Recibir el Polaris Music Prize (el equivalente al Mercury canadiense, imponiéndose a Leonard Cohen y Feist, nada menos) en 2017 por ‘La Papessa’, convirtiéndose el primer disco de habla hispana en lograrlo en su historia, supuso un vuelco en la carrera de Lido Pimienta. No cabe duda de que la colombiana de nacimiento habría logrado, tras años de esfuerzos en el ámbito independiente (recordemos que comenzó colaborando con los mexicanos Capullo o la propia Javiera Mena), que su talento sobresaliera igualmente en algún otro momento. Pero ese empujón ha afianzado su propuesta artística, dedicada a crear música contemporánea y pop partiendo de la tradición de su país natal: aunque es ciudadana canadiense, nació en Barranquilla (como Shakira) en una familia mestiza descendiente de indígenas, de la etnia afro-colombiana Wayuu.
Explica Lido que el concepto en torno a este álbum y su título surgió cuando, en la final de Miss Universo de 2015, el presentador Steve Harvey entregó la banda de ganadora a la representante del país sudamericano por error, arrebatándosela después para colocársela a la auténtica ganadora, la representante de Filipinas. La ola de odio racial que aquello despertó en su país llevó a pensar a Pimienta en todo lo que le distanciaba de sus compatriotas. Si no se identificaba con esa oleada de odio, ¿seguía siendo realmente colombiana? Eso la llevó a reflexionar sobre su doble condición de expatriada, y a establecer un diálogo consigo misma, sobre cómo, pese a amar Colombia, su cultura y su folclore, dándole además difusión en el hemisferio norte, se sentía mucho más identificada con los valores morales de su nuevo país. Rechaza el racismo –que ella mismo, con sangre indígena y africana, había experimentado–, la violencia indiscriminada y como modo de vida, el sexismo, la LGTBI-fobia y la desafección de la clase política colombiana para con los más desfavorecidos –que el año pasado generó numerosas protestas–… y aun así, está visceralmente unida a él.
Plasmada en la contradicción de esa “miss queer” con la pose de una virgen –en entrevistas evoca cómo, al hacer la comunión como católica, se le impuso también, junto con su traje y su “alma cristiana”, el blanqueamiento racial– que ocupa su portada, ‘Miss Colombia’ parece ser una carta de amor/desamor a su país natal también en lo musical. Algo que se refleja en unas letras con tanta nostalgia como amargura –sin renunciar a la sensualidad y el cariño–, que pueden ser leídas como los reproches hacia un amante que no la trató con el debido respeto (e incluso la maltrató, como hace pensar ‘Eso que tú haces’) y por eso quedó atrás. Pero hay una evidente doble lectura en cada una de ellas, que ya explicitó al presentar ‘No pude’ –“No pude verte / no pude darte más / Aún no quiero verte ahora / no te quiero más”, llega a cantar– y que subyace en versos como “Y aunque fui tal vez / un poco ignorante / fui muy lista / y es para no volver” (‘Para transcribir’) o “Si tú a mí nunca me querías / ¿yo por qué tengo darte perlas?” (‘Te quería’).
Pero, contra esa amargura, su amor por Colombia se hace evidente en su música, mucho más orgánica y cálida que la de ‘La Papessa’, integrando y dando protagonismo a ritmos caribeños originarios del país, como la cumbia, el porro o el bullerengue, y sonoridades propias de esa tradición. En eso es fundamental señalar que Lido compuso las canciones en un primer momento con arreglos de viento y percusión y las grabó en la zona del Palenque colombiano con músicos locales, para más tarde añadir la pátina electrónica con su socio musical Matt Smith, Prince Nifty–. En ese plano, ‘Miss Colombia’ es un fabuloso disco de neo-folk latinoamericano, situándose a la cabeza de un movimiento en el que participan también artistas como Nicola Cruz, Rita Indiana, Chancha Vía Circuito o iLe. El equilibrio y la naturalidad que alcanzan singles como ‘Eso que tú haces’, ‘Nada’ –su dueto con su compatriota Li Saumet, de Bomba Estéreo–, la bailable desde la tradición ’Te quería’ (con guiño al hit reggatonero ‘Te boté’ incluido), la más electrónica (mal que le pese, evocando a Björk) ‘No pude’, sin renunciar a cautivar con cierta euforia, muestran la fantástica madurez del proyecto de Lido Pimienta.
Y si hay un gesto que salda deudas con su patria es en el giro de ‘Miss Colombia’ tras la transicional (y menor) ‘Coming Thru’: da voz, literal y virtualmente, al Sexteto Tabalá de la histórica población de San Basilio del Palenque, un colectivo artístico con casi un siglo de historia que amalgama y transmite la tradición musical afro-colombiana. Un colectivo en el que Lido dio sus primeros pasos como cantante (antes se dedicaba a la danza, en el Grupo Kumbé, al que también ha reclutado para el clip de ‘Eso que tú haces’) y aprendió lo que sabe de folclore. Con ellos grabó en directo la hipnótica y tribal ‘Quiero que me salves’, a la que sucede otro canto folclórico, una ‘Pelo cucu’ que reivindica, no sin humor, su cabello rizado como símbolo de orgullo racial. Aunque es un lapso emotivo y enriquecedor, ese paréntesis perjudica un tanto el ritmo de la secuencia, si bien, con mucho ingenio, Pimienta se reserva en la manga la atractiva pseudo-champeta de ‘Resisto y ya’ (con una letra que viene a decir a los que le exigen gestos políticos que su mera existencia como mujer, queer y de una etnia minoritaria ya es bastante resistencia), que eleva el tono de un gran álbum que la confirma como una figura, ya a nivel internacional.
Califcación: 7,7/10
Lo mejor: ‘Te quería’, ‘Eso que tú haces’, ‘Nada’, ‘Resisto y ya’, ‘No pude’
Te gustará si te gusta: Nicola Cruz, Bomba Estéreo, Rita Indiana
Youtube: vídeo de ‘Nada’