Cuentan los Burnin’ Percebes, la pareja de directores formada por Nando Martínez y Juan González, que la inspiración para la trama de ‘El fantástico caso del Golem’ les llegó por medio de un gif que reproducía un célebre gag de ‘Top Secret!’ (1984), aquel en el que un soldado alemán se rompe en mil pedazos tras ser arrojado desde lo alto de una fortaleza. Este detalle ya nos da una idea de por dónde van los tiros de su nueva comedia.
Tras la repercusión –minoritaria pero significativa- de su anterior ‘La reina de los lagartos’ (2019), y después de una década dedicada al humor esquinado y youtubero con mediometrajes como ‘Searching for Meritxell’ (debut como actriz de Rigoberta Bandini), ‘IKEA 2’ y los vídeos de Venga Monjas, ‘El fantástico caso del Golem’ es la primera película de la pareja de cineastas barceloneses que cuenta con la financiación de una productora (Aquí y Allí Films, la compañía que produce a Carlos Vermut) y un estreno comercial en condiciones. También es la primera vez que disponen de un reparto con actores conocidos –Brays Efe, Luis Tosar, Anna Castillo, Roberto Álamo- amén de los habituales Bruna Cusí y Javier Botet.
¿Cómo ha repercutido este “nuevo estatus” de Burnin’ Percebes en su forma de hacer cine? De forma muy positiva. Mantienen su singular universo -una mezcla muy personal entre el humor absurdo de Quentin Dupieux
, la comicidad visual de los Daniels, el universo estético de Wes Anderson (usan telones pintados para los fondos, retroproyecciones, efectos especiales no digitales, composiciones geométricas)- y amplían su discurso expresivo gracias a la participación de talentos como el de Ion De Sosa en la fotografía (‘Espíritu sagrado’, ‘Karen’), la directora de arte Carmen Main (‘Karen’, ‘Ramona’) y la música de Sergio Bertran y el rapero Bejo, autores de la bullanguera canción principal, ‘Se cayó’.La película cuenta con más medios y más equipo artístico, pero sus autores siguen rodando con la misma libertad expresiva e idéntica concepción del humor: absurdo, incómodo, escatológico, impredecible. Largos planos secuencia donde puede pasar cualquier cosa, la mayoría divertidas y sorprendentes. Aunque no todo funciona igual de bien –hay algunos gags un poco flojos y como son muy recurrentes resultan algo alargados, el guión es un poco endeble, con un subtexto sobre la inmadurez y la soledad de escaso calado dramático-, ‘El fantástico caso del Golem’ es un ejemplo muy valioso de ese otro cine español, ni algorítmico ni festivalero, capaz de ofrecer propuestas estimulantes y singulares que quiten un poco el olor a cerrado de la cinematografía local.