Mario Casas y Natalia de Molina buscan justicia en Las 3000 en ‘Adiós’, la mejor película de Paco Cabezas

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Mario Casas y Natalia de Molina buscan justicia en Las 3000 en ‘Adiós’, la mejor película de Paco Cabezas

Volviendo de la comunión de su hija, Juan y Triana se ven envueltos en un accidente de coche que resulta en la muerte de la pequeña. Destrozados, y sedientos de una mezcla entre justicia y venganza, la pareja dará con Eli, una inspectora de la que al principio no se fían, pero que está dispuesta a ayudarles a encontrar al culpable… aunque el caso acabe siendo mucho más complicado y peligroso de lo que parecía a simple vista. En la rueda de prensa de ‘Adiós’ del Festival de San Sebastián, Paco Cabezas contaba, vía Skype desde Estados Unidos, lo especial que había sido para él, que se crió en Rochelambert, rodar en Los Pajaritos y en Las 3000 Viviendas. Rodar allí no solo con la aprobación, sino con la complicidad de sus habitantes. Crear un ambiente de familia en el set no solo con el equipo, sino con los propios vecinos. Esto del ambiente de familia es especialmente destacable porque quizás sea una de las bases sobre las que se apoya ‘Adiós’: la familia, presente, de una u otra forma, en la toma de decisiones de todos los personajes. La familia y la tierra como elementos benditos pero también malditos, como algo a lo que amar pero también a lo que odiar. Algo que te da raíces pero que también -o quizás precisamente por eso- te limita. En todos los sentidos.

Esa ambivalencia entre las raíces y las limitaciones está presente en el propio barrio de Las 3000: el arte y el espíritu luchador de sus vecinos se cruzan con los mil y un obstáculos que tienen, con las consecuencias que tiene ser un barrio «olvidado», en palabras del propio Paco. Un barrio al que se da por perdido desde la política y desde gran parte de la sociedad sevillana, separado por poco más que una carretera de un lugar tremendamente distinto como es el Club Pineda. En nuestro cine, las historias de estos vecinos han estado, o bien ausentes, o bien estigmatizadas, pero pocas veces como en ‘Adiós’: contadas con dignidad. Sin caer en mundos de Yupi pero tampoco en el burdo estereotipo. Solamente por eso esta película ya es importante… pero no es importante solo por eso, si me permitís el juego de palabras. Y es que Cabezas consigue muchas cosas con un film que es, probablemente, su mejor trabajo hasta la fecha.

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Viviendo en Estados Unidos desde hace años, donde ha rodado más de veinte capítulos en series como ‘American Gods’, ‘Fear the Walking Dead’ o ‘Penny Dreadful’ o (y prepara ahora el spin-off de ésta, ‘City of Angels’), Paco comentaba recientemente lo poco que se estila allí algo tan simple -y tan complicado- como es hablar con los actores: «muchos saben mover una cámara pero no saben hablar con ellos». Cuando un director pone como prioridad ese amor por su reparto antes que lo estrictamente técnico se nota. Por tanto, en ‘Adiós’ se nota. Los haters de Mario Casas tendrán poco que objetar ante lo que es la mejor interpretación de su carrera, y la Triana de Natalia de Molina es el corazón de la película, demostrando de nuevo la linarense su talento para concentrar fragilidad e intimidación en una sola mirada. Por otro lado, y aunque la subtrama de su personaje pida más tiempo (da la sensación de que faltan algunas escenas), Ruth Díaz representa con maestría la templanza necesaria para una película donde las emociones están tan a flor de piel. Y Mona Martínez… Mona logra con su María Santos un personaje que sencillamente fliparía a Quentin Tarantino.

A destacar también la dirección de fotografía de Pau Esteve, la naturalidad de los diálogos o las secuencias de acción (especialmente esa gran escena de revuelta en el barrio, que compensa con creces el montaje algo errático de la última), además de una banda sonora de lujo para la que se ha contado, entre otros, con María José Llergo, Rosalía y, atención, una preciosa versión de ‘Me quedo contigo’ a cargo de Rocío Márquez. En definitiva, ‘Adiós’ es a la vez una mirada necesaria a los vecinos de Las 3000 y un entretenidísimo thriller cuyo reparto está en estado de gracia, mimado por un director como Cabezas que sabe lo importante que es ponerle corazón a una historia para que lo que a priori es «una película de accion» funcione como tal, sí… pero sea mucho más que únicamente eso. 7,5.

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