El último sueño (Pedro Almodóvar)
Cualquiera que haya leído algún guion de Almodóvar de los seis que ha publicado o sus escritos de la época de la Movida –‘Fuego en las entrañas’ (reeditado en 2013 por La Cúpula) y ‘Patty Diphusa’ (Anagrama)- se habrá dado cuenta de que el “director manchego” es un escritor estupendo. De hecho, la literatura fue su primera vocación. También es un lector voraz, como se puede ver en su película más autobiográfica, ‘Dolor y gloria’.
‘El último sueño’ (Reservoir Books) se puede leer, además de como una heterogénea y muy entretenida colección de relatos (algunos fácilmente identificables como bocetos de sus futuras películas), como un libro de memorias, una autobiografía “fragmentada, incompleta y un poco críptica”, como explica el propio Almodóvar en la introducción. Los doce relatos abarcan desde finales de la década de los sesenta, cuando Pedro era un adolescente que escribía en el patio de su casa familiar “debajo de una parra y con un conejo desollado colgando”, hasta la actualidad, con el relato ‘Una mala novela’, donde reflexiona sobre por qué nunca ha escrito una novela, aunque fuera mala. Después de lo bien recibido que ha sido este ‘El último sueño’ (título de un emotivo relato sobre la muerte de su madre), quién sabe si se acabará animando a escribirla. 7,5.
Un lugar para Mungo (Douglas Stuart)
Si ya es suficiente presión publicar una segunda novela después de debutar ganando el premio Booker –con la extraordinaria ‘Historia de Shuggie Bain’-, aún es más hacerlo con una historia que, a priori, se parece mucho a la anterior. Mismo entorno (un barrio obrero de Glasgow), parecido ambiente familiar (desestructurado, con madre alcohólica) y similar protagonista (un adolescente sensible y tímido con problemas para expresar su homosexualidad en un entorno violento y homófobo). ¿La segunda parte de ‘Historia de Shuggie Bain’? ¿Ha ido Douglas Stuart a lo seguro?
Nada de eso. ‘Un lugar para Mungo’ (Random House) comparte las constantes vitales de la novela anterior de Stuart, pero el enfoque es muy diferente. Es igual de dura, deprimente y violenta. La pobreza, el sectarismo político-religioso y la homosexualidad siguen siendo los motores dramáticos de la historia. Pero en esta ocasión son los hombres los protagonistas. Se explora la masculinidad, la violencia y el sufrimiento asociados a los códigos morales heteropatriarcales, la brutalidad tribal (las peleas entre bandas), el aislamiento afectivo… En suma, todo lo que conlleva “hacerte un hombre”. Y Stuart lo narra con su maestría habitual: con un realismo lacerante, un humor sanador y una ternura devastadora. 8,5.
Lapvona (Ottessa Moshfegh)
Qué buenas son las novelas de Ottessa Moshfegh. Casi todos los años se cuela alguna en esta selección veraniega: ‘Mi nombre era Eileen’ (acaba de ser adaptada al cine por William Oldroyd, el director de ‘Lady Macbeth’, protagonizada por Anne Hathaway y Thomasin McKenzie), ‘Mi año de descanso y relajación’… Y ahora ‘Lapvona’ (Alfaguara), la tremenda ‘Lapvona’. Ambientada en una aldea medieval del este de Europa (la autora se ha inspirado en sus ancestros maternos croatas), la historia que narra Moshfegh no puede ser más gore, escatológica (en ambos sentidos de la palabra) y macabra.
‘Lapvona’ es un oscurísimo y libérrimo cuento gótico, casi folk horror, que le ha valido a la autora amenazas de cancelación (Moshfegh ha explicado varias veces que la agenda política de las redes sociales se la pasa por el “lapvona”) y ha escandalizado hasta al mismísimo John Waters. La novela, narrada en tercera persona (lo habitual en Moshfegh es utilizar la primera), describe un mundo horrible, sucio y violento, como una pesadilla sadiana donde la deformidad moral, de herencia cristiana, genera monstruos. Una fábula grotesca, bañada por una fangosa ironía, tan repulsiva como fascinante. 8.
Deberías haberte ido (Daniel Kehlmann)
Olvídate –si es que la has visto, porque fue directamente a streaming y se estrenó de tapadillo- de la mediocre adaptación producida por Blumhouse: ‘You Should Have Left’ (2020), un intento (frustrado) de repetir el éxito de ‘El último escalón’, juntando de nuevo al guionista y director David Koepp con Kevin Bacon como protagonista. Haciendo bueno el tópico: “la novela es (muchísimo) mejor”.
‘Deberías haberte ido’ (Random House) es un estupendo thriller de tumbona playera: cortito, juguetón y muy absorbente. Un guionista en plena crisis creativa y conyugal se instala con su mujer y su hija en una fabulosa casa de montaña. Es diciembre, pleno invierno. “Nuevo entorno, nuevas ideas, un nuevo comienzo”, escribe el escritor, que es quien narra la historia en primera persona. Sin embargo, algo extraño ocurre en esa casa. El alemán Daniel Kehlmann, autor de ‘Fama’ (Anagrama, 2009) o el superventas ‘Tyll’ (Random House, 2019), demuestra su capacidad para manejar las expectativas del lector construyendo un inquietante relato de misterio, con ecos de ‘La casa de hojas’ y ‘El resplandor’ (hay una referencia explícita a la “película esa de la Steadicam”), donde los contornos de la realidad se retuercen como un rostro en una mueca de terror. Qué pena de adaptación, oye… 7,5.
La educación física (Rosario Villajos)
El premio Biblioteca Breve de Seix Barral no suele decepcionar. Por lo menos en los últimos años: ‘Trigo limpio’ (Juan Manuel Gil), ‘Noche y océano’ (Raquel Taranilla), ‘Trilogía de la guerra’ (Agustín Fernández Mallo)… El de 2023 se lo han dado a la poco conocida Rosario Villajos, autora que hasta ahora se había movido en el ámbito de las pequeñas editoriales como la leonesa Menoslobos (‘Ramona’, 2019) y la madrileña Aristas Martínez (‘La muela’, 2021).
‘La educación física’ narra cuatro horas en la vida de una adolescente, una chica de 16 años que hace autostop una tarde de agosto de 1994 después de haber huido de la casa de su mejor amiga tras vivir un “desagradable percance” con el padre de esta. Cualquiera que haya sido joven en aquella época, y más si es mujer, no tardará en hacer la conexión: el crimen de las niñas de Alcasser sobrevuela la novela como un miedo ancestral. A partir de ese punto, el relato se expande como el temor de la protagonista a llegar tarde a casa (o a no llegar). Una angustiosa cuenta atrás interrumpida por numerosas fugas narrativas que acaban dando forma al retrato de la adolescente, una vida marcada por la culpa, la complicada relación con su cuerpo y la mirada masculina. 7,2.
Reyes vagabundos (Joseph O’Connor)
Joseph O’Connor sabe de lo que habla. El escritor irlandés, conocido en España por el thriller histórico ‘El crimen del Estrella del Mar’ (Seix Barral), es hermano de Sinéad O’Connor. En ‘Reyes vagabundos’ (Impedimenta) -el título original, ‘The Thrill of It All’, está sacado de una canción de Roxy Music– narra la historia del auge y caída de una banda de rock en la escena pop británica de los años 80. Sí, el argumento y escenario están más trillados que decir “zasca”, pero el tratamiento narrativo que le da O’Connor no lo es.
‘Reyes vagabundos’ (Impedimenta) está contada en primera persona, en forma de memorias, por el guitarrista del grupo. El protagonista narra su experiencia en la formación de la banda ficticia Ships in the Night en la Luton gris y thatcherista de los 80. Un relato irónico y melancólico sobre la música, la amistad, el amor y los sueños juveniles, lleno de valiosas reflexiones, emotivas vivencias e ilustrativas referencias musicales. Todo ello aderezado por sugestivos juegos metaficcionales como la inclusión de extractos de entrevistas a los miembros del grupo, fragmentos de diarios íntimos o la aparición de personajes reales. Lo dicho: misma letra, pero distinta música. 7.
El affaire Arnolfini (Jean-Philippe Postel)
‘El matrimonio Arnolfini’ es el ‘Jardín de las delicias’ de la National Gallery: un cuadro ante el cual los espectadores achinan mucho los ojos y hablan señalando con el dedo. La enigmática pintura de Jan Van Eyck está llena de detalles que no se aprecian a simple vista. Las interpretaciones se han sucedido a lo largo de los años. Que si un matrimonio. Que si autorretrato del pintor y su esposa. Que si un ángel anunciando a la Virgen. Que si un quiromántico leyéndole la mano a una mujer embarazada. Que si un homenaje fúnebre de Arnolfini a su esposa fallecida cuando dio a luz…
‘El affaire Arnolfini’ (Acantilado) tira del hilo interpretativo de esta última teoría. Inspirado por la famosa secuencia de ‘Blow-Up’ (1966) (fusilada luego en ‘Blade Runner’), Jean-Philippe Postel examina el cuadro ampliando sus detalles para revelar lo que el cuadro esconde, aplica los métodos de la observación clínica (Postel fue médico) a la obra pictórica. El resultado de este “análisis forense” es una lectura de ‘El matrimonio Arnolfini’ fascinante, una (sobre)interpretación que se disfruta casi como un relato detectivesco. Algo así como la ‘Habitación 237’ (2012), el documental sobre ‘El resplandor’, aplicado a ‘El matrimonio Arnolfini’. 7.
Primera sangre (Amélie Nothomb)
El padre de Amélie Nothomb, el diplomático Patrick Nothomb, murió en 2020. La escritora belga le rinde homenaje en ‘Primera sangre’ (Anagrama). Un tributo, como no podría ser menos viendo de quien viene, muy singular: el protagonista de la novela es su padre, quien nos cuenta su vida en primera persona. Este recurso literario le permite a Amélie camuflarse detrás de su progenitor y, como si fuera una médium, establecer un precioso diálogo con él.
‘Primera sangre’ tiene un comienzo impactante: el padre de Amélie, secuestrado junto a otros rehenes, se encuentra ante un pelotón de fusilamiento a punto de ser disparado por los rebeldes del Congo durante las revueltas de 1964. Partiendo de esa situación, años antes del nacimiento de la escritora, Patrick Nothomb nos cuenta cómo ha sido su vida hasta ese momento. Una vida llena de acontecimientos y peripecias. Una vida novelesca. Breve y conciso como todos sus libros, Amélie vuelve a demostrar que es una maestra a la hora de mezclar lo dramático con lo humorístico, la levedad con la profundidad. Sin engolar nunca la voz. Con la ligereza de una brisa veraniega. 8’5.
El río de los dioses (Candice Millard)
La primera vez que supe de la expedición de las fuentes del Nilo fue al ver la estupenda película de aventuras ‘Las montañas de la luna’ (1990) (disponible en Filmin). La segunda, tras la publicación de ‘Las Montañas de la Luna: En busca de las fuentes del Nilo’ (Valdemar, 2011). El sendero, por tanto, está muy bien señalizado. ¿Qué aporta este nuevo trekking literario sobre la célebre expedición? Tres cosas: eficacia narrativa, rigor documental y un nuevo punto de vista.
Candice Millard, ex redactora de National Geographic, consigue que las casi 500 páginas de ‘El río de los dioses’ (Folch & Folch) se lean como la más trepidante de las novelas de aventuras. A pesar de que la narración está sustentada por un sólido armazón documental (o sea, plagada de notas), esta fluye como una barcaza por el Nilo. Burton, Speke, Stanley, Livingstone… Todos aparecen en ‘El río de los dioses’. Pero también –y este es el aspecto más llamativo del libro- los guías nativos, héroes hasta ahora anónimos, silenciados por el racismo de la época (muchos eran o habían sido esclavos), pero sin cuya ayuda estas míticas expediciones no habrían llegado a buen puerto. 7,5.
Desde los márgenes (VV AA)
¡Puto algoritmo! Esta es la conclusión que se desprende de las páginas de este libro. En una época donde gran parte de la historia del cine mundial está accesible en Internet, los senderos para acceder a ella son más estrechos que la ruta del Cares. ‘Desde los márgenes’ (Libros Walden), recopilación de los descatalogados ‘Desde los márgenes’ (2014) y ‘La peli era mejor’ (2017), a los que se han sumado 25 filmes nuevos, propone un itinerario alternativo a través de 300 películas que ningún (puto) algoritmo te va a recomendar.
300 críticas, escritas con erudición cinéfila, lujuria cinéfaga y retórica fanzinera (provocativa, desprejuiciada y muy faltosa con algunos cineastas) por cuatro autores (José Sanz, Manuel Moreno, Enrique Piñuel y David Bizarro), que conforman un sugestivo paseo en zigzag por caminos cinematográficos poco transitados y apenas desbrozados. Un recorrido, como se explica en el prólogo, por “parajes ignotos, lugares olvidados, pueblos fantasmas y ruinas abandonadas”. Aunque se echa de menos una edición algo más cuidada (el libro es más feo que un cartel de Desokupa), el contenido justifica de sobra su inclusión en estas recomendaciones. 7,7.