Zayn es, de los integrantes de One Direction, el que peor ha llevado la fama y el estrés propiciados por haber formado parte de la exitosa boy band. Y el artista ha manifestado su deseo de vivir una vida lo más normal posible de varias maneras: ha realizado declaraciones explícitas al respecto, pero también ha optado, en lo musical, por echarse a un lado: afectado de ansiedad, Zayn no da conciertos, muy a duras penas ofrece alguna entrevista y las canciones que ha sacado de un tiempo a esta parte, como ‘Entertainer’ o ‘Let Me’, han podido estar bien, pero nunca han sido bombazos.
Hay que encomiar a Zayn por intentar sobrevivir en una industria que le ha podido crujir el alma en más de una ocasión; al fin y al cabo, crecer en el ojo público no es fácil, menos cuando tienes 20 años, y no todo el mundo lo sabe llevar. Además, puede que Zayn no promocione su obra como es debido por culpa de la ansiedad que sufre, pero de contenido sus fans van sobrados: su último disco contenía casi 30 canciones.
‘Nobody is Listening’ continúa en la tendencia del anterior: canciones de R&B-pop discretas, tranquilas, para escuchar un poco de fondo, nada ambiciosas. Para oírlas mientras te fumas un porro, una de las aficiones de Zayn («mi cerebro vive en el cannabis», canta en la primera canción del disco), están bien, pero la ambición depositada en estas composiciones se acaba ahí. Y eso no está mal per se, pero para la fama de la que goza el artista, para lo sólida que es su base de fans, es normal exigir más. Los singles del disco, ‘Better’ y ‘Vibez‘, en su asimilación de los ritmos lo-fi hip-hop de moda, son totalmente olvidables, y la cosa no mejora muchísimo.
Si lo mejor que se puede decir de ‘Better’ es que utiliza la melodía de ‘You Light Up My Life’ de Kasey Cisyk, pues la leve distorsión que se ha aplicado a su base rítmica no es la más apetecible del mundo; lo más interesante que puede argüirse de ‘Nobody is Listening’ es que, al menos, no se encierra en los sonidos mencionados para abrirse a otros caminos. Un Zayn irreconocible rapea al principio de ‘Calamity’, que se sirve de sonidos típicos del noir jazz para hablarnos de la ansiedad que sufre, desvelándonos el verdadero significado del título del álbum; ‘Sweat’ se inspira en las «slow jams» de R&B de los años 80, evocando a Janet Jackson; y la agradable balada final, ‘River Road’, con sus guitarras rasgueadas como a desgana, nos lleva más atrás en el tiempo, a los años 60, los de ‘Moon River’.
Más allá de estos ejercicios de estilo que realmente no descubren canciones demasiado perdurables, Zayn ofrece alguna melodía bonita en ‘Unfuckwitable’, de letra empoderadora («estoy harto de los amigos y los amores falsos, ya no tengo tiempo de mentir, yo soy todo lo que necesito para inspirarme»), o ‘Tightrope’, que incorpora un pasaje en urdu de ‘Chaudhvin Ka Chand’ de Mohammed Rafi. La mejor canción del disco, ‘Connexion’, es la más melódica, y sin ser una maravilla, demuestra que a Zayn no le hace falta sacar otro ‘PILLOWTALK’ para que su música sea interesante. Con su voz, una guitarra y poco más es suficiente. Desgraciadamente, ‘Nobody is Listening’ no es suficiente.
Calificación: 4/10
Lo mejor: ‘Connexion’, ‘Unfuckwitable’, ‘Sweat’
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Youtube: vídeo de ‘Vibez’