‘La virgen de agosto’ de Jonás Trueba es un relevante y bonito paseo por Madrid

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‘La virgen de agosto’ de Jonás Trueba es un relevante y bonito paseo por Madrid

Madrid en agosto puede verse desde dos perspectivas: como un lugar difícil de soportar debido al calor que hace o como una manera distinta de disfrutar de la ciudad, sin tantas aglomeraciones de gente y a un ritmo menos acelerado que el de costumbre. La mirada de Jonás Trueba sin duda recae en la segunda opción. La película (Mención Especial del Jurado en Karlovy Vary y ganadora del premio FIPRESCI) narra la vida de una treintañera madrileña buscándose a sí misma durante la primera quincena de este mes. La acompañamos durante todo el metraje mediante episodios en los que se reencontrará con antiguos amigos y amores frustrados, y también conocerá a nuevos que marcarán su verano.

La reflexión que hace Trueba sobre las relaciones -en especial las de amistad- y el paso del tiempo es uno de los puntos más interesantes de un filme repleto de conversaciones filosóficas y profundas con las que resulta muy fácil empatizar, pues en el algún momento todos nos hemos visto en situaciones que nos han hecho plantearnos nuestras decisiones o nuestros actos de la forma en la que lo hacen sus personajes.

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Lo que hace que ‘La virgen de agosto’ sea infinitamente superior a su anterior obra ‘La reconquista‘ (a la que se hace algún pequeño guiño) es que aquí la protagonista está construida desde lo terrenal. Hay humanidad y hay verdad, y Trueba no está tan preocupado en detalles absurdos como que sus personajes sean tan cool y alternativos como para pedir fernet en un chino, sino de que su viaje personal sea importante. Y, aquí, lo es.

La luminosa presencia de la actriz Itsaso Arana –también co-guionista de la película– y la interesante visión de Jonás Trueba dejan momentos realmente hermosos, como la aparición de Soleá Morente actuando en la Verbena de la Paloma, las conversaciones nocturnas en el Viaducto de Segovia o la excursión al río. Es cierto que el uso de una voz en off hacia la mitad de la película es un recurso algo extraño que no termina de encajar bien en la propuesta, o que al final el guion se toma una licencia un tanto cuestionable. Pero en su mayor parte, la película es un paseo por la capital española más que agradable y relevante en el que se habla sobre la necesidad de tomarse un tiempo para pensar sobre cómo seguir adelante cuando no tienes ni idea de qué hacer. La protagonista decide abrir su mente y vivir aventuras en su ciudad natal como si fuese una turista, empezar una nueva etapa de su vida a partir de este momento.

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Jonás Trueba es fiel a su estilo y continúa haciendo un cine intrínsecamente madrileño, con diálogos tan intelectuales como elevados, pero esta vez deja la grata sensación de que detrás de todo esto hay un cineasta valioso al que tener en cuenta. 7.

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