Mujeres: «Barcelona es una ciudad muy dura para empezar a tocar»

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Mujeres: «Barcelona es una ciudad muy dura para empezar a tocar»


Como sabéis, nuestro Disco de la Semana es ‘Siento muerte’, el quinto álbum de los barceloneses Mujeres. Un proyecto que comenzó a finales de los 00 en plena eclosión de la nueva escena garajera internacional, al calor del éxito de Black Lips o Jay Reatard, y que, tras pasar por una crisis interna tras su tercer álbum, renació en formato trío y cantando ya exclusivamente en castellano en ‘Un sentimiento importante‘. Ese disco redimensionó por completo el alcance del grupo y les convirtió en una referencia ineludible en el rock nacional, aportando frescura y efervescencia. Casi a la vez que comenzaba en España la desescalada del estado de alarma, hablábamos por teléfono con Yago Alcover, guitarrista y cantante de Mujeres, sobre la salida de un trabajo previsto para abril que se había retrasado con la irrupción de la pandemia. Ahondamos con él sobre esto, su colaboración con la escena local en esos momentos tan difíciles, la trayectoria del grupo y, por supuesto, sobre este brillante e impetuoso nuevo trabajo que se publica este viernes 29 de mayo.

Pregunta de rigor: ¿cómo llevas el confinamiento?
Pues bien. Por la parte del trabajo ha sido un puto infierno, porque trabajo en educación y ha brutal, hemos tenido que empezar desde cero, convencernos primero a nosotros mismos y luego a los demás de que merecía la pena el esfuerzo… Y en cuanto a la música, para el lanzamiento, guay. La gente ha podido escuchar mucho los temas y comparte un entusiasmo casi exacerbado hacia las novedades. De cara al directo, obviamente estamos… expectantes. La temporada se ha ido a la mierda y… aunque bueno, ya salíamos un poco tarde para eso, la verdad. Esto cambia los planes porque, sobre todo, no sabemos cuándo vamos a poder presentar (el disco). Pero bueno… nosotros tranquis.

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Según lo que me decías, ¿crees entonces que es un buen momento para publicar disco porque la gente está receptiva?
Creo que es un buen momento, pero creo que está afectando a muchos procesos creativos. Piensa que dentro de un año, probablemente, esto habrá quedado atrás, no nos encontraremos en esta situación. No creo que debamos pensar «no es un momento propicio, va a ser un desastre». Para nada, es un buen momento para escuchar música. Nosotros hemos vendido más discos que nunca, hemos hecho una pre-venta absolutamente escandalosa: piensa que hemos vendido en dos días lo que con el disco anterior tardamos dos meses. La gente conecta aunque de un modo muy distinto. Además ha estallado toda la comunicación en línea, los conciertos, las charlas…. Fue un boom que ha estrechado el vínculo con el público, y que de otro modo igual no se hubiera dado. Creo que va a ser muy bonito cuando se pueda tocar, y me refiero a tocar normalmente: va a haber algo contenido… brutal.

«Creo que va a ser muy bonito cuando se pueda tocar, y me refiero a tocar normalmente: va a haber algo contenido… brutal»

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¿Pero os arrepentís de no haber sacado el disco hace un mes, como estaba previsto?
Bueno, la razón fue sobre todo por las tiendas. En el momento que tuvimos claro que el 24 de abril, la fecha inicial, no habría tiendas, pensamos en aplazarlo un mes más, confiando en que ya estuvieran abiertas. Y parece que eso en unos días podrá ser, aunque sea con control de aforos y tal. Sacar el disco con las tiendas abiertas, es muy distinto. Nosotros le damos mucha importancia al soporte y a los espacios de la música. Independientemente de que haya mucho pre-order, o que hagas unas cifras de escuchas que en copias no tendrás nunca, una salida de disco siempre es muy bonita que sea en tienda, que la gente pueda ir a buscarlo el día que sale.

De hecho, recuerdo que los chichos de la tienda Ultra-Local Records nos contaban hace poco que habíais tenido una iniciativa muy chula con ellos y otros locales de Poble Nou (Nde: Espai Zowie, Sala VOL, L’Héliogabal y la propia tienda de discos), que habéis sacado un recopilatorio de descartes en Bandcamp y les habéis cedido los beneficios. ¿Cómo nace esa idea?
Nosotros nos sentimos muy conectados con todo el tejido cultural independiente. Y de hecho Pol tuvo durante unos años una tienda aquí en Barcelona. Siempre hemos procurado velar por los espacios en los que tocábamos y en general por el panorama alternativo, porque nosotros, especialmente Pol y Arnau, venimos del punk y el hardcore, casas okupas y todo ese rollo. Simpatizamos mucho con ese esfuerzo por que haya una alternativa cultural. Entonces al principio del confinamiento, queríamos hacer algo para no aburrirnos y no sabíamos qué. Nos espantaba ese rollo de «vamos a salvar el mundo, que la gente no decaiga» que le dio a la gente al principio… (Risas) Nos pareció un poco ridículo. Entonces vimos que Iceage, la banda danesa, sacó un single cuyos beneficios eran para Médicos Sin Fronteras. Nosotros no queríamos colaborar en temas de sanidad porque pensamos que debe financiarse de otro modo, no con lo que recaudemos nosotros. Entonces pensamos «nosotros no vivimos de la música, pero hay gente que sí», y se nos ocurrió convertirlo en una plataforma de apoyo. Y enseguida pensamos en apoyar lo local, espacios que se hayan dedicado a apoyar la escena local, porque Barcelona es una ciudad muy dura para empezar a tocar. Es muy difícil encontrar espacios, es un páramo. Sin un promotor, estás perdido. Y estos espacios nos parecen básicos.

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«Pensamos en apoyar lo local, porque Barcelona es una ciudad muy dura para empezar a tocar. Sin un promotor, estás perdido»

Bueno, hablemos un poco de ‘Siento muerte’, ¿no?
¡Perdona, me enrollo un montón!

No, si yo te he dado cuerda. ¿Partíais de alguna premisa con respecto a ‘Un sentimiento importante’?
En principio, teníamos cierto respeto, porque fue un disco muy importante para nosotros, por todos los cambios que supuso: de formación, de idioma… Descargamos en él muchas cosas, estaba como… hiperestimulado. Hubo que encontrar el tono. Casi siempre trabajamos de una misma forma, que es encontrar un núcleo principal. En ‘Un sentimiento important’ era la idea de la superviviencia de la banda, cómo se reinventaba y surgía a partir de esa exaltación de la amistad, de lo que nos une. Y en cambio aquí, sin ser un disco conceptual, el punto central era algo más negativo: la idea de que las cosas podrían terminar, podrían desaparecer. Eso es ‘Siento muerte’. Y nos lo está constatando la situación actual, además: que el mundo está mal. O, por lo menos, que percibimos todo el tiempo que el mundo está mal, pero el disco quiere poner el acento en los pequeños momentos en los que, pese a todo, hay algo de felicidad. Eso se imprime un poco en nuestros conciertos y sobre eso gira el disco.

«El disco quiere poner el acento en los pequeños momentos en los que, pese a todo, hay algo de felicidad»

Entiendo que ese poso de felicidad está en las melodías del disco, que son muy luminosas. Pero es que además en lo rítmico va muy a saco, no hay un respiro hasta el final, con ‘Algo memorable’. No hay ni un medio tiempo. ¿Habéis puesto especial empeño en eso?
La verdad es que siempre intentamos hacer alguna cosa un poco más lenta… ¡pero nos termina saliendo todo rápido! (Risas) Tuvimos una duda con un tema, ‘A veces golpes’. La hicimos en modo balada, rollo Ronettes, y tuvimos dudas, pero al final nos entró mucho más la rápida. La otra, por cierto, ha salido en un flexi-disc. Siempre jugamos con ese pop rápido, potente. Creo que queremos mantener la energía del directo, y cuando estamos ensayando, tocando, todo se termina impregnando de eso. Nos cuesta un poco, es verdad, pensar en cosas que puedas meter en el disco y nunca toques. Nuestros bolos son muy enérgicos, y siempre pensamos en cosas que quieras tocar, así que una cosa lleva a la otra.

¿Cómo surge ese juego de palabras de «golpes de afecto» que se lee en la portada?
Bueno, es una cosa del diseño, le dimos vuelta a varias ideas… Nos gusta mucho por la traducción literal de «hits» como «golpes». Que digas «¡menudo golpe!», cosas así. (Risas) Aparte, el disco se mueve mucho en el tema de las relaciones. Tenemos muchas canciones sobre relaciones, no porque tengamos especial interés en ellas, sino por las imágenes que se crean: el amor, la amistad, la traición… Es un universo muy… de cosas que le pasan a personas. No tenemos de canciones que hablen de cosas o paisajes. Casi siempre son de lo que le pasa a las personas, de ahí los «afectos». Pero forma parte de ese lenguaje un poco rimbombante que tiene la historia del grupo. ‘Romance romántico‘, esas hipérboles… De ahí salen esos «golpes de afecto poderosos».

«Cuando las cosas son excesivamente claras, nos resultan un poco aburridas»

Es llamativa esa estética que habéis adoptado desde que cantáis en castellano, de traducciones literales. Lo empleáis en las letras también y a veces tiene un toque entre cómico y surrealista. ¿Cómo trabajáis en ello?
Bueno, por ejemplo ‘Siento muerte’ es un poco eso: en nuestro último disco en inglés, ‘Marathon‘ (2015), había una canción que se llamaba ‘Feels Dead (Siento muerte)’ y viene de ahí. Ni siquiera es literal, porque sería «siente muerte» o algo así. No acaba de encajar. A partir de esa idea hemos venido trabajando con desajustes que nos gustan, accidentes del lenguaje que te sorprenden o descolocan. Por otra parte, tenemos una manera de componer muy extraña, o por lo menos gente de otros grupos flipan: básicamente tocamos sobre una idea, una rueda de acordes o lo que sea, y le damos vueltas y vueltas, minutos y minutos. Y a partir de ahí empiezan a salir las melodías, a menudo son tarareos en un inglés inventado, «guachiguá», lo podrás ver en el disco de maquetas. Y a partir de ahí, terminamos incorporando palabras. Y antes de escribir las letras, compartimos documentos en los que metemos imágenes, frases, a veces párrafos enteros sobre ideas, y a partir de ahí seleccionamos. Es una cosa un poco azarosa. Quizá ese punto surreal venga de ahí, de esa cosa de cadáver exquisito. (Risas) Al final es como una especie de batidora y poco a poco se va asentando, cada canción va tomando un sentido. Es sobre todo un rechazo a lo evidente. Cuando las cosas son excesivamente claras, nos resultan un poco aburridas. Siempre intentamos que haya algo que agite, algo que esté pasado de vueltas… Pequeñas cosas que te saquen un poco.

La producción vuelve a ser de Sergio Pérez, pero hay cierto giro con respecto al anterior álbum, que era más abrasivo, más descontrolado. Suena más pulido y armónico.
Totalmente. De aquel álbum al EP, y del EP al disco hay un cambio importante. ‘Un sentimiento importante’ se movía en la idea de sonar como un disco antiguo, no tiene tanto volumen, hay cosas que suenan pequeñas… Tipo un master del año 77 de los Buzzcocks, algo así. Pero para el nuevo disco teníamos muy claro que queríamos que sonara más moderno. Con más volumen, más contundencia, separar las cosas y dejarlas muy claras. Pero bueno, más allá de eso, tampoco ha cambiado tanto. Sí que queríamos que la batería fuera muy grande, más contundente. Pero tendemos a simplificar mucho, porque queremos que el directo sea muy fiel, que no falten cosas. Y siendo tres es complicado.

¿Es posible que la voz sobresalga un poco más? ¿Queréis que los mensajes sean más nítidos?
Bueno, la voz está más alta, sí. La cuestión es que aunque ya habíamos tenido algunas letras en castellano eran la excepción, nunca habíamos tenido muy claro qué papel iban a jugar en nuestras canciones, porque quieras que no el inglés te ayudan a esconderte un poco. Es una cuestión de confianza. El cuarto disco fue en realidad como un primero para nosotros, que fue muy bonito. En cambio ‘Siento muerte’ se ha hecho con una conciencia enorme de lo que se podía hacer en castellano, con toda la intención.

Cuando decía antes que el sonido es más armónico, estoy pensando que igual alguien que no haya escuchado el disco igual piensa que es una cosa supermona o algo así. Pero la misma ‘Siento muerte’ tiene un sonido muy abrasivo, se ve una intención de crear con ella como un punto álgido del disco.
Este disco se ha preparado con más tranquilidad y claridad, pero siempre hemos tendido a pensar en qué tipo de temas van a llenar el disco. Me refiero a cuando estamos componiendo, pensamos qué nos falta, pensando sobre todo en el directo, cuando va a subir, a bajar… De ahí viene ‘Siento muerte’, que viene ya del segundo álbum, cuando empezamos a entender que había otras vías más kraut, más machaconas, rollo Thee Oh Sees. Eso nos flipa, tener un momento del bolo en que se venga todo abajo. Y por el color y la contundencia que tenía nos pareció que era el tema que podía dar título al disco. Y es muy importante en el tracklist, porque llega al final cuando ya has hecho el repaso por toda la faceta pop y demás, de golpe te metes el tortón. (Risas) Y de ahí a la calma absoluta.

«Siempre tenemos la idea de que todo sean caras A, un disco en el que no quieras pasar ninguna de las canciones»

Al baladón ‘Algo memorable’, sí. Pero en su melodía se intuye que, de haberla acelerado, podía haber encajado en el arranque del disco. ¿Por qué le dais ese tratamiento a esta canción en concreto?
Es algo que te pide el elepé. Nosotros siempre tenemos la idea de que todo sean caras A, un disco en el que no quieras pasar ninguna de las canciones. De hecho, al principio siempre decíamos que no sabíamos hacer discos, sabíamos hacer canciones. (Risas) Pero esto ha cambiado un poco con el tiempo, y siempre hay como alguna corazonada, nos vamos por la tangente. Así como en ‘Un sentimiento importante’ se nos fue y metimos aquello con la caja de ritmos, rollo Suicide, que es ‘No es tu sitio’, aquí se nos ocurrió hacer algo acústico, con un teclado bonito, que suene como si estuviera metido debajo del agua… Que por producción destacase mucho. Es totalmente intencionado. La rueda de acordes nos parecía tan bonita, que dijimos «tiene que ser esta».

‘Un sentimiento importante’ fue un salto muy grande para vosotros y no es nada habitual que un grupo explote así con un cuarto disco, como tú mismo decías. ¿Lo esperabais?
Pues la verdad es que no, pero cuando lo reconstruyo me da la impresión de que hicimos todo lo posible para que así fuese. Nosotros siempre habíamos confiado muchísimo en el grupo y estamos enamorados de lo que hacemos. Tuvimos un inicio muy bueno, nos trajo mogollón de sorpresas y pudimos girar internacionalmente, siendo para varios de nosotros nuestro primer grupo. Era como el momento de ese estilo de música, nos pudimos mezclar con toda la escena y se nos presentaron oportunidades de editar fuera, estar muy metidos en el circuito… A otros grupos de España sí les sucedió, pero finalmente a nosotros no, y fue durillo. Parecía que todo caía. Pero luego nuestro tercer disco empezó a funcionar muy bien con el público español, incluso aunque no se vinculara para nada con el circuito de festivales. Empezamos a vender entradas a mansalva, a llenar salas, y nos dimos cuenta de que teníamos que olvidarnos de girar fuera y centrarnos en el país, porque lo que nos gustaba es que viniera gente a vernos y compartirlo con ellos. Cuando nos dejó nuestro guitarrista (Martí Gallén) fue un momento muy crítico y nos planteamos dejarlo. Pero dijimos «si hay que seguir, después de casi 10 años, hacemos una jugada de ir a por todas o si no…» Fue además cuando cambiamos de sello y coincidió con el pelotazo que dio Sonido Muchacho. Nos dimos cuenta de todo cuando llenamos la Sala Apolo, la 1 (Nde: el espacio principal de la sala). Supuso doblar localidades, prácticamente. Fue guay.

«Cuando tocábamos una en castellano, la gente levantaba las manos, cantaba a todo trapo… Era una cosa absolutamente absurda seguir con el inglés»

En ese salto, cantar en castellano sería importante. Ya habíais hecho algún que otro tema antes, como decías, pero… ¿Cuál fue la canción que dio el vuelco? ¿Fue ‘Vivir sin ti’ o ‘Aquellos ojos’?
Es ‘Aquellos ojos‘, claramente. Y fíjate que en la demo primera que hicimos ya había una canción que se llamaba ‘No quiero verte más’ que ya tenía el rollo este del garaje ibérico y tal. Pero fue ‘Aquellos ojos’. La tocamos por primera vez en una especie de concierto de versiones al que nos invitó un colega, como que teníamos que hacer de otro grupo (Nde: por las indicaciones, presumo que pudo ser la Canela Party malagueña de 2013). Y nos preguntaban «¿esta canción de quién es?» «¿Cómo que de quién es? ¡Es nuestra!» Evidentemente, por eso le dedicamos un disco entero, un EP. Tardamos un poco en decidirnos al cambio, pero había muchas señales y mucha gente nos lo decía. Recuerdo que Borja Rosales, de Extraperlo, nos lo decía mucho, que probáramos a cantar en castellano. Y ya el momento de partir de cero, cuando hubo que empezar de nuevo como trío, fue el momento ideal. Teníamos que cargarnos de razones para continuar, ponérnoslo difícil a nosotros mismos para resurgir de las cenizas. Y aparte estaba el público. Con esto no quiero decir que diéramos un giro para el éxito, ni nada parecido, no es la idea. Sino que quisimos encontrar esa conexión que veías: cuando tocábamos las canciones en inglés, la gente disfrutaba; pero cuando tocábamos una en castellano, levantaban las manos, cantaban a todo trapo… Era una cosa absolutamente absurda seguir con el inglés. (Risas) Nosotros nos preocupamos por eso. No tanto por el hecho de gustar, sino por comprimir las distancias, hablamos mucho con ellos en el concierto, hay invasiones de escenario… Y para eso la gente tiene que sentir las canciones más suyas.

«Con la broma, pienso «hace 13 años que estábamos preparando el primer disco» y es una locura, me suena como algo ajeno»

¿Y cómo veis ahora aquellos primeros discos?
Ufff… Es que hace muchos años, ¿eh? Yo, con la broma, pienso «hace 13 años que estábamos preparando el primer disco» y es una locura, me suena como algo ajeno. No te reconoces ni la voz casi. Pero por ir por pasos, el primer disco lo veo claramente como una recopilación de las canciones que teníamos hasta ese momento, incluso volvimos a grabar algún single. En ‘Soft Gems’ sí hubo un giro muy claro, y recuerdo mucho ese momento, porque nosotros lo que queríamos era editar en Estados Unidos. Era con lo que nos sentíamos identificados, la música que escuchábamos y nos flipaba… Y ya con ‘Marathon’ sí quisimos romper ataduras, dejar de ser una banda de garaje para empezar a ser otras cosas. En realidad siempre había mucha mezcla, pese a la estética garajera. En el segundo disco ya había una balada 50s, que sonaba más a Buddy Holly o los Beatles, por ejemplo. Pero ojo, hasta la última gira tocábamos alguna canción en inglés, ¿eh?

Igual hay quien descubre esos discos ahora.
Bueno, no te puedes ni imaginar la de gente que nos ha pedido el primer disco, supongo que por afán de tenerlos todos o lo que sea. Y está descatalogadísimo, piden una pasta por él en Discogs. Nos hemos planteado alguna vez reeditar algo, pero lo veo rarísimo, que imagino que es por lo que preguntabas antes. (Risas) ¿Cómo lo veo? Hostia… Reeditar ahora mismo lo vería rarísimo, una exageración. (Risas) Nos habíamos planteado una locura: adaptar alguna letra al castellano.

Y teniendo en cuenta que pensáis tanto en el directo a la hora de hacer vuestros discos, ¿cómo de duro va a ser que salga el disco y que pasen quizá meses hasta que podáis presentarlo?
El otro día ya compré tónicas en casa para ponerme una copa el día que salga… ¡Algo tendré que hacer! (Risas) No, igual con suerte pasamos de fase y puedo verme con Pol, porque Arnau vive ahora en Bilbao, reunirnos y tal. Pero bueno. Esperamos poder confirmarlo pronto, pero en principio la presentación grande, Madrid y Barcelona, será en noviembre. Y con la esperanza de que se pueda hacer en condiciones normales, no con aforos del 30% y cosas así. Pero, mentalmente, estamos ya pensando en el año que viene. Igual podemos hacer antes algo por el sur, cuatro o cinco ciudades, pero sin garantías de que podamos tener ciertos aforos… Ten en cuenta que nosotros habíamos llegado a un plano de llenar salas de entre 500 y 1000 personas, así que no vamos a hacer las cosas a la desesperada. Esto, como decía antes, es consecuencia de que no vivimos del grupo. Es nuestra vida entera, es superbonito, dedicamos un montón de tiempo y de energía… pero no necesitamos tocar. Es algo festivo, lúdico, de vivir la vida… En ese sentido, nos han quitado algo, pero no lo necesitamos. Hay muchas ganas y estaremos rechinando los dientes, pero tenemos la vista puesta en noviembre ya.

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