Duffy reprocha a Netflix que aloje y promocione ‘365 días’, que «glamuriza la violación»

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Duffy reprocha a Netflix que aloje y promocione ‘365 días’, que «glamuriza la violación»

Una de las noticias más sorprendentes del día nos trae de vuelta a Duffy, la artista británica a la que hemos añorado durante años tras un álbum maravilloso como ‘Rockferry’ y su más que correcta continuación, ‘Endlessly’. En su reaparición, la galesa explicó en un comunicado que su ausencia se había debido a un terrible episodio personal en el que fue raptada y violada durante cuatro angustiosas semanas, lo cual lógicamente derivó en graves daños físicos y, sobre todo, psicológicos. Esto explica en buena medida el por qué del titular de hoy. La cantante ha dirigido una carta (publicada por Deadline) al CEO de Netflix, Reed Hastings, pidiéndole la retirada de la película ‘365 días’, estrenada recientemente en la plataforma. Duffy argumenta que dicho film “glamuriza la brutal realidad del tráfico sexual, el rapto y la violación».

La película, paradójicamente, está basada en una serie de novelas de la autora polaca Blanka Lipinska, en la que «una mujer cae en las garras de un jefe de la mafia que la encierra y le da un año para que se enamore de él». Al parecer, se trata de una suerte de versión más cruenta de la saga ’50 sombras de Grey’, que además también tiene varios volúmenes, y su actor protagonista ha confirmado ya la próxima filmación de una secuela. Salvo que pueda impedirlo Duffy: mencionando en primer lugar su experiencia, le dice a Hastings lo «irresponsable» que le parece que su plataforma dé soporte a una película así. «Me duele que Netflix sea la plataforma de tal tipo de «cine», que erotiza el secuestro y distorsiona la violencia sexual y su tráfico como una película «sexy»».

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«No imagino cómo Netflix puede pasar por alto», continúa, «lo descuidado, insensible y peligroso que es esto. Incluso ha llevado a algunas chicas, recientemente, a pedir jovialmente al actor protagonista de la película, Michael Morrone, a que las secuestre», asegura, antes de señalar lo impensable que sería una película que diera el mismo tratamiento a «la pedofilia, el racismo, la homofobia, el genocidio o cualquier otro crimen contra la humanidad». Tras invitar a reflexionar tanto al directivo de la poderosa multinacional del entretenimiento como a los espectadores que hayan visto la citada película e indicar unos enlaces para informarse sobre el tráfico humano y plataformas que ayudan a sus víctimas, concluye que «lo que yo y otras víctimas que conocemos estas injusticias necesitamos es exactamente lo opuesto (a lo que ofrece la película): una narrativa de verdad, esperanza y tener voz». Un propósito nobilísimo, si bien cabe preguntarse si, con esta acción, lo que está logrando Duffy es precisamente dar al film –al que la crítica está calificando como mediocre– más publicidad de la que gozaría normalmente.

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