Su mano derecha en cuanto a producción y co-autoría se reduce prácticamente a Oscar Görres, pues la colaboración de Teo Halm es mucho más puntual, limitada a la anecdótica ‘Could Cry Just Thinkin About You’, la pista de 51 segundos de este disco. Oscar es un productor sueco del equipo de Max Martin con el que Troye ya trabajó en ‘Bloom‘, que ha colaborado con Britney Spears y Taylor Swift, pero no en sus mayores éxitos. Habitual más bien en los créditos de MARINA y Allie X, está desarrollando junto a Sivan muchos de sus mejores trabajos, pues las texturas elaboradas en este ‘In a Dream’ son elegantes, ricas y también cambiantes, a veces imprevisibles.
La elección de los singles es estupenda. Sucumbimos ante ‘Take Yourself Home’, una composición que empieza sonando chill, ambiental y sintética como un temazo de los viejos Washed Out, entre coros de reminiscencias playeras y una timidísima línea de guitarra a cargo de Görres, solo para al final ofrecer un quiebro en lo que el propio Troye ha llamado una «outro de corte housey». El house es una referencia también cuando menos te lo esperas en ‘Stud’, que tras comenzar como una «torch song» a piano influida por James Blake, revienta como una producción que podría haber pertenecido a la Róisín Murphy de ‘Overpowered’ y los singles que sucedieron a aquel álbum.
‘Rager Teenager!’ cuenta con una producción abrasiva, que puede sonar tanto a ese The Weeknd que se ha mirado en los 70 en la estupenda ‘Scared to Live’, pero esconde también sus recovecos: la guitarra eléctrica breve y desmelenada es deliciosa, como el vuelo que alza la composición. Por un lado encontramos ese teclado tan propio del synth-pop, como un estribillo instrumental de los primeros Depeche Mode. Y por otro, al mismo tiempo, esos beats agresivos como prestados de la Björk de ‘Homogenic’
.Todas estas artimañas, unidas al pop al que apunta ‘In a Dream’ y su casi hilarante gancho instrumental en lo que en realidad es una pesadilla de desamor, son el remanso idóneo para transmitir las inquietudes de Sivan. Si ‘Take Yourself Home’ nos sonaba estival y playera es porque fue escrita sobre Los Ángeles, concretamente sobre el deseo del artista de abandonar la ciudad para volver con su familia a Australia. «Estoy cansado de la ciudad», manifiesta, mientras la frase del álbum podría ser «Si voy a morir, muramos en algún lugar bonito». Igualmente, ‘Easy‘, sobre una infidelidad, se sirve de su caja de ritmos cortante y sencilla para aportar aspereza a la canción, que él entona cual «crooner» aún enamorado, pidiendo perdón.
Si ‘Could Cry Just Thinkin About You’ sí es una tontería adolescente que no necesitábamos, en la letra de ‘Rager Teenager!’ sabe reírse de sus momentos más flojos, aunque el texto más interesante puede ser el de ‘Stud’. Esta palabra que en inglés significa «macho» o «semental» habla de su relación con su cuerpo y la aceptación del mismo frente a los hombres que son «todo músculos». «Tienes todos los músculos que quiero (…) ¿cómo es ser grande y fuerte? (…) ¿puedo ser un pedazo de tío para ti?», pregunta usando lenguaje tan coloquial en la comunidad gay como «buff», «hunk» o la propia «stud». Retando a su discográfica, sacando estas canciones más o menos cuando y como le ha dado la gana, y construyendo un discurso propio sin la ayuda de 20 manos, Troye Sivan sube al fin un gran peldaño, más cerca del prestigio de algunos de sus ídolos.
Calificación: 8,2/10
Lo mejor: ‘In a Dream’, ‘Easy’, ‘Take Yourself Home’
Te gustará si te gustan: Lorde, Robyn, Róisín Murphy
Escucha: ‘In a Dream’