‘Lungs’ de Florence and the Machine cumple hoy 10 años y se celebra con el anuncio de una nueva caja con el disco original en un vinilo rosa, junto a un LP con extras que incluirá rarezas, caras B y pistas inéditas, como una versión de los Beatles de ‘Oh! Darling’ grabada en los estudios de Abbey Road. Aunque es hoy cuando se comparten dos de las demos inéditas, en concreto las de los temas ‘My Best Dress’ y ‘Donkey Kosh’, no será hasta el 16 de agosto cuando se ponga a la venta esta nueva caja especial… que algunos verán innecesaria. Más que nada porque ya existen varias reediciones de ‘Lungs’: la versión deluxe con varias demos y rarezas, la edición llamada ‘Between Two Lungs’ que incluye un directo, la que incluyó remezclas, versiones y más rarezas, la de las caras B… Más de una decena de ediciones distintas aparecen registradas en Wikipedia -y mejor no mirar en Discogs-, muchas de ellas inspiradas por la buena aceptación que tuvo la reinvención de ‘You’ve Got the Love’ con Dizzee Rascal en los Brits, ‘You Got the Dirtee Love’, top 2 en Reino Unido.
Esto último precisamente nos lleva a una reflexión más interesante que la propia reedición, y es la evidencia de cuánto ha evolucionado la banda de Florence Welch en estos 10 años. Aunque la cantante no tiene nada de lo que arrepentirse en cuanto a esta colaboración o en cuanto a la que poco después sacaría con Calvin Harris, la estupenda ‘Sweet Nothing’ incluida en un álbum de él; todos sabemos que hoy es una artista diferente. Una artista que ya no colabora tan fácilmente, que se ha crecido muy especialmente como animal escénico sobre las tablas e incluso ha mostrado sus cualidades como actriz en vídeos cada vez más teatrales como los que sacaría en años sucesivos para ‘What Kind of Man’ o ‘Shake It Out’, y que básicamente ha construido un universo propio, de imaginería casi fantástica. ¿No es significativo que hace poco la hayan llamado para entonar un tema de ‘Juego de Tronos’?
Como prueba de que Florence Welch ya no es la misma, lo rápido que fue dejando atrás un tema como ‘Kiss With a Fist’. Aquel single debut de 2 minutos de duración entusiasmó, funcionaba pinchado en clubs, funcionó relativamente en listas, y convencían sus explicaciones en MySpace sobre que el tema no hablaba de violencia doméstica, sino sobre la primera vez que se enamoró con 16 o 17 años, y cómo «dos personas pueden empujarse mutuamente hasta los extremos psicológicos».
Sin embargo, la artista, a medida que crecía sobre las tablas, elaboraba canciones más complejas en estructura e instrumentación que las de su debut, e igual que ‘Dog Days Are Over’, ‘Cosmic Love’ o ‘You’ve Got the Love’ continúan siendo fijas de su repertorio, ‘Kiss With a Fist’ hace tiempo que no lo es. Y lo mejor es que no se la echa nada en falta. Porque lo fácil es hacer una canción agitada y llena de rabia inspirada en tu amor de adolescencia; y lo difícil es mantenerte durante los 10 años siguientes con un repertorio que supera en todos los sentidos tus primeros pasos. Y no necesariamente aburriendo al personal. Puede que ‘Lungs’ continúe siendo su disco más vendido, pero eso no significa que fuera necesariamente el mejor. ‘Spectrum (Say My Name)’ sería más adelante su primer número 1. ‘Shake It Out’, el cierre perfecto para sus conciertos. ‘Ship to Wreck’, su gran canción pop. ‘Hunger’, un pequeño hit más sutil que se resiste a abandonar su lista de temas más populares pese a la más tibia aceptación de su último disco (que en absoluto ha afectado a su poder de convocatoria, aún llena-arenas).
En 2010 tuvimos ocasión de hablar con Florence en una mesa redonda en Madrid junto a otros medios de comunicación, algunos procedentes del mundo de la moda. En aquel momento no sabíamos hacia dónde podía derivar su carrera. Decía que quería componer «como lo hacía Madonna, primero con batería y bajo y luego todo lo demás» (el ritmo no puede ser más definitorio de ‘Shake It Out’, por ejemplo); hablaba de su admiración por Lady Gaga y por Beyoncé como «guilty pleasures». A tenor de su incursión en las listas, Welch podría haberse convertido en una popstar como ellas. Agria resulta también la alusión que hacía a su afición al vino español, pues un lustro después confesaba sus problemas con el alcohol y su adicción a él para actuar frente al público debido a su timidez.
Pero si con algo nos quedamos de aquella temprana conversación con Florence es con el momento en que hablaba de su intención de meter más «fuzz» y más «drone» en sus discos venideros, y de su afición por la mitología clásica, que sin duda ha marcada su estética y su camino escénico. Sí, terminó haciendo cosas diferentes. Y sí, el folclore marcó algunos de sus vídeos y decorados. “Siempre me han interesado la mitología griega y los cuentos folclóricos (…) No me gusta decir las cosas en muchas palabras, tengo mucho miedo de decir exactamente cómo me siento, así que es más fácil relacionarlo con un mito o un cuento. Si no, sería como “oh, la he jodido de nuevo”. ¿Acaso no ha utilizado Welch este recurso para convertirse en una pequeña diosa ella misma?