Si eres fan de Marilyn Manson, te gustará ver cómo su espíritu post-metal-pop pervive en las nuevas generaciones. Si eres fan de Melanie Martinez, te gustará saber que no es la única artista construyendo un mundo inquietante a partir de la fantasía infantil de colores pastel. Y si te gustan ambas, darás palmas con las orejas, cuando conozcas (si no lo haces ya) a Jazmin Bean. Tras ese nombre (y su estética) se oculta Jasmine Bean Adams, una británica que comenzó a ser conocida por sus transformaciones físicas en un «monstruo sin género» inspirado por las lolitas niponas, los cuentos infantiles desde el punto de vista de Tim Burton, la fantasía alienígena y el terror extremo, entre otras cosas.
Una imaginería que ha cautivado a la mismísima Grimes, por ejemplo, o a la ya citada Melanie Martinez, con la que se fotografiaba hace poco. Pero no solo se relaciona estéticamente con la música, sino que Jazmin Bean autoeditaba el pasado verano su EP debut, titulado ‘Worlwide Torture‘, como su primer single. Una música que, como su imagen, equilibra dulzura melódica con estructuras pop (‘Princess Castle’), pero también esa faceta de guitarras metaleras que la aproximan al mundo del creador de ‘Mechanical Animal’ o, también, al de la última Poppy (en ‘Saccharine’ o ‘Hello Kitty’, por ejemplo).
Pero quizá lo más apasionante de Jazmin Bean sea observar esa imaginería que la rodea en sus trabajadísimos vídeos. Sin duda, no son aptos para el público más impresionable –tienen momentos realmente gore–, pero en ellos crea ideas y conceptos mucho más trabajados que los de grupos y artistas consagrados y populares. Solo por ver sus clips, merece la pena que siga publicando singles como los recientes ‘Pesticides’ o ‘Birthday Bitch’, que merecerían tanto una futura retrospectiva en el festival de cine de terror de Sitges como una visita de mano de los siempre valientes amigos de Valle Eléctrico. Yo lanzo el guante.