Mitski desata una locura fan casi absurda, en su preciosa gira

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Mitski desata una locura fan casi absurda, en su preciosa gira

En 2006, se viraliza en Youtube un vídeo en el que un chico, visiblemente histérico incluso fuera de plano, grita «guapa» y «reina» a la Virgen de Almatosa, sea lo que sea esto. Mitski es en aquel entonces una estudiante japonesa que va al instituto en Turquía tras haber viajado por todo el mundo. No sabe siquiera que no terminará los estudios, desconoce si se dedicará al cine o a la música, y también que su camino va a encontrarse con el que es uno de los primeros virales en España.

Mitski abrió este martes las Noches del Botánico, un ciclo por el que pasarán en próximos días PJ Harvey, James Blake o ANOHNI, en muchos casos con las localidades agotadas. El ciclo veraniego de lujo es uno de los favoritos de los madrileños, especialmente cuando pasan los días de alergia primaveral, pues el entorno es precioso (Mitski elogió los jardines), el aforo relativamente limitado e íntimo, los puestos cada vez más numerosos y variados, y el público parece bien atento, como para amortizar los 50 euros aproximadamente que puede costar una entrada.

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El lugar -aislado de Madrid, en medio de la uni- es perfecto para un show como el de Mitski. Recordemos que las canciones de la artista, pese a su recogimiento, se han venido viralizando en redes, demostrando que otro TikTok más profundo y menos superficial es posible. Las entradas para su gira americana en recintos de aforo medio se agotaron en minutos. Sin embargo, Mitsuki Miyawaki tuvo que emitir un comunicado para explicar que no podía trasladar sus conciertos a arenas porque se perdería la esencia del show, y cualquiera que haya asistido a la gira comprenderá que algo llamado ‘The Land Is Inhospitable and So Are We‘ no se creó para topar con las masas de cualquier manera.

Puede funcionar, como sucedió en Primavera Sound pese a (o gracias a) la lluvia, porque Mitski es un sorprendente animal escénico, pero no era la idea de partida para una persona que ha tenido sus más y sus menos con la fama.

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La gira de Mitski comienza con ‘Everyone’ y no renuncia a ‘Working for the Knife’, pero las canciones electrónicas de ‘Laurel Hell’ aparecen adaptadas a las sonoridades country de su etapa Nashville. La imprescindible -o eso creía yo, erróneamente- ‘The Only Heartbreaker’ ha desaparecido de su repertorio desde hace un par de años. Su etapa ochentera fue una ilusión que nadie parece echar de menos.

Acompañada de una banda de 7 músicos, Mitski se entrega más bien a sonoridades folkies de carácter orgánico. Si escuchas un violín, no pienses en un pregrabado. Si escuchas un acordeón, búscalo sobre el escenario, porque un/a multiinstrumentista lo estará tocando. Mitski ofrece a una audiencia tiktoker -la media de edad puede rondar los 20 años- probablemente el primer concierto de instrumentos reales que ve en su vida.

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Y eso que el show es ella misma. Mientras los músicos se sitúan de manera muy discreta a ambos laterales del escenario, una tarima roja circular eleva a la artista en el centro. Cada paso que Mitski da, cada coreografía manística, es recibida por el público como si allí estuvieran los Beatles o BTS, como si de una deidad se tratase. En un momento creo que alguien detrás de mi oreja va a arruinarme el show gritando tontadas a destiempo, pero el talento de Mitski sobre las tablas está muy por encima de eso.

El dominio escénico por su parte es enorme, e imaginativo. Cuando acaba ‘Buffalo Replaced’ está realizando una coreografía que continúa incluso sin música. En ‘The Frost’ imagina una guitarra acústica que no existe en el más bello “air guitar” jamás ideado. En ‘I Bet On Losing Dogs’ se transforma ella misma en el «perro perdedor» que se arrastra por el suelo. En ’Thursday Girl’, logra que el estribillo “Somebody Please Tell Me No”, resuene en la cabeza de todos los asistentes.

Víctor Moreno, Noches del Botánico

Supongo que el momento más recordado del concierto será ese en que Mitski hizo un larguísimo speech en perfecto español en el que bromeó sobre lo rápido que hablamos en este país. O ese otro, tan Heráclito, en que nos hizo valorar que este show era único y que jamás habría otro igual. Pero lo que nos hará volver a un concierto de Mitski es el cuidado diseño artístico que todo lo envuelve y que busca el último sentido a sus letras.

El fervor por todo lo que hace Mitski es tal que ‘My Love Mine All Mine’, el último viral de marras, ni siquiera es la canción mejor acogida del show, pese a los adornos descolgados de la tarima superior. Quizá dura demasiado poco. Si cuando empieza a oler a final es que el público se arranca a gritar a Mitski “reina, reina y reina, y guapa, guapa y guapa”, mientras ella, algo aturdida, pregunta qué demonios es esa «canción», la comunión es total con las dos canciones del bis.

Son dos temas extraídos de ‘Be the Cowboy’, el que pareció su primer clásico pero no será el único: ‘Nobody’ y ‘Washing Machine Heart’. Salió hace 6 años ya, pero el público de Mitski es de los que hace los deberes. ¿No decían que ya no se hacen discos como los de antes? ¿No decían que los jóvenes solo escuchan reggaeton? ¿No decían que la gente ya no escucha buena música?

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