Para ‘Blackout’ los productores de Britney buscan sonidos en el underground. Danja se inspira en los ritmos sudorosos y oscuros que escucha en las discotecas de Miami y Bloodshy & Avant mantienen los pies en Europa. En ‘Freakshow’ construyen una producción de electro-pop basada en el efecto “wobble” del dubstep que no pasa desapercibida en los foros dedicados a dicho género.
‘Freakshow’ se considera una de las primeras producciones de pop que utilizan ideas del dubstep, unos pocos años antes de que el género implosione en el mainstream. Sin embargo, lo mejor de ‘Freakshow’ es lo terrorífica que suena: Britney rapea acompañada de una voz masculina que parece la de un monstruo, y en el momento álgido de la canción, esta voz queda totalmente al descubierto, como si se abalanzara agresivamente al oyente después de haberse zampado a Britney. En el puente, es la propia Britney la que se transforma en un hombre de repente. La producción de ‘Freakshow’ es alucinante casi de manera literal.
En un breve comentario sobre ‘Blackout’, el respetado teórico británico Mark Fisher destaca el modo en que la producción del disco desintegra la identidad de Britney en mil pedazos y utiliza el término «freakshow» para referirse a su contenido: «lo que mola de ‘Blackout’ es que, en el disco, Britney parece gozar la aceleración de su propia desintegración como persona orgánica. El disco, como la cobertura de la prensa, es un «pedazo de ella», el fragmento de un hipercuerpo simulado que ha sido expuesto en un circo de los horrores ciberespacial».
Britney recibe comparaciones con Madonna desde el inicio de su carrera, pero a quien se parece ella de verdad, en lo musical, es a Janet Jackson. Britney versiona a ambas en su primera gira, pero es a Janet a quien lleva su interés por el hip-hop, el R&B y las coreografías atléticas, y de hecho la propia Janet llega a grabar ‘Boys’, una canción que después Britney se quedará y lanzará como single de su tercer disco.
En su misión por asumir un sonido más maduro, Britney cuenta con los Neptunes, el dúo de Pharrell Williams y Chad Hugo, que le entregan las producciones más “urban” de su carrera hasta la fecha. ‘Boys’ es menos conocida que ‘I’m A Slave 4 U’ pero vuelve a ser otro derroche de sensualidad y descaro por parte de Spears, que vuelca sus versos susurrados sobre una base de hip-hop y funk que nos lleva a los inicios del género en los 80.
No obstante, la versión de ’Boys’ que sale como single, y que también llega a formar parte de la banda sonora de ‘Austin Powers in Goldmember’, película en la que Britney de hecho realiza un cameo, es un remix que incorpora una base de hip-hop más orgánica y uptempo y la participación vocal de Pharrell. La letra chica-busca-chico y chico-busca-chica no es ninguna revelación, pero la producción no ha perdido un ápice de frescura en todos estos años en los que Pharrell todavía no había conocido a Daft Punk ni triunfado con ‘Happy’.
Cuenta Danja en un reciente podcast sobre ‘Blackout’ publicado por Rolling Stone que, durante la grabación del disco, la única regla implementada en el estudio es que “no había reglas”. Y Bloodshy & Avant señalan que, tras producir ‘Toxic’, siguen trabajando con Britney porque es la única artista que les “permite” en el estudio dar rienda suelta a todas las locuras que se les pasan por la cabeza.
‘Toy Solider’, una de las canciones de ‘Blackout’ producidas por el dúo sueco, pero co-escrita por Sean Garrett, es ciertamente una locura a nivel de producción. A su lado, las chifladuras de Gwen Stefani se quedan cortas. ‘Toy Soldier’ es una especie de marcha militar futurista en la que Britney busca a un “soldado” de verdad, y lo que pasa alrededor de ella es una auténtica batalla campal de cánticos militares, rayos láser y redobles de tambor elásticos que suenan como pelotas de baloncesto. ¿No suena un poco a M.I.A. precisamente en el año de M.I.A.?
En su reseña de ‘Blackout’, el extinto portal El Cliché destacaba la producción de ‘Toy Solider’ y señalaba que el bombardeo de sonidos final de la canción sonaba como si sus productores se hubieran caído encima de la mesa de mezclas. No les faltaba razón.
‘Femme Fatale’ es uno de los discos de Britney mejor recibidos por la crítica gracias, en parte, al alto nivel de creatividad y experimentación de sus producciones, en los que Britney es apenas una herramienta más al servicio de sus productores. En el álbum, ‘Trip to Your Heart’ se diferencia por ofrecer una potente producción de trance-pop que podría haber firmado Robyn y que contrasta con la vulnerabilidad de la melodía, preciosa y que en el estribillo parece incluso navideña, cuando se le suman unas campanitas.
En ‘Trip to Your Heart’, Bloodshy, que produce la canción sin Avant, maneja de hecho un interesante contraste entre la calidez y densidad de la base, que va a 125 beats por minuto aunque, por lo demás, la canción podría ser una balada; y entre el componente gélido de la producción vocal, que hace sonar la voz de Britney como si estuviera cubierta de hielo. En ‘Trip to Your Heart’, Britney se convierte en un ángel de las nieves que “abre sus salas” y emprende un “viaje hacia el corazón” de la persona amada. Es una de las canciones más mágicas de su repertorio.
El título de ‘Born to Make You Happy’ nunca llega a ser tan polémico como el de ‘He Hit Me (and It Felt Like a Kiss)’, quizá porque la canción no deja de ser una balada melodramática protagonizada por una adolescente a la que han roto el corazón. Sin embargo, la letra “esperaría toda la vida por ti” suena pasada de moda ya entonces, y una crítica de la época señala que la canción “expresa un sentimiento que puede entender cualquier adolescente de 16 años que está enamorada hasta las trancas” pero que también “parece que Britney está entrenando para convertirse en una geisha”.
No obstante, ‘Born to Make You Happy’ alcanza el número 1 en Reino Unido y es un éxito en toda Europa, y es una de las piezas clave que deja la etapa de ‘…Baby One More Time’. Más allá de su anticuado mensaje, ‘Born to Make You Happy’ es una composición sobresaliente dentro de su dramatismo adolescente y del estilo teen-pop que practica la factoría Max Martin/Cherion, y Britney deja en ella una de sus interpretaciones vocales más convincentes y sentidas. Eso sí, en Estados Unidos se apuesta por otra de las baladas del disco, ‘From the Bottom of My Broken Heart’, que es más R&B.
‘Circus’ es un álbum irregular, hecho con prisas, que pretende lavar la imagen de Britney después de un año tumultuoso, pero que no logra ni acercarse un poco al nivel de ‘Blackout’, un no parar de hits que pasará a ser considerado el mejor disco de su carrera. Entre las pistas de ‘Circus’ que valen realmente la pena se encuentra la “fan favorite” ‘Unusual You’. Lady Gaga la destaca entre sus favoritas ya en aquel momento y cuenta que queda atrapada por ella al escucharla durante un viaje de avión. “Es hermosa y triste y suena como si la hubieran colocado en una habitación de espejos”, cuenta. “Tiene un punto espeluznante”.
‘Unusual You’ efectivamente es otra de esas producciones “inusuales” en la carrera de Britney, una balada de pop electrónico producida por Bloodshy & Avant que utiliza como base musical una línea de guitarra y otra de sintetizador que suena como una descarga eléctrica reproducida en bucle. Es una producción luminosa y mágica que recuerda a la obra de Imogen Heap también en su uso de un piano y en el vocoder aplicado a la voz de Britney, y que no puede resultar más tierna en su retrato de un amor saludable que sorprendente a la cantante: “¿no se supone que me tenías que romper el corazón?”
En 2011, Moby afirma que la música de Britney Spears, más que música, es un «producto corporativo e hiperproducido» y que, para él, la música «de verdad» (las comillas son nuestras) «mantiene la integridad en una manera interesante y directa». Sus declaraciones pueden hacer pensar, pero también resultan extrañas cuando recuerdas que Moby también ha licenciado su música a anuncios y que llegó a trabajar con Britney en una de las pistas de ‘In the Zone’, el cuarto álbum de estudio de la cantante.
‘Early Mornin’ es una canción de after en la que Britney sale de la discoteca ya al día siguiente, liga con un cualquiera y se va con él a un hotel. La producción refleja la historia a través de varias ideas instrumentales: el “loop” de bajo y la base de hip-hop downtempo suena tan despreocupados y relajados como la propia Britney, la melodía de sintetizador que la acompaña transmite la frialdad de ese día que acaba de empezar, y Britney interpreta la canción como si hubiera llegado al estudio de resaca. Se le escapan unos cuantos bostezos, pero está encantada consigo misma. Una de sus canciones más “cool”, gracias… y a pesar de Moby.
La música de Britney suele caracterizarse por experimentar con diversos sonidos europeos y, durante las sesiones de ‘In the Zone’, Britney se reúne con varios productores y compositores franceses o británicos, como Daft Punk, William Orbit o Mark Taylor, el último de los cuales ha arrasado unos años antes con ‘Believe’ de Cher. Con los primeros no sale nada pero con el tercero surgen ‘Breathe on Me’ y ‘And Then We Kiss’, dos producciones que coquetean con el house y el trance con resultados excelentes, aunque la segunda es descartada de la secuencia de ‘In the Zone’ e incluida finalmente en ‘B in the Mix’, el primer álbum de remixes de Britney… y lo que se incluye de hecho es una versión remezclada por el productor alemán Junkie XL, que viene de petarlo con su remix de ‘A Little Less Conversation’ de Elvis Presley.
En ‘And Then We Kiss’, Taylor se propone crear la “versión 2006 de ‘Enjoy the Silence’ de Depeche Mode» y se saca de la manga una mágica producción de eurotrance que navega elegantemente con el oleaje de unas hermosas cuerdas sintetizadas. La influencia de ‘Violator’ es evidente en el sonido oscuro pero romántico de ambas grabaciones, aunque la de Junkie XL es más refinada, y Britney la asimila vocalmente en una actuación sutil, cálida, sensual y en ocasiones escalofriante («I want it to last / this burning inside») que transmite una profunda conexión con la historia que cuenta la letra. En ella, Britney nos habla sobre un amor tan ideal que parece un sueño y que la hace «temblar» y volar. «Te desvaneces, pareces tan lejano, no sé si estoy despierta, abro los ojos y entonces nos besamos».
En 2001, Britney lanza su tercer disco y estrena ‘Crossroads’, su primera película. ‘Britney’ es considerado el típico disco de transición que sacan las estrellas del pop para expresar que están madurando pero todavía no están listas para dar el gran salto, y ‘Crossroads’ explica la misma historia en la gran pantalla, la de una chica joven que se encuentra en un “cruce de caminos” hacia la madurez.
Esa indecisión queda plasmada también en la irregular secuencia de ‘Britney’, que fusiona las canciones del que iba a ser originalmente el tercer disco de la artista con las que forman parte de la banda sonora de ‘Crossroads’. Una de esas canciones es ‘I’m Not a Girl, Not Yet a Woman’, una emotiva balada a piano que no pega nada en el disco, pero que representa el estado vital en el que se encuentra Britney en aquel momento. Dido, que viene de petarlo con ‘Thank You’, escribe parte de la letra, que contiene varias referencias a encontrarse “atrapada en una encrucijada” y que Britney interpreta con absoluto gusto y convicción.
Que Britney afirme que “no soy una chica, pero aún tampoco una mujer” preserva la canción de manera relevante en el contexto de su batalla por la libertad, aunque cabe recordar que, en una entrevista de la época, la artista llega a declarar que “nunca seré una mujer” y que se centrará “en ser yo misma y ya está”. Y aunque la sutileza de “Not a Girl” brille por su ausencia, esta nunca ha dejado de ser una de sus baladas más icónicas.
El sencillo principal de ‘Greatest Hits: My Prerogative’ será una versión de Bobby Brown en el que Britney ya comenta su complicada relación con la prensa mucho antes de lanzar ‘Piece of Me’ y que pasará a la historia por lo profético de su frase introductoria, firmada por Britney: “la gente te lo puede arrebatar todo, pero nunca podrá quitarte tu verdad”. El segundo, ‘Do Somethin’’, que solo es lanzado como single porque Britney insiste a su sello y de hecho resulta ser un fracaso estrepitoso en listas, abriría el top si no fuese porque ‘I’ve Just Begun (Having My Fun)’ mola un poco más.
Los tres temas nuevos incluidos en el recopilatorio están producidos por Bloodshy & Avant, los magos detrás de ‘Toxic’, y presentan un sonido electro, rockero y contundente con el que Britney parece pasárselo pipa detrás del micrófono. ‘Do Somethin’ tiene un punto surfero y desenfadado que no ha perdido frescura y ‘I’ve Just Begun (Having My Fun)’ reproduce las texturas dance-punk de ‘Hella Good‘ de No Doubt con resultados igualmente adictivos.
El tema incorpora sintetizadores ácidos y cuerdecitas fake, celebra la vida fiestera («no quiero sentar la cabeza», «quiero divertirme hasta que me harte») y vive un pequeño momento de gloria cuando aparece en una escena de la comedia nominada a los Oscar y al Globo de Oro ‘Bridesmaids’. “Soy una clase de chica loca, se lo diré al mundo entero, solo acabo de empezar a divertirme”, canta Britney en el estribillo. Y así era.