Samantha Hudson se postula como futura heredera de La Prohibida en el pelotazo «Hazme el favor»

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Samantha Hudson se postula como futura heredera de La Prohibida en el pelotazo «Hazme el favor»

Si un día La Prohibida tiene que ceder su trono como reina travesti del pop nacional –que ojalá no lo hiciera nunca, también os digo–, Samantha Hudson se postula como candidata a ser tan celebrada en las pistas de los clubs más abiertos del país. El alter ego del mallorquín Iván González es una figura que ideó como parte de un proyecto escolar cuando cursaba primero de bachiller. Como sabemos, su fama se fue extendiendo a través de las redes sociales gracias a su espíritu transgresor, lanzando canciones de tecnopop básico y contundente como ‘Maricón’, ‘Cómeme el coño’ o ‘Burguesa arruinada’, un poco Las Bistecs, un poco Putilatex.

Esos primeros temas de ese proyecto musical que «juega con los paradigmas del género, el sexo y la libertad de expresión» fueron recopilados la pasada primavera en el EP digital autoeditado ‘Los Grandes Éxitos de Samantha‘. Pero esta «travesti, cantante, top-model, filántropa, madre de vocación y homosexual consolidada» ahora va un paso más allá con su primer single oficial para el sello Subterfuge, que promete convertirse en todo un himno que incluso podría ir más allá del ámbito queer. Se trata de ‘Hazme el favor (vente conmigo a bailar)’, un pelotazo italodisco que en realidad es una versión de ‘Dancing Hero‘ que la japonesa Yoko Oginome, que a su vez era una adaptación nipona del único hit que la británica Angie Gold logró en 1985, titulada ‘Eat You Up‘.

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Con la asistencia compositiva y la producción de un erudito musical como Adriá Arbona de Papa Topo, Samantha recrea la canción con bastante fidelidad, incluyendo un puente recitado («entre el tabaco y la distancia nostalgia, ya no me queda espacio para este romance») y un sonido más punchero, de dance noventero. El salto en lo vocal respecto a sus primeras canciones es palpable. Pero lo más atinado, y que seguramente será más celebrado, es su estupenda letra, entre lo rocambolesco y lo directo. En ella, Samantha comienza invitando a su objeto de deseo primero a bailar, y luego a olvidarse de cualquier excusa para, sin compromisos, hacerle el amor. O, directamente, follar.

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