Bicep / Isles

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Bicep / Isles

El primer álbum de Bicep fue en 2017 un refugio para todos aquellos que amaran la electrónica con alma que en los años 90 conocimos de mano de proyectos como Orbital o Underworld. Seguidores del techno y el house de aquella época, pero sin la esclavitud comercial de unos Disclosure, como sigue certificando su conocida playlist de 67 horas en Spotify en recuerdo del blog por el que se hicieron famosos hace más de 10 años, Feel My Bicep; Andrew Ferguson y Matthew McBriar han vuelto casi 4 años después con un segundo álbum de novedades sutiles. Un disco menos hedonista y más espiritual, idóneo para los tiempos que corren, en los que no es que podamos ser nosotros mismos celebrando demasiado nada.

En aquel disco homónimo de Bicep ya había momentos más meditativos y trascendentales, como se apreciaba en el tipo de voces femeninas sampleadas en ‘Rain’ o en la querencia por el trip-hop de ‘Ayr’. Pero ahora han explorado más esa vía y las canciones no parecen buscar la euforia de un amanecer en la rave como sucedía con ‘Glue’ o el desenlace de ‘Kites’. Según ellos mismos, había algo «naive» y «feliz» en aquel primer largo que ahora se ha perdido. Las grabaciones parecen mirar más hacia dentro para quedarse ahí. Si viajan a algún lado es hacia nuestro interior, como sucede en la segunda parte de ‘Cazenove’, y su tristón último minuto.

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Como el Four Tet que ha mirado hacia la India para enriquecer su discurso y reenfocarlo a la paz con uno mismo, Bicep han llenado una parte importante de ‘Isles’ de referencias en la línea. El single ‘Apricots’ incorpora voces de un coro búlgaro. Otro de los sencillos, ‘Sundial’, contiene un sample de ‘Jab Andhera Hota Hai’, una canción de una película de Bollywood de 1973, ‘Raja Rani’. Mientras preparaban el álbum, para el que han llegado a trabajar en 150 demos, se encontraron por ejemplo abriendo Shazam en un kebab para tratar de averiguar cuál era la canción de pop turco que les inspiraba.

Y la conexión que más ha tocado la patata de la gente ha sido la de ‘Atlas’, en la que se recupera una grabación de Ofra Haza, que tan exitosa fue en algunos países europeos hasta que falleció a causa de complicaciones relacionadas con el sida en el año 2000. En este caso es ‘Love Song’ y no otra vez ‘Im Nin Alu’ ni otra vez ‘Galbi’ la canción que se ha recuperado del mismo álbum de 1988 ‘Shaday’, que fue disco de platino en España.

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Cuentan Bicep que en ‘Isles’ han querido reflexionar sobre la educación religiosa tan diferente que han recibido los dos pese a que, siendo de Belfast, este tema no les interesaba mucho y no les gustaba que apareciera constantemente en las entrevistas. Lo que sí les interesa ahora es esa dualidad entre las dos religiones o la vista tradicionalmente en el club Shine de Belfast, donde según sus palabras era normal ver a la multitud «abrazada bailando y a la semana siguiente peleándose en mitad de una revuelta». O la que supone vivir en una isla como la suya -y de ahí viene el nombre del álbum- la mitad del tiempo queriendo escapar de ella y la otra mitad queriendo volver a ella.

Más conciso y concentrado que su debut, ‘Isles’ presenta influencias muy parecidas, pero estas ahora se ven enriquecidas con los viajes realizados a diferentes lugares, y al mismo tiempo, mucho mejor integradas. Por aquí tiene más sentido la perlita de trip-hop que podemos considerar ‘Lido’, muy cercana a lo que Massive Attack y Craig Armstrong trabajaban en 1998; e incluso las incursiones de UK Garage casi pop ideadas junto a Clara La San. La corista de Yves Tumor pone su granito de arena en ‘Saku’ y ‘X’, la primera de ellas con un punto álgido tan celestial como el que luego buscamos en la estupenda ‘Fir’.

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Calificación: 8/10
Lo mejor: ‘Atlas’, ‘Apricots’, ‘Sundial’, ‘Saku’, ‘Fir’
Te gustará si te gustan: Caribou, GusGus, Four Tet, Orbital, Underworld
Youtube: ‘Atlas’

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