Apple Music se ha anotado un tanto publicando una lista con los Mejores Discos de la Historia. Durante los últimos días, la plataforma ha sabido captar la atención de un público diverso y últimamente un poco disperso, unos atrapados ya para siempre en la nostalgia, y otros en una vorágine de estrenos constantes cada vez más absurda.
El problema de elaborar una lista de este tipo es que te caen palos por todas partes. Nadie te da las gracias. Sólo recibes críticas. Y lo peor es que aunque siempre parezca que has improvisado todo, seguramente haya un currazo detrás inconmensurable.
Dice Apple Music que ha confeccionado este top 100 sumando los puntos aportados por «artistas, compositores, productores y expertos». Seguramente hubiera obtenido mejores resultados confeccionando la tabla de otra manera, por ejemplo a través de su propio staff de editores y programadores de playlists, debatiendo y argumentando. O sacando bolas del bombo de un bingo.
De la suma de estos puntos no ha resultado nada coherente en ningún sentido. Uno mira el orden definitivo y algunos discos que han cambiado el mundo parecen tirados en la lista al azar. O directamente no están. Se desconoce si se han seguido criterios como la innovación, la influencia en otros artistas o el valor sociocultural al margen de la música. Desde luego no lo parece. Hay que adivinar qué pinta cada álbum en cada puesto. Y en algunas ocasiones es bastante difícil.
Lo primero que hay que aclarar es que la lista se centra en artistas anglosajones. Me parece lo de menos, porque no se le pueden pedir peras al olmo. Nadie esperaba en una lista de estas características a Enrique Morente ni a Juan Luis Guerra. Ni a Gainsbourg ni a Neu! Como mucho a Rosalía (y no). Al menos sí hay que señalar la presencia de Bad Bunny como un acierto. Incluso llevándose por delante a otros artistas contemporáneos como The Weeknd. ¿Quizá los votantes de Apple Music consideran un imitador de Michael Jackson o Drake al 2º artista más oído del mundo?
Pero incluso dentro del mundo anglosajón, sorprenden muchísimo algunas decisiones. En este artículo repasamos los fallos más flagrantes de este top.
Las ausencias imperdonables
Los artistas seleccionados proceden, en general, de Estados Unidos, el principal mercado de Apple Music. Eso explicaría la ausencia de algunos artistas británicos, como PJ Harvey, My Bloody Valentine, Sex Pistols, Joy Division, Depeche Mode, Pet Shop Boys o incluso Queen. Primal Scream ya acababan de ser eliminados de la historia de Rolling Stone, así que por aquí no los esperábamos. Ni al australiano Nick Cave. Bien pensado, hay que dar las gracias por Björk y los Smiths.
Pero también sorprende la ausencia de discos norteamericanos. La selección de álbumes de hoy no es el problema: Beyoncé, Billie Eilish, Lana del Rey… ya está muy claro que tienen que estar. El problema es el pasado: ‘Automatic for the People’ de R.E.M. o ‘I’m Your Man’ de Leonard Cohen. ¿De verdad no ha marcado Cohen el camino de innumerables autores de hoy? ¿De la misma Lana, quizá?
Curiosamente, la cuota sueca la cubre Robyn y no ABBA, y mira que ‘The Visitors‘ era una opción maravillosa.
El jazz, o algo así
Algunos votantes han tirado hacia el jazz, pero solo unos pocos, aparentemente. No parece haber guía al respecto, pero una cosa está clara: si vas a hablar de John Coltrane, no puede ser para ponerle por debajo de Guns ’N Roses. Si vas a hablar de Miles Davis, no puede ser para ponerle por debajo de ‘1989’ (Taylor Version). ‘Kind of Blue’ y ‘A Love Supreme’ son los dos ejemplos más claros de discos que parecen tirados sin ningún criterio en este malogrado top 100. Para presentarlos en cualquier lugar, mejor hubiera sido explicar que esto era una lista de música pop, y dejarlos fuera.
Apple ya no es indie
Presumíamos a Apple Music un perfil alternativo. Alguien que paga por la música. Con inquietudes. Pues no. La plataforma da por completo la espalda a toda una historia del underground y la contracultura de diferentes formas. La más acusada es que ‘The Velvet Underground & Nico’ -mejor disco del siglo XX para Rockdelux- aparece también «en cualquier lugar», por ejemplo en el puesto 60. En su consecuencia, los Pixies no pueden estar en el top 100. Todo el indie de los 90 aparece ninguneado (Magnetic Fields, por decir alguien) y todos los artistas de la generación Pitchfork han sido ignorados uno detrás de otro. No busques a Bon Iver, ni a Fiona Apple, ni a Grimes, ni a The National, ni a Arcade Fire, ni a The Knife. No ha habido piedad ni siquiera para alguien tan atemporal, tan sublime, tan poco indie, tan poco apegado a las modas y tan erudito como Sufjan Stevens.
Influido vs influencia
El desorden en la lista presentada era llamativo desde que empezaron a revelarse los primeros puestos. Pero ha sido mucho peor el final. Me costaría mucho creer que Frank Ocean se sepa él mismo, para la historia, más importante que Stevie Wonder. Me costaría mucho creer que Adele se sepa ella misma, para la historia, más importante que Carole King.
Ni una sola rareza
En la lista hay varias cosas que parecen una boutade o simplemente puro despiste. Dejando para otro día si ‘Abbey Road’ y no ‘Sgt Pepper’s’ es el mejor disco de los Beatles; o si ‘Like a Prayer’ y no ‘Ray of Light’ es el mejor disco de Madonna, ‘Pure Heroine’ no es el mejor disco de Lorde. ¿Qué pinta aquí ‘Untrue’ de Burial si no hay casi nada de electrónica, ni tampoco ambient? ¡Si no está Brian Eno! ¿Es de verdad ‘Golden Hour’ un disco tan importante en la historia del country? Y así podríamos seguir.
Con la salvedad del número 1, bastante discutible, pues ‘The Miseducation of Lauryn Hill’ no era precisamente un «hit after hit» y había de todo en sus 77 excesivos minutos de duración; la lista es un cúmulo de lugares comunes y discos híper conocidos, con ningún margen para la sorpresa o el descubrimiento para el melómano. Hace unos meses Rolling Stone al menos me hizo escuchar un disco de reggae que desconocía, ‘Red’ de Black Uhuru. En este caso, ni eso.