Kae Tempest: «Ponerme en lo mejor del año por encima de Kendrick Lamar es un sacrilegio»

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Kae Tempest: «Ponerme en lo mejor del año por encima de Kendrick Lamar es un sacrilegio»

Kae Tempest está a punto de promocionar ‘The Line Is A Curve‘ en España: exactamente actúa el jueves 8 de diciembre en Barcelona (Apolo) y el viernes 9 de diciembre en Madrid (Sala Paqui). Las entradas están a la venta a través de Houston Party.

Aprovechando esta visita, hablamos con elle a través de Zoom sobre la recepción de su álbum, el mensaje en el que vuelve a ser uno de los mejores discos del año, sus nuevos proyectos o el tipo de artista al que va a ver en directo. Tras una charla intensa con Kempest en 2019, con espacio para la política, la historia o la sociedad actual, en este caso le encontramos en un registro más ligero, mucho más sonriente además. Se nota que está contentx con lo que considera que ha sido un gran año para su creatividad…

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¿Cómo ha ido este año?
Me siento muy bien, salgo de gira justo después de haber estado 5 semanas trabajando en un proyecto completamente diferente. Me gusta tener 2 o 3 diferentes ideas en diferentes etapas de desarrollo. Estoy terminando unas cosas, empezando otras… Todo está muy vivo. Está siendo un año muy bonito para mi creatividad. Tengo muy buenas sensaciones al respecto.

¿El proyecto es un nuevo álbum?
Son muchas cosas, hay nuevas demos, una novela, una cosa para teatro… Son diferentes maneras de contar historias.

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Muchas de tus nuevas canciones siguen entre lo más escuchado de tu carrera, cuando tengo la sensación de que la gente hoy solo oye viejos hits y playlists. ¿Te has dado cuenta?
Este disco ha llegado a más gente, creo. Quizá es porque, para la gente, tiene más sentido ahora lo que hago. O la música es más abierta. Los discos anteriores son pesados, cerrados, son literalmente mundos cerrados dentro de los que tienes que saltar. Tienes que ser un tipo de persona concreto para entrar en ellos. Este es más abierto, más fluido, puede existir en diferentes tipos de mundo. ¡Espero!

Háblame del sonido del álbum, hay elementos orgánicos, pero también hay teclados y hasta me parece que sonidos industriales.
El sonido… es interesante. Normalmente al principio, en la primerísima sesión, en la primerísima demo, una idea se presenta a sí misma sobre cómo va a ser ese álbum. Sabía que quería que el disco tuviera unos sonidos particulares, sabía que quería un kit acústico, quería algo más vivo. Quería que 3 canciones formaran como una suite con un primer «mood» con un kit particular, luego que otras 3 sonaran más a banda tradicional con la batería, el bajo y los teclados… Sé lo que quieres decir con lo de industrial, es muy emocionante, pero no nos juntamos para ir por ningún lugar, es simplemente lo que pasó y dijimos «guay».

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Ya sabes que los periodistas etiquetamos todo y en algún momento estuve tentado de comparar el disco con ciertas bandas de los 80’s, pero no estoy muy seguro…
Escucho mucha música muy diferente. Lo que quiero es ser real y necesito sentir la música. No me importa si es country de 1972 o algo de ayer, o algo de los 80 muy loco, pero tengo que sentirlo. Dan (Carey, productor del álbum) está especializado en garage-rock, este tipo de indie muy loco, pero al mismo tiempo le encanta el hip hop. Le gusta el rap muy duro y también tiene un perfil de techno. ¿Qué puedo decir de Dan? Es un genio. Lo que hace es tan completo y lo que hago yo es tan completo… Me siento muy segure trabajando con él porque puede ir a cualquier sitio. Nunca es «vamos a hacer música que suene así».

Por eso igual me siento tan perdido cuando escucho el disco y no sé con qué compararlo…
Pero es que todo músico funciona así. Cuando haces música, estás como montado en un animal, sin saber muy bien dónde vas a ir. Le pides a la música que te diga dónde ir.

Entonces la música nueva en que estás trabajando también es con Dan.
Sí, trabajo con diferentes productores en diferentes proyectos, pero mi relación con Dan es muy importante para mí. Me hace sentir muy excitade.

«No necesito ver al mejor bajista del mundo cuando está al lado Kendrick Lamar»

¿Qué podemos esperar de esta gira? Porque en el disco se oyen muchos instrumentos…
Para mí tiene más sentido que seamos dos personas solo sobre el escenario. Es más crudo, más real, me representa más ahora mismo. Así que solo somos yo y Hinakoo Mori, que toca los sintetizadores, es una virtuosa del piano, y también de los sintetizadores. No es como un DJ, toca. El sonido es vívido. A veces es difícil ecualizar bien muchísimos instrumentos, a veces te pierdes un poco entre ellos. Veo a Kendrick Lamar todas las veces que puedo porque es un milagro de nuestros tiempos. Hace diferentes shows en diferentes álbumes. Le he visto con los mejores músicos pero cuando le vi en la gira de ‘DAMN.’ era él solo y me di cuenta de que no necesito ver al mejor bajista del mundo cuando está al lado Kendrick Lamar. Hace poco vi a Billy Nomates en un festival de Bristol, y lo mismo: no necesitas ninguna banda si eres así de buena. Es más punk en cierto sentido. Tenemos un bonito set, grande, en el que todo está bajo control… Es un buen set.

¿Sabes si Kendrick Lamar conoce tu trabajo? Porque sé que es duro para los artistas británicos entrar en Estados Unidos.
Puedo decirte que cuando trabajaba en ‘The Book of Traps and Lessons‘, sé que Rick Rubin le mandó mi trabajo. Me fui a casa y lloré. No sé si abrió el mail o no, si escuchó solo el principio del disco o no, pero el simple hecho de que yo estuviera en su bandeja de mails me hizo llorar, me parecía tan bonito. No sé si lo escuchó, creo que debe de recibir muchos mails (risas).

En nuestra lista de lo mejor de 2022 estás más alto que Kendrick Lamar.
Es un sacrilegio, pero vale (risas).

¿Te ha gustado tanto este último disco de Kendrick?
No soy el tipo de persona que compare discos. No he vivido con este disco lo suficiente, cuando con otros he vivido durante años. Mis sentimientos son distintos. Cuando se publicó ‘DAMN.’ no lo sabía, tardé 2 años en darme cuenta de que iba a ser mi disco favorito.

Volviendo a tu álbum, ¿cómo lo sientes ahora que estás de gira con él? Otros discos tuyos terminan con cierto lugar para la esperanza, pero este no lo tengo tan claro. O igual me influye la situación política británica, que me parece un poco «sin esperanza» también. (risas)
Cada vez que lo tocas, aprendes algo del viaje del propio álbum. Hay mucha oscuridad, eso seguro. Hay más intento de contacto. Hay más liberación. Sienta bien tocarlo en directo.

¿Qué has aprendido del disco tocándolo?
He aprendido de la gente porque veo lo que les pasa cuando cambia la perspectiva. Por ejemplo en la canción ‘Salt Coast’, aunque el personaje seas tú, la gente se abre. El viaje desde ‘Priority Boredom’ hasta ‘Salt Coast’ es muy interesante. Con ‘Priority Boredom’, ‘I Saw Light’ y ‘Nothing to Prove’ se van metiendo dentro, pero es en ‘Salt Coast’ cuando la gente se abre de verdad. Es curioso observar cómo las cosas se van elevando hasta alcanzar un punto de gracia. He ido aprendiendo cómo estar abordo, con la sala.

¿Por qué todo es tan naranja en el encarte del vinilo y el propio vinilo?
Interesante. Es el color de la creatividad y el de la sensualidad. Es el color del lenguaje corporal. El sexo y la creatividad vienen del mismo sitio. Pero el disco no es naranja por eso, sólo es lo que sé sobre el color. Trabajo con un tipo llamado Harris Elliott, hace todos mis visuales, me conoce muy bien, supongo que pensó que era el color adecuado para este disco. Es un gran narrador de historias.

En ‘No Prizes’ hay tres historias, una de un hombre, otra de una mujer, y otra de una persona «no binarix». El estribillo se repite, no sé si como para decir que a todos nos afectan las mismas cosas.
No era mi intención, pero me alegro de que llegaras a esa conclusión. Para mí es una canción sobre resiliencia. Hay 3 pronombres diferentes, porque son 3 retratos de 3 personas. Esta canción vino de trabajar con Lianne (La Havas). Vino al estudio, estuvo buscando un estribillo, encontró la melodía primero y escogimos después las palabras, seguimos escalando. Yo tenía una estrofa que no me terminaba de gustar. Tenía la idea de seguir queriendo escalar. Es sobre 3 personas de mi vida, para mí fue muy claro que tenía que haber una progresión, que fuera muy circular y dijera algo sobre una foto más grande del disco. La cosa con los pronombres es solo que era sobre quien estaba hablando, que resultaban ser un hombre, una mujer y una persona no binaria.

¿Has leído la entrevista de Christine and the Queens, que está en tu mismo sello, en The Guardian, sobre que la gente no parece preparada para su mensaje, su disco y demás?
No, no la he leído.

En cuanto a tu colaboración con Grian Chatten, ¿escuchas a bandas de rock como Fontaines DC? Pensé que ya no me interesaba nada el rock, pero adoro esta banda.
Los descubrí muy pronto porque mi productor Dan Carey trabajó ya en su primer disco. Me dijo que estaba en Dublín y que los tenía que conocer. Así que he terminado viendo actuar a Fontaines DC como 50 veces. Es que los puto adoro. Amo a este hombre de la manera en que amo a los poetas que amo. Sí que tiene cosas de Joy Division, pero hay algo más, es contemporáneo, tiene un alma poética. Yo lo siento así. Es un poeta. Ya había pensado en trabajar con él, pero nunca había sido el momento. Cuando trabajaba en este disco, sí. Vino y estaba muy nervioso, se tomó como 4 pintas de Guiness en el bar del barrio (risas) Yo le decía: «¿por qué estás nervioso? Eres un genio». En el estudio apagamos todas las luces y leyó un poema.

Vas a muchos conciertos, por lo que veo.
Veo toda la música que puedo. Para mí es como ir a misa, reorganiza los átomos. No veo tantos como querría porque siempre estoy de gira. Pero si vas a un festival a tocar, siempre tienes un par de horas libres en que puedes ver muchas cosas. Así he visto a Michael Kiwanuka, Anna Calvi, Nick Cave, Run the Jewels… echas un ojo. También en bares de Londres.

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