El regreso a la actualidad de Pearl Jam sorprendía por el sonido adoptado por el sencillo ‘Dance of the Clairvoyants’, de curiosa base ochentera. No es que el grupo se calzara las hombreras con las que sí se atrevieron The Killers cuando ‘Human’, pero el tema sí hacía honor al «dance» de su nombre optando por un poso post-punk y una base rítmica un tanto funk con la que dejar llevar los pies. Todo esto sin prescindir de unas guitarras rugientes no por ello menos afiladas de mano de Mike McReady. La letra del tema apela a la unidad («ningún hombre / puede ser más grande que la suma del todo / y no es algo negativo / estoy siendo positivo, positivo, positivo»), frente al desamparo del estribillo: «Esperar la perfección conlleva mucho que ignorar / cuando el pasado es el presente y el futuro ya no existe / cuando cada día de mañana es lo mismo que antes».
La decepción sociopolítica se mantiene en el nuevo single recién salido esta semana, ‘Quick Escape’, en el que en algún lugar de Marruecos se busca literalmente «un lugar que Trump todavía no haya jodido». Se trata de una producción que mantiene esa misma sensación de agobio a través de guitarras eléctricas y sonidos ambiente, que recuerda ligeramente a U2, en concreto a la peligrosidad que contenía ‘Bullet the Blue Sky’. Es una de las canciones más efectivas, aunque las mayores sorpresas las dejan ‘Alright’, una balada bastante electrónica escrita enteramente por el bajista Jeff Ament, y ‘River Cross’, el diálogo entre teclado funerario y batería que decide cerrar.
Por lo demás, el disco echa de menos que la «lluvia de experimentación» de la que hablaba Ament a tenor de ‘Dance of the Clairvoyants’ no haya caído también sobre algunas pistas que remiten a los Pearl Jam más clásicos, como ‘Who Ever Said’ con sus diferentes partes y su referencia a «vidas acortadas y circuncidadas», o el segundo sencillo ‘Superblood Wolfmoon’, algo forzado. El rock ruge en ‘Never Destination’ y ’Take the Long Way’, esta última con los coros femeninos de Meagan Grandall «Lemolo», mientras otras pistas más contemplativas como ‘Seven O’Clock’ asustan por lo que Eddie Vedder se va pareciendo a Bruce Springsteen en todo a medida que pasan los años.
El nuevo álbum de Pearl Jam agradecería también algo más de concisión. ‘Comes then Goes’ es el medio tiempo baladesco que ansías durante parte del minutaje, pero como otras canciones del disco, desearías que «se fuera» un poco antes. Sin embargo, entre unas cosas y otras, en casi todas las cuales parece tener que ver bastante la renovación que ha supuesto aparcar a Brendan O’Brien como productor en favor de Josh Evans, ‘Gigaton’ resulta un disco pintón siempre que no se espere de él el sentido de «experimentación», «sorpresa» y «variedad» que ha ofrecido la carrera de, por decir algo, PJ Harvey.
Calificación: 6,5/10
Lo mejor: ‘Dance of the Clairvoyants’, ‘Quick Escape’, ‘Alright’, ‘Never Destination’
Te gustará si te gusta: Bruce Springsteen, Interpol, U2, los R.E.M. de ‘Up’, ‘Reveal’ y ‘Accelerate’