Eurovisión acaba de abrir un melón que puede cambiar tanto el curso del festival como la eliminación de la orquesta y toda música en directo. «Debido al coronavirus» y ante la posibilidad de nuevos rebrotes, para curarse en salud, el festival aceptará que se puedan llevar coros pregrabados. El certamen está buscando fórmulas que aseguren la celebración del festival tras haber tenido que aplazar un año la edición de 2020.
Según informa Vertele, «la idea detrás de este cambio es permitir a las cadenas la posibilidad de explorar nuevas ideas creativas, viajar con una delegación más pequeña y reducir la carga técnica que ha de asumir el país anfitrión», según palabras del supervisor ejecutivo Martin Österdahl. En principio, tiene cierto sentido, aunque el peligro viene cuando se abre la opción de que esta norma sobreviva al coronavirus, pues se habla de los beneficios de que «los compositores y productores presenten un trabajo lo más cercano a la composición original, y sobre todo, asegura que el festival avance con el tiempo». La medida se probará durante un año y podría implantarse de manera permanente en el futuro.
Ese «avance con el tiempo» puede funcionar de manera positiva en varias vías: si los coros en directo van a ser como los que llevó Beth en ‘Dime’, es mejor que sean pregrabados del propio artista. En segundo lugar, se abren posibilidades artísticas para cierto tipo de canciones, y quizá existan algunos artistas que se anoten un tanto echando imaginación a la nueva medida. Por otro lado, parece algo desafortunada la explicación de que lo que se presente sea «lo más cercano a la composición original», pues para eso que sea todo playback; y a su vez, da un poco de miedo que «el festival avance con el tiempo» tanto que se convierta en uno de esos conciertos actuales de música pop en los que ya nadie sabe quién está cantando y quién no.