‘Ronson’, por César Sebastián
Los ejercicios de memoria histórica pueden dar ya un poco de pereza. Pueden reiterar hechos lejanos que ya conocemos al dedillo, reivindicar acontecimientos que ya no queremos ver ni por el espejo retrovisor, resultar una tarea sofocante para quien vive en un presente acelerado como el actual… y también para quien prefiere pensar con cierta perspectiva de futuro. Sobre todo si hablamos de algo colectivo. Por suerte, este primer atrevido trabajo de César Sebastián mira al pasado a título individual.
Ambientado en un entorno rural de finales de los años 60, los protagonistas de ‘Ronson’ son detallados al milímetro a través de la memoria de un niño. Vivencias, recuerdos y nostalgia alumbran un tono narrativo pocas veces visto por su modo de escarbar en las emociones, sin tener que recurrir a complicados entramados. Todo encaja a la perfección con un dibujo limpio, de trazos tranquilos, y en un tricolor de blanco, negro y dorado que lo eleva a los altares más sagrados. 8,3
‘Laberintos 2’, por Charles Burns
El norteamericano Charles Burns sigue fiel a la ecuación «claroscuros + combinación de realidad con ficción = inquietud» que tan buenos resultados le ha dado desde su obra magna ‘Agujero Negro’. La novedad de sus publicaciones, últimamente, reside en administrar las dosis cuidadosamente. A la trilogía anterior, formada por ‘Tóxico’, ‘La Colmena’ y ‘Cráneo de azúcar’, se une esta segunda entrega de ‘Laberintos’. En síntesis, degustamos un compendio de romance, terror y cine amateur hecho por adolescentes.
El resultado, hasta la fecha, se mantiene intacto en cuanto a capas de intranquilidad. Burns sigue con el bastón de mando de la desazón, aunque los recursos sigan en la misma onda, y estemos perdiendo la esperanza de que nos entregue un trabajo magistral. Lo que sí se mantiene son las ansias por conocer un desenlace siempre impredecible. 7,5.
‘La Espera’, por Keum Suk Gendry-Kim
Hace un año devoramos ‘Hierba’, un éxito aclamado por el público y laureado con los más prestigiosos premios, a pesar de estar escrito en coreano, y tratar una historia tan local y lejana a nuestra cultura como es la red de esclavas sexuales que el ejercito nipón tejió durante la II Guerra Mundial. Una herida que a día de hoy sigue mal cerrada entre ambos países. En ‘La Espera’, Keum Suk vuelve a poner sobre la mesa otra dolorosa imposición de la violencia, en su empeño por dar a conocer la reciente historia de Corea, en este caso finales del siglo XX.
En la división de Corea, en los años 50, miles de familias fueron separadas. Muchas de ellas tardaron décadas en reencontrarse. Su autora recurre, como sucedió en ‘Hierba’, al testimonio de personas mayores, ahora esencialmente a su madre. Narrativamente aparecen pasajes impresionantes que logran introducirte en los recovecos de una historia muy cruda. En lo gráfico y visual, es una delicia comprobar cómo el cómic europeo se da la mano con el oriental. 8.
‘Historias de la máscara’, por Hideshi Hino
La editorial La Cúpula reedita esta recopilación de historias terroríficas del japonés Hideshi Hino, sin duda uno de los autores de manga vivos más influyentes en el cómic de terror. ‘Historias de la máscara’ es un ramillete de 7 relatos violentos, alejados de los temas habituales, que se sumergen en la leyendas cotidianas de Japón.
El primero es sobre una vieja tienda de objetos de segunda mano y a medida que avanza el capítulo va pasando de colores suaves al blanco y negro. Un procedimiento que sin ser de una originalidad exagerada, cumple el rol de llevarnos de la actualidad al pasado, dejando a los protagonistas a merced de un destino inevitable. Este elemento tan sencillo, junto a una narrativa campechana y una brevedad que se agradece, deja todo el peso en el dibujo. En toda criatura salvaje, encontraremos su lado más adorable. 7,5.