Lee Daniels nunca se ha caracterizado por ser un director sutil, por eso, que haya decidido empezar su última película ‘Los Estados Unidos contra Billie Holiday’ con unas cartelas sobre la ley que nunca se aprobó en contra del linchamiento de la población negra en el sur de su país pese a tratarse de un biopic de la emblemática cantante no es particularmente sorprendente. Un comienzo que, por otra parte, resume perfectamente el espíritu de la película ya que Daniels es incapaz –y siempre lo ha sido- de hacer un cine que denuncie el racismo y la desigualdad sufrida por los negros en Estados Unidos sin gritarte en la cara. Esas frases con las que inaugura la cinta sirven para introducir el conflicto sobre el que pondrá el foco: la canción ‘Strange Fruit’, que hablaba de aquel problema, incomodaba a la sociedad de los años 40 y las autoridades hicieron todo lo posible por evitar que Holiday la cantara. Para ello, aprovecharon su conocida adicción a la heroína para detenerla por posesión de estupefacientes.
Con este punto de partida, Daniels retrata abiertamente a la estrella en su lado menos glamouroso, consumiendo heroína y envuelta en relaciones tóxicas con hombres que la maltratan y/o se aprovechan de ella. Pese al interés que pueda tener este material, el director se queda en la superficie y no ahonda lo suficiente en la figura de Holiday ni tampoco del resto de personajes que la rodean. La puesta en escena pomposa y solemne se empeña en dar enjundia a una película que no se despega ni un ápice del convencionalismo marcado por los dramas biográficos sobre famosos que Hollywood fabrica en masa. El deslavazado guion tropieza una y otra vez con situaciones de brocha gorda, que no solo resultan demasiado obvias sino también poco interesantes. Por ello da tanta lástima ver a la más reciente ganadora del Globo de oro a mejor actriz dramática Andra Day, en uno de esos papeles prediseñados para ganar un Oscar, dejándose la piel (y la voz, pues canta ella misma todas las canciones) en una película que no se la merece. Pero si hay algo por lo que el filme puede ser recomendable es precisamente por verla a ella en una interpretación sorprendentemente medida, de esas que acaparan la atención del espectador con tan solo un gesto. Y con un personaje con el que era fácil descontrolarse y caer en la sobreactuación, y más estando a las órdenes de Lee Daniels, que no es precisamente el rey de la mesura.
Pero más allá de la estelar presencia de su protagonista, hay poco donde rascar en ‘Los Estados Unidos contra Billie Holiday’, que no funciona ni como documento sobre la vida de la cantante ni como la denuncia sobre el racismo que se empeña en ser. A su favor puede decirse que es una película que se ve con facilidad y su largo metraje no resulta particularmente excesivo. También que pese a su insustancialidad, está algún peldaño por encima de ‘El mayordomo’ y varios de la abominable -para quien escribe esto- ‘Precious’. Algo es algo.
4,5.