La feliz unión de Lana Del Rey y The Caretaker

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La feliz unión de Lana Del Rey y The Caretaker

«And there’s no remedy for memory
Your face is like a melody
It won’t leave my head
»
—Lana Del Rey, ‘Dark Paradise’ (2012)

Lana Del Rey acaba de darse uno de los mayores baños de masas de su carrera ofreciendo en Coachella dos icónicos shows que, conocidos ya por el nombre de Lanachella, sus fans seguirán recordando en el futuro. Su propio Beychella, pero hecho a medida, y organizado a última hora por ella y su equipo después de que su tour mánager de 15 años les dejara plantados.

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Los dos shows de Lana Del Rey en Coachella han estado nutridos de éxitos, ha incluido pocas concesiones a su último disco, y han contado con las apariciones sorpresa de Billie Eilish en el primer fin de semana, y de Camila Cabello en el segundo.

Pero es digno de mención otro «invitado» sorpresa al show. Si Lana aparecía en Coachella subida a una moto mientras sonaba de fondo una canción de Neil Young, ‘My My, Hey Hey (Out of the Blue)’, la artista se despedía, de nuevo subida a la moto, con ‘It’s a Burning Memory’ de The Caretaker. Y de repente la unión entre estos dos artistas se hacía posible. The Caretaker fue una de las primeras personas que compartieron en Twitter-ahora-X el vídeo afirmando que no había estado en su «bingo card» de 2024 que Lana cerrase su concierto en Coachella con una canción de él. Tampoco en la nuestra.

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The Caretaker es el proyecto de música experimental del compositor británico Leyland Kirby. Concebido como un homenaje a ‘El resplandor’ (1980) de Stanley Kubrick (basada en la novela de Stephen King), The Caretaker ha construido su propio universo sampleando canciones viejas de los años 20 y 30. Kirby las ralentiza y altera de manera que suenan tocadas por fantasmas. Es la música que supuestamente sonaría, sin parar, durante toda la eternidad, en el salón de baile del Hotel Overlook. Sin ir más lejos, ‘It’s a Burning Memory’ se basa en una canción de Sid Phillips & His Melodians y Al Bowlly, ‘Heartaches’. Al Bowlly es intérprete de la famosa canción que todos vinculamos a ‘El resplandor’, ‘Midnights, the Stars and You’.

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Hasta ahora la conexión de Lana Del Rey con Stanley Kubrick empezaba en ‘Lolita’ y acababa en el título de su segundo disco, ‘Ultraviolence‘ (2014), sacado de la novela de Anthony Burgess ‘La naranja mecánica’ (1962), adaptada después, en 1971, por Kubrick a la gran pantalla. Pero el uso de la música de The Caretaker en un concierto de Lana Del Rey también tiene mucho sentido.

Que Lana Del Rey ha planteado su show en Coachella como un retorno de la Lana que enamoró al mundo en 2012 es evidente en el momento en que ha decidido llegar al concierto subida en una moto, melena al viento. Los ecos al videoclip de ‘Ride‘ saltan a la vista. Pero también su estilismo -vestidos y peluquería- ha realzado la elegancia clásica de esa Lana Del Rey que en ‘Born to Die‘ aún no había abrazado la «normalidad» de un pantalón tejano. El glamour decadente de Lana es lo primero que conocimos de ella en los videoclips de ‘Born to Die’ y ‘Blue Jeans’ y eso es exactamente lo que ha ofrecido The Caretaker en su discografía desde los noventa hasta hoy. Pero no solo eso.

A Lana Del Rey y The Caretaker les une sobre todo una cosa: su fascinación por la nostalgia. En los primeros años de carrera de Grant las referencias al Hollywood dorado eran indisociables de su figura. Incluso encarnó a Jacqueline Kennedy en el videoclip de ‘National Anthem’. Después, Lana siguió enriqueciendo su nostálgico discurso reivindicando la poesía Beat, la cultura hippy o, en ‘Honeymoon’, de nuevo, el glamour de los años 40 y 50. Una «nostalgia vintage» que Lana ha seguido abrazando hasta nuestros días.

Por su parte, la música de The Caretaker es nostálgica de partida al basarse en canciones publicadas durante los años 20, 30 y 40. Especialmente su disco de 2011 ‘An Empty Bliss Beyond this World’ ha llevado ese concepto a lugares sublimes en composiciones que, como las escalofriantes ‘Libets delay’ o ‘Camaraderie at arms length’, te hacen creer que el más allá existe y que es el lugar más feliz del mundo. Pero Kirby ha extendido su exploración de la nostalgia al extremo hasta el punto de basar otros de sus trabajos directamente en una exploración de la demencia, concretamente del Alzheimer y del deterioro de la memoria humana que esta enfermedad provoca en el cerebro. Su último álbum, ‘Everywhere at the End of Time’, se alarga hasta las seis «fases» cada una ofreciendo una versión más desgastada que la anterior.

Esa «decadencia» de la memoria es exactamente el hilo que une a Lana Del Rey y The Caretaker. Porque, si de algo ha cantado Lana Del Rey en su carrera -entre otras cosas- es de los recuerdos, de tiempos mejores, del ‘Summertime Sadness’, del ‘Old Money’, de la juventud que se va, de la belleza que en algún momento termina, y de la manera en que esas memorias permanecen, como mínimo, un largo tiempo después, aunque finalmente desaparezcan por completo, disueltas en el viento. ¿No viene a significar lo mismo «Nothing gold can stay», que «Fleeting dreams»?

Y, ojo, si la comparación entre Lana Del Rey y The Caretaker parece peregrina, en realidad no es nueva: Tiny Mix Tapes ya los enfrentó en 2012 a raíz el vínculo de ambos con la literatura, el de Lana con ‘Lolita’ y el de The Caretaker con la obra de S.W. Sebald. Otro autor, Sebald, que ha investigado el concepto de memoria, al que Lana -no tenemos duda- debe guardar también en su librería.

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