El Festival Río Babel ha coronado su tercera edición con dos jornadas diferenciadas tras la inaugural del jueves con Bad Bunny (el viernes, dedicada en general al indie; el sábado, a los ritmos latinos que conforman la razón de ser del evento), pero unidas por una acústica un tanto deslucida y un recinto que se quedó pequeño para la máxima de «festival sin colas» con la que nacieron. La organización ya nos advirtió que en 2019 duplicaban número de asistentes, y al final han sido 25.000 sumando los tres días. Durante los dos últimos se ha recuperado el target indie y maduro habitual de Río Babel. Fotos: Hara Amorós.
Viernes y sábado el artista invitado con mayor presencia en el recinto de Feria de Madrid fue, sin lugar a dudas, el sol. El acto de corear los temas de grupos emergentes como Muerdo o Los Espíritus (el viernes) o Él Mató a un Policía Motorizado (el sábado), se convertía casi en heroico -sí, alguna calvita quemada entre el público se pudo observar-. Sin embargo, Los Espíritus y Él Mató obraron el milagro, con sus temas de rock psicodélico (los primeros) y densos y brillantes (los segundos), de hacer bailar a los atrevidos asistentes con rabia a casi 40 grados a la sombra. El ‘Más o menos bien’ de Él Mató se escuchó, coreado, en todo el recinto.
El viernes recogía el testigo de Muerdo la chilena Mon Laferte, quien recientemente había confesado a la prensa sufrir depresión. Como siempre, parece impensable considerar que una artista como esta pueda esconder una enfermedad así, al desarrollar un show erguido sobre su divismo y unas capacidades vocales que le consiguieron el pasaje de salida del depauperado barrio de Viña del Mar. Mon se hacía como podía a los fallos de sonido que le obligaron a repetir desde el principio ‘Celos’, así como se cubría con una bandera arco iris en ‘El beso’.
La reivindicación del Orgullo y de los derechos del colectivo LGTBI+ se hicieron presentes también durante el resto de la jornada, demostrándose el Babel como una alternativa en un entorno más controlado y menos masificado que el centro de Madrid. A continuación, Jorge Drexler continuaba con este espíritu, superándolo con creces al introducir ‘Pongamos que hablo de Martínez’, su tema para Joaquín Sabina, dedicado al “Orgullo de los madrileños”. Pero también el resto del setlist a diversas causas: el Open Arms, el Cambio Climático e incluso los expatriados de Venezuela tuvieron su momento de gloria en un concierto altamente bailable para lo que pudiera haber cabido esperar del cantautor uruguayo. Pj Sin Suela colaboró con Drexler en este concierto reivindicativo, quedándonos la duda razonable de por qué Mon Laforte y Drexler no quisieron (o pudieron) subirse juntos al escenario para interpretar su genial tema ‘Asilo’, ya que tan cerca se encontraban el uno del otro.
En este momento terminó la actuación de los grupos diferenciadores de Río Babel en la jornada del viernes, dando paso a dos bandas habituales en este tipo de eventos: Dorian y Love of Lesbian. Dorian se ajustaron a su propio guión, salpicado de temas míticos y otros de ‘Justicia universal’, menos reconocidos aún por las masas. Santi Balmes se subía al escenario con ellos, anunciándose como una colaboración “histórica”. Una visita que, después, se repetiría de vuelta, siendo Marc el encargado de subirse a colaborar con Love of Lesbian. La actuación de la banda catalana se envolvía de efectos, serpentinas y luces para dejar con un buen sabor de boca a la práctica totalidad del aforo de Río Babel, agolpado frente al escenario.
Love of Lesbian fue pródigo en músicos: una decena. Aunque, lamentablemente, la mitad de los instrumentos apenas se escucharon. Ni el teclado, ni la guitarra española, ni los vientos. Una carencia que el carisma de Santi Balmes cubría haciendo uso de ‘1999’, coreadísimo por todos sus fans, y subiendo al escenario también a la mexicana Silvana Estrada, apodada como la “Chavela de los millenials” (una que tenía la ilusión de que volviera a subirse Amaia como en un concierto anterior… qué ilusa). “Que nadie con caspa en el cerebro nos margine por cuestiones sexuales. Gracias a todos los que hacéis la vida fácil”, gritó Balmes como introducción a su ‘Manifiesto delirista’, quizá el momento de mayor arrobamiento de la noche.
La Pegatina culminaba la jornada del viernes con sus temas ultra-bailables, sacándole las suelas al público que quedaba después de la desbandada consiguiente al final de Love of Lesbian, y no dejando entrar en el setlist a su tema más internacional, ‘La venda’, sustituida por la siempre efectiva ‘Mari Carmen’.
A las seis y media de la tarde del sábado empezaba puntualísimo y ardiente Él Mató, visionado por algunas caras conocidas ya de la jornada anterior y un público que se volvía más infantil y familiar. Los argentinos daban paso a los uruguayos El Cuarteto de Nos, divertidos y vacilones sobre el escenario, sin perder el tiempo en anunciar dos próximas actuaciones en la ciudad de Madrid. ‘Ya no sé qué hacer conmigo’ se bailaba, botaba y coreaba a pesar del calor, erigiéndose como uno de los temas más icónicos de la banda.
Afortunadamente, algo más de sombra le quedó a Chef’s Special para desarrollar la que podría verse como la actuación más puramente “festivalera” de Río Babel. El festival pasaba así de Uruguay a Holanda con un grupo espídico a la par que pop, perfecta transición del ahora llamado “rock urbano” a lo étnico de la siguiente banda, Trending Tropics. El proyecto de Visitante (Calle13) y Vicente García comenzaba con el más puro sonido tradicional latinoamericano, faldas largas y estampadas incluidas (pobre mujer, qué calor tuvo que pasar). A pesar de no contar, aparentemente, con ningún tema propiamente coreable entre el público, Trending supo enganchar a la audiencia con su fusión de ritmos caribeños, afro… e incluso con el robot que «lidera» el escenario.
La fusión y experimentación de Trending la recogían (con algo de retraso) los colombianos Bomba Estéreo en su única actuación europea del verano. Li Saumet aparecía como último recurso de una introducción psicodélica en la que batería, teclado, portátil y percusión iban llevando al culmen amparados con proyecciones psico-tropicales. Eso sí, la espera valió la pena, pudiendo ver a la compositora ataviada a modo de pájaro dorado bailando y sintiendo temas como ‘Soy yo’, ‘Caribbean Power’ o la efectista ‘Fuego’, transformada en histeria colectiva por un público volcado en la cumbia psicodélica de la banda. Una pena que el efecto psicotrópico no pudiera ser completo debido a que las bases electrónicas del DJ apenas resultaron audibles en ocasiones.
Fuel Fandango celebraba su décimo aniversario y lo supo celebrar con creces, baile y taconeo de Nita incluidos. ’13 lunas’ y ‘Always Searching’ se materializaron como los momentos arrolladores de una actuación, de nuevo, «orgullosa». El público, a partir de este momento, parecía ir mezclándose, como por embrujo, con algunos de los asistentes del jueves, presentes también en Fatboy Slim. El DJ y productor se volvía auto-referencial por momentos, gracias a inquietantes proyecciones de sí mismo, aunque no dejaba títere con cabeza a la hora de remezclar el baile que todos conocemos gracias al ‘Príncipe de Bel Air’. Un final movido para una edición definitivamente más acertada cuanto más se diferencia de cualquier-otro-festival-indie y más se parece al que apostó en su momento por grupos como Los Fabulosos Cadillacs.