ser ambas (“this is hardcore, and I’m indestructible”). Una canción que, como también sería ‘Dancing on my Own’ es para que en la pista de baile no solo te rompas los huesos, y que la sueca llegaría a cantar en directo en los Premios Nobel. El conocido videoclip, a cargo de Max Vitali y Nils Ljunggren y en el que se usaron cables y tubos de una longitud de ¡kilómetros!, presenta a Robyn y a distintas parejas besándose y follando, pero no de la forma en que se ve en las películas: “el sexo está en cualquier parte todo el tiempo, pero raramente se representa de manera real, y el vídeo es para darte una imagen de qué es realmente el sexo”, declaró en su momento la autora de ‘Body Talk’. Pablo N. Tocino

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15
Eclipse
2005

Robyn no es una artista conocida por sus baladas y, aunque muchas de sus canciones logran emocionar hasta la congoja, suele (como ya hemos mencionado) provocarlo mientras nos hace bailar. Pero hay excepciones, como esta ‘Eclipse’ que es además una excepción en más sentidos, puesto que es una de las pocas canciones de sus discos que no ha escrito (o co-escrito ella). Se trata de una composición de Klas Åhlund, prestada para ser cantada por ella aunque su letra es profundamente personal: el miembro de Teddybears captura con palabras totalmente desarmantes ese preciso instante en el que, con solo miradas y gestos, unx es consciente de que una relación se ha agotado por siempre, irremisiblemente. Frases como “hay un eclipse en tus ojos, donde yo solía brillar” o “hay palabras que son mejores si no son pronunciadas”, en la sentida y delicada interpretación de Carlsson, apenas acompañada por un piano, un contrabajo y tenues efectos siderales, son totalmente turbadoras, espeluznantes, con medias caídas y crescendos. No es que sea la mejor balada de Robyn, es que es una de las baladas de este siglo.

16
Time Machine
2010

Robyn nunca escondió lo mucho negativo que aprendió a la fuerza de la industria musical durante el inicio de su carrera. Obvia decir que, cuando canceló su contrato con Jive Records, rehusó trabajar con la pléyade de hombres que habían intervenido en su frustración, entre ellos Max Martin, y no quiso contar con el artífice de sus primeros éxitos en ‘Robyn’. Sin embargo, el éxito de su refundación artística de mitad de los 00s cambió esa perspectiva y la llevó a contar con él para ‘Body Talk’. “Era el momento perfecto”, decía en entonces en una entrevista. “He cerrado un círculo. Es una forma de demostrar que no intento distanciarme del sitio del que vengo. Lo importante siguen siendo las canciones”, ahondaba. Y, desde luego, esa ‘Time Machine’ que supuso su reencuentro musical no podía ser más certera. Casi se diría que incluso la idea de una máquina del tiempo (mención incluida al célebre Delorean de ‘Regreso al futuro’) que emplea la letra para arrepentirse de errores pasados está también relacionada con esa reunión. En todo caso, esta co-producción con Shellback (que años después ha sido clave en la carrera reciente de Taylor Swift, además de Katy Perry, Ed Sheeran, Maroon 5 y un largo etcétera) es el epítome de pelotazo dance-electro-pop, todo un antecedente musical de los primeros hits de Lady Gaga. Sin ambages.

17
Love Is Free
2010

Cuando se lanzó su disco conjunto con La Bagatelle Magique, Robyn explicaba que la frase “el amor es libre”, más incluso que la propia música, inspiró todo ese trabajo con el dúo formado por Christan Falk y Markus Jägerstedt. Falk la extrajo en forma de sampler –probablemente de algún grupo de R&B de los 90 como SWV o Boyz II Men, ya que en los créditos figura Charles Farrar, habitual autor y productor de aquellos– pero no había acuerdo en cómo enfocarla emocionalmente: el productor veía en ella un sad banger de esos que Robyn ya había demostrado dominar, pero la cantante la leía como una celebración más bien eufórica. El resultado final del single principal de aquel disco dice que ganó Robyn, puesto que derivó en un agitado número de disco house con vocación underground en el que la enérgica Maluca ponía el punto justo de sazón. Sin embargo, el clip del tema, lanzado varios meses después, no rehuía el profundo vacío que dejó en Robyn la pérdida de Falk. El vertiginoso metavideo dirigido por SSION, aparenta ser una celebración colorida. Pero una visualización atenta revela que las “escenas de cama” de las cantantes no son tanto una fiesta de pijama como una sesión de terapia en la que la intérprete de ‘El Tigeraso’ trata de sacar a la sueca de su bajón anímico. Además, hay que destacar que en el montaje, además de un Jägerstedt con la cara totalmente cubierta de pintalabios rojo, aparece una filmación de Christian Falk a modo de sentido y necesario homenaje. Al final, bailamos, sí, pero como quería él, con lágrimas en los ojos.

18
Handle Me
2010

De todas las canciones de ‘Robyn’, quizá la que mejor conecte con la Robyn de los inicios era ‘Handle Me’. Quizá porque, pese a mantenerse rítmicamente en la vena hip hop que inunda todo el disco, está arreglada con instrumentos de cuerda –además de guitarra acústica, suenan viola y cello– que dan un interesante contrapunto solemne a los juguetones “bleeps” que se escapan sobre su gruesa línea de bajo. Aunque la “culpa” de aquello recae sin duda en su luminosa melodía que, combinada con las seis cuerdas, casi nos recuerda a hits noventeros de Lisa Loeb, Jewel o Dido. Eso dice mucho de su potencial comercial, y de hecho fue single del disco en sus distintas eras de lanzamiento –en 2005 en Suecia, 2007 en las Islas Británicas, 2008 en resto de Europa y EEUU–.

Todo ello contrasta con una letra que, de manera llamativa, fue censurada en muchos países tras lanzarse su primera versión por emplear la palabra “nazi” –antes de Twitter ya había ofendiditos mal, ya veis–. Concretamente, el estribillo de esta canción, cuya letra se propone machacar a uno de esos machitos que se quieren tanto a sí mismos, a los que nada se les pone por delante y que usan a las mujeres como objetos y trofeos, dice: “Es un hecho simple que no pareces ser capaz de manejarme / No importa cómo te comportes con ellas, no puedes manejarme / Me haces sentir que tienes mi respaldo, pero eres un egoísta narcisista, loco-flipado, lame-botas, rata nazi y no pareces ser capaz de manejarme”. De manera curiosa, ‘Handle Me’ no sólo tuvo dos versiones sino también dos clips, aunque en ambos escuchábamos “izna” en lugar de la palabra de marras: uno, lanzado en 2005 en Suecia, en el que Robyn se muestra poderosa en un club y en la calle entre chavales (claramente no profesionales); y otro de 2009, el más conocido, en el que vemos a Robyn limitada por “la caja” –una imagen que años después empleó Lidia Damunt– del patriarcado. Ella ya quería romperla por entonces.

19
Ever Again
2010

Precisamente hace pocos días que escogíamos este single de ‘Honey’ como Canción del Día. Un papel protagonista que se he ganado por méritos propios, ya que, sin haber sido objeto de vídeo hasta hace unos días y situada al final del tracklist, ha desbancado en escuchas de Spotify nada menos que al corte titular del álbum, uno de los primeros temas que escuchamos del mismo y uno de los mejores, también. Poco podemos añadir a lo que decíamos ya en ese artículo, que remarcaba el doble homenaje de canción y vídeo a la figura y estilo de Prince –a través de la producción de Joseph Mount de Metronomy– y a la estética de la antigua Grecia filtrada por un tamiz contemporáneo. Además, destacaba el hecho de que Nicolas Ghesquière, director creativo de moda femenina en Louis Vuitton, se prestara a hacer un diseño exclusivo del atuendo de Robyn para el clip. El francés es seguidor de la cantante y ha empleado su música en algunas presentaciones de la marca: según Vogue, en 2015 sonó ‘Monument’ durante un desfile en Mónaco, mientras que en la presentación de una colección en Tokyo, en 2018, la banda sonora la puso ‘Indestructible’.

20
Should Have Known
2010

‘Should Have Known’ es una feliz anomalía en ese gran regreso que fue ‘Robyn’. Es el único corte del disco en cuya composición y composición no colaboró Klas Åhlund. Y eso es porque, en realidad, suponía la recuperación de una canción de su anterior álbum, ‘Don’t Stop The Music’. A día de hoy no hallamos ninguna declaración de la artista que aclare por qué decidió volver a grabar esta composición escrita junto al ya citado Alexander Kronlund, pero todo indica que no quedó demasiado contenta con la producción (algo saturada, hay que decirlo) del entonces prominente Guy Sigsworth. Tampoco está claro por qué no recayó en Åhlund la responsabilidad de producirla, como sí hizo con el resto del álbum. Lo hizo en cambio Fabian “Phat Fabe” Torsson, que además de haber trabajado con Teddybears, era íntimo amigo de Ola Salo de The Ark, el de ‘Dream On’. Además de acortar la canción más de medio minuto –y no precisamente por incremengtar su tempo espectacularmente–, Torsson la hizo encajar a la perfección en ‘Robyn’ yendo al sitio opuesto que Sigsworth: el minimalismo. Su base seca, apenas adornada en el estribillo con unos toques de lira, dejaba que llenara todo la preciosa melodía vocal, doblada por su propia voz en esos coros que se lamentan “debería haberlo visto venir / debería haberlo puto sabido”. Carlsson se lamenta así por haber dejado a alguien “jugar con ella” a pesar de que todas las señales decían que la haría daño. Es una de las maravillas que guarda el valle final de engañosa paz en la recta final de su cuarto álbum.

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