Dan Croll: «La industria musical me empujó a hacer algo que no era yo»

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Dan Croll: «La industria musical me empujó a hacer algo que no era yo»

‘Grand Plan’ de Dan Croll es nuestro «Disco de la Semana», un álbum que nos ha conquistado poco a poco, sin que nos demos cuenta, sin un hit enorme, pero sí con grandes canciones cocinadas con mimo y cuidado como ‘Yesterday’, ‘Coldblooded’, ‘Surreal’, ‘Work’… Hablamos con el artista británico emigrado a Estados Unidos, para conocer las influencias clásicas que le han llevado a optar por un sonido atemporal que huye de las modas, cómo decidió escoger a Matthew E. White como productor o su paso por la LIPA, la escuela de Paul McCartney. Foto: Max Knight.

¿Estás en Estados Unidos o has vuelto ya a Reino Unido?
Todavía en Los Ángeles. Vine para un año pero llevo ya como tres, de momento estoy aquí.
Te pregunto porque en el disco has dado con un sonido genuino, que parece el definitivo para ti, y es muy americano, ¿crees que lo mantendrás en el futuro?
Sí, absolutamente. Muchas de mis grandes influencias, las que me llevaron a hacer música, eran en su mayoría americanas, así que cuando quise reducir todo a lo más básico, cuando me propuse empezar de cero, venir a América tenía sentido. Creo que era el sonido más honesto para mí.

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¿Ha estado de alguna manera presente en tus dos primeros álbumes?
Siempre ha estado ahí pero el problema es que la gente me empujaba hacia algo que no era yo. La industria musical, la oficina de management, mi propio equipo… querían que hiciera pop, que saliera en la radio, que fuera comercialmente exitoso. Sacrifiqué mi música, por desgracia solo ahora me he dado cuenta.
Parece como si estuvieras viviendo tu propio sueño americano… no sé si suena un poco siglo XX.
(risas) ¡No estoy muy seguro de haber obtenido ninguna recompensa! Me vine sin nada, no conocía a nadie, no sabía dónde iba a vivir ni qué iba a ocurrir. Era un desafío en el que adentrarme.

Hot Chip, Chvrches, The xx… En Reino Unido hay muchos artistas que escriben todo solos, producen todo solos. De entrada me parece extraño tu caso: has huido de Reino Unido a Estados Unidos para encontrar tu propio camino…
No creo que haya huido de Reino Unido por mi sonido. Quizá un poquito. He huido de Reino Unido porque allí no había más retos para mí, ni más aventuras. He vivido allí toda la vida. Para escribir canciones necesito experiencias, no solo escuchar música, sino obligarme a que me pasen cosas. Ya no me salían canciones interesantes porque no me pasaban cosas interesantes, así que busqué algo emocionante que me pusiera al límite, que me hiciera volver a ser espontáneo.

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Has estudiado en la LIPA, la escuela de Paul McCartney (NdE: de ahí su tema ‘Yesterday’ sobre su breve encuentro con Paul), y resulta que estuve por allí. Me gustó un poco, primero pensé que era como una especie de ‘X Factor’ alternativo (se ríe), pero me gustó, vi gente y cosas interesantes. ¿Cómo lo viviste tú?
Tengo buenos recuerdos y otros no tan buenos. Lo mejor fue la gente que había en clase, mis compañeros. Las instalaciones eran buenas, pero lo mejor es que la gente tenía mucho talento, había muy buenos músicos que me enseñaron mucho más que nadie. Aprendí mucho sobre inspiración músical, sobre cómo escribir, sobre estilos de escritura… creo que lo necesitaba. He hecho mucho deporte, tengo un fondo muy competitivo, y necesito alguien que me inspire a hacer cosas, como a competir.

«Con mis discos anteriores, me concentré mucho en la producción. Había mucha presión por hacer todo sonar grande»

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‘Stay in L.A.’ es una composición que está en tu disco y de alguna manera es algo que podría haber cantado Adele, Sam Smith, Emeli Sandé… Pero tu grabación parece haber evitado acercarse a eso. Es como si hubieras optado por quedarte en algo pequeño. ¿Es así?
Sí, eso es exactamente. Con mis discos anteriores, me concentré mucho en la producción. Había mucha presión por hacer todo sonar grande, meter grandes arreglos, grandes baterías, grandes guitarras, grandes canciones. Todo el mundo quería que sonara como el ‘Titanic’, pero mis canciones se perdían. Por eso cuando me vine a Los Ángeles solo me traje un teclado, una guitarra y un 4 pistas para grabar. No quería producción, quería que la canción destacara, porque demasiadas veces había intentado que todo sonara grande.

¿Hay alguna canción concreta que hayas detenido en ese proceso para mantenerla en pequeño?
No, pero creo que por eso decidí trabajar con Matthew (E. White). Sentía que era parecido a mí, quería hacer el disco sin que fuera sónicamente enorme. Por eso le llamé.

¿Cuál es la primera vez que oíste hablar de él?
Con su primer disco, hay una canción que me encanta en particular. Es la que se llama ‘Eyes Like the Rest’, en la que cada pequeño detalle importa. Suena grande pero es intrincada, y eso es exactamente lo que quería para mi disco.

Pensaba en algo de lo que hizo con Natalie Prass…
En cuanto a lo que ha hecho con otros artistas, el primero de Bedouine. Me gusta mucho cómo escribe Bedouine, el primero es muy bonito. Pero por supuesto el de Natalie Prass es muy bonito también.

He estado leyendo tus entrevistas, en las que hablas de Burt Bacharach, Joni Mitchell… ¿Hay algún disco en concreto que te haya gustado ahora o como adolescente que haya conducido a que tu álbum suene tan clásico?
Sí, uno de mis discos favoritos de siempre es ‘Sweet Baby James’ de James Taylor, es una de mis mayores influencias o inspiraciones.

Te pregunto específicamente por Burt Bacharach, porque es más conocido por sus canciones para otros artistas, pero tú has hecho un disco completo… No sé si tienes una referencia suya concreta o simplemente temas sueltos.
Bacharach era muy grande en colaboraciones, por supuesto, pero en cuanto a discos favoritos, me gusta su banda sonora para ‘Butch Cassidy and the Sundance Kid’. Fue una influencia enorme mientras crecía. El disco cuenta una historia, escuchas la música y puedes imaginarte la película, es como si la hubieras visto. Y eso es justo lo que quería respecto a este disco, puesto que también estoy contando una historia, la de mi primer año en un país extranjero. La gente lo puede percibir y yo cuido en esa historia las letras y la música, para que hablen por sí mismas.

«La presión de estar en playlists es dura. También hay gente que paga por ello»

¿Qué opinas del modo en que la gente escucha música hoy, sin prestar atención al disco completo?
Tengo mis más y mis menos. Es un poco triste que se oigan singles más que discos, pero te puedes adaptar a ello. Por eso hemos sacado las canciones de 2 en 2 y en orden cronológico, para que la gente pudiera seguir el viaje y las fuera escuchando a modo de playlist. Hay maneras de adaptarse y de provocar que la gente escuche discos, pero sí, la presión de estar en playlists es dura. También hay gente que paga por ello (risas).

Pensé que esto de sacar 1000 singles del disco era más cosa de la pandemia.
Para nada. Ese era el plan: la idea era sacar todo en orden narrativo, irlas sacando poco a poco, para que la gente pudiera tener tiempo de sentarse con las canciones. Creo que ayudó a entender mejor el disco.

Es muy importante la narración de principio a final para ti, por lo que veo…
Sí… estoy documentando lo que ha pasado. Es como un experimento. Ha sido como escribir un diario, contar las cosas en el orden en que pasaron. En el futuro puedo volver a estas canciones y ver cómo fueron esos tiempos. Espero que el oyente pase por una experiencia parecida, cuando alguien vaya a otro país, puede escuchar el disco y entender la montaña rusa que puede llegar a ser esa experiencia.

‘Work’ es una de mis favoritas, pero no ha sido single ni nada. Cuéntame algo sobre ella.
Es algo muy sencillo. No conocía a absolutamente nadie en Los Ángeles, pero empecé a quedar con mi novia. Obviamente me sentía muy solo porque no conocía a mucha gente salvo a ella, y la canción refleja un poco de desesperación por este motivo. Obviamente ella tenía que irse al trabajo durante el día, y yo me quedaba en mi cuarto sin hacer nada básicamente, solo. Es una mezcla entre lo que supone estar en una relación pero también sobre la soledad.

Hay algo de humor en ella y también en este tema que se llama nada menos que ‘Actor with a Loaded Gun’. Pero también es algo dramático porque estás hablando sobre cómo nos comportamos en sociedad, del rechazo de la gente que hay en una fiesta, de timidez… ¿Cuánto drama y cuánto humor hay ahí?
No establezco el humor que hay en las letras, vienen de la experiencia. Tiendo a ser una de esas personas que se encuentran siempre en situaciones extrañas, divertidas o no. Creo que es algo muy británico el mirarlo todo con un tipo de humor negro. Pero en verdad «Actor» está narrando una experiencia terrible, todavía tengo que darme a mí mismo ánimo al respecto para a veces no tirar la toalla e irme a casa. Me digo que tengo que ir a otras fiestas, tengo que encontrar una manera de verlo como algo divertido, reírme de esta gente e ir a otro evento.

¿Te ves tocando aún canciones de tus primeros discos?
Sí, claro que las tocaría, me gustan, no sé cómo lo haría porque el sonido ha cambiado. Para mí es importante pasar página, seguir mejorando, seguir desarrollándome y no mirar atrás, pero claro que las tocaría. Pero bueno, ha venido la pandemia y no hay oportunidad. Al haber estado confinado, es importante para mí mirar hacia el futuro.

¿Qué planes tienes ahora mismo?
Uf, ni idea, para ser honesto, no me siento muy inspirado en plena pandemia, pero lo voy a seguir intentando. Hay unas canciones que no cupieron en el disco e igual puedo hacer un EP, quizá con Matthew y los demás músicos. Más canciones saldrán.

¿Has pensado en escribir para alguien más? Creo que no, por lo que dices de la industria…
Pensé en hacerlo más, pero es difícil, es toda una burbuja en la que meterse…

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