Arab Strap brilló a finales de los 90 gracias a los recitados, sórdidos, tristes, de Aidan Moffat, sobre la música slowcore de Malcolm Middleton. Sin muchas alharacas se separaron en 2006, sin mucho ruido volvieron en 2016. Desde entonces, han editado dos discos, los estupendos ‘As Days Get Dark’ (2021) y ‘I’m Totally Fine with It Don’t Give a Fuck Anymore’ (2024). La semana que viene lo presentan en directo en España. El 20 de marzo en la sala Salamandra de L’Hospitalet de Llobregat y el 21 en la sala Shoko, Madrid.
En su último disco los escoceses parecen más preocupados por plasmar a ansiedad y la soledad que generan las nuevas tecnologías que las relaciones de pareja o el sexo, sus principales intereses antaño. Así que para hablar de todos estos temas los tengo a ambos vía la plataforma que más ansiedad me genera: Zoom.
¿Es el uso de redes sociales y aparatos asociados que nos alienan el tema principal del disco?
Aidan: El tema que lo vehicula es la conexión, cómo nos conectamos con las personas, la ilusión de conexión. Nos han vendido la idea de que vivimos en un mundo donde todos tenemos acceso a todos y a todo y todos estamos conectados, pero en realidad creo que es una vida bastante solitaria. Creo que es un poco mentira, esta idea de conexión social a través de la tecnología. Hay muchas redes sociales, se han convertido en una parte muy importante en la vida de todo el mundo y de alguna manera se ha apoderado de ese aspecto social. Yo por ejemplo no sé qué están haciendo muchos de mis amigos porque no estoy en Facebook (risas)
Malcolm (interrumpe): ¡Son solo personas que publican fotos de sus gatos y cosas por el estilo!
Aidan: Sin embargo, me he perdido cumpleaños y cosas así. La gente me pregunta: ¿qué piensas sobre esto y aquello? Y no sé de qué están hablando. Y me parece aterrador que la gente haya puesto toda su vida online. Creo que de eso trata realmente: del terror y la mentira de la conexión social.
Entonces eres pesimista sobre el uso de las RRSS, ¿no? ¿Cómo crees que te afecta en tu día a día?
A: Ya no tanto. Dejé de publicar en las redes sociales, básicamente. Todavía las leo para ponerme al día con algunas noticias, noticias musicales y esas cosas. Así que las uso como una herramienta para mantenerme informado. Trato de no publicar cosas sobre mi vida y mis pensamientos personales. Publico sobre trabajo, sobre Arab Strap. Pero eliminé todas mis publicaciones en Twitter. ¡Creo que eran como 40.000! (risas) Así que tuve que descargar una aplicación que me ayudara a borrar todo, porque quería eliminar mis asuntos personales de las redes sociales.
M: Es gracioso que, como músico o artista que interactúa en las redes sociales, se espera que ofrezcas algo más que el lado comercial. Tienes que poner algo de tu personalidad, de tu vida personal. Es un sentimiento un tanto enfermizo. Como músicos en Twitter o Facebook, creo que estamos lidiando con eso: no estamos tan involucrados en ese aspecto personal… pero estamos ahí. Todavía lo usamos como herramienta de promoción. Somos felices cuando hacemos conciertos, es fantástico hablar con la gente en persona… Pero creo que el período de luna de miel en el que te gustaba interactuar con tus fans en las redes sociales ha desaparecido.
A: Twitter era excelente para la música hace cinco años, pero la interacción en Twitter con los fans de la música ahora ha desaparecido casi por completo. Me pregunto si debería haber una sola plataforma de redes sociales solo para música…
M: ¡Myspace! (risas)
Las RRSS han virado hacia la extrema derecha. ¿Ha sido este uno de los motivos para dejar de usarlas o ha sido algo, como comentas, estrictamente personal?
M: Hay razones personales. Pero también está el riesgo de lo que acabas de mencionar. Parece que [twitter] ha dejado de funcionar, aunque no sé mucho sobre lo que hay detrás del telón en estas cosas. Pero lo de ser músico y lanzar nueva música ya no es como antes. Algo detrás del telón dejó de hacer “clic”. Antes se podía anunciar que tenías un nuevo disco y eso llegaba a miles de personas, pero parece que ya no sucede así. No estoy seguro de qué está pasando allí.
De hecho, en vuestro anterior disco hay una canción sobre Twitter, ‘Bluebird’.
A: Bluebird trataba sobre la adicción a Twitter. Para bien y para mal: conocí a varias personas a través de Twitter con las que todavía hablo, y había mucha positividad. Pero siempre había también un elemento negativo de discusión de pub. La canción ‘Bluebird’, es sobre por qué seguía volviendo: es el ciclo de retroalimentación lo que te mantiene adicto a estas cosas. Y así es como está todo diseñado. Ese es el problema con las redes sociales. Están diseñadas para ser adictivas. Y están diseñadas para alimentar tu ego y mantenerte en ese tipo de ciclo. Y eso no fue tan malo hasta que Twitter se convirtió en X, y luego todo fue rediseñado por completo. Como dice Malcolm, la música ya no se involucra en X, porque [X] ha sido rediseñada para ser utilizada como herramienta política.
El tema del check azul también fue muy importante, lo cambió todo. Ahora pagas por un check azul, eso significa que tus tweets se promocionan de una manera que empuja las publicaciones de todos los demás al final. Sí, la política es parte de esto. La verdad es que me resulta más difícil apoyar estas plataformas ahora, incluso Instagram y Facebook. Quiero decir, Mark Zuckerberg no es mejor que Elon Musk, en realidad. Pero a nivel personal, sentí que también estaba pasando demasiado tiempo allí. Eso comenzó con ‘Bluebird’ y luego continuó con un par de canciones en el último disco también, donde finalmente me doy cuenta de que hay mejores cosas que hacer con mi tiempo que discutir con extraños online (risas).
Sí, hay canciones que da cierta angustia escuchar la letra, como ‘Sociometer Blues’, que trata de la adicción al teléfono móvil. ¿Sois de los que decís “estoy harto, me voy a comprar un Nokia 3310”? Que es una cosa que todos pensamos, pero a la hora de la verdad no lo hacemos.
A: Ah, no. No es culpa de la tecnología. ¡También tengo un smartwatch sofisticado! Me gusta la tecnología, me encantan los dispositivos. Puedo disfrutarlos sin tener que interactuar en las redes sociales.
Que vuestras canciones haya pasado de hablar de sexo y relaciones a las redes sociales y las nuevas tecnologías, ¿es signo de los tiempos o una cuestión de la edad?
A: Sí, lo es. Quiero decir: quería evitar escribir sobre lo mismo que en las canciones antiguas, porque ya no tengo nada que decir al respecto. Todas esas viejas canciones que tratan de resolver relaciones románticas, ese ya no es un problema con el que tengo que lidiar. Esa parte de mí ya pasó. Ahora intento concentrarme en cosas que tienen significado para mí y cosas que me inspiran. Ya no se me pasaría por la cabeza escribir sobre ese tipo de cosas, porque es un tema de gente joven (risas). Este año cumplo 52 años, así que me gustaría pensar que ya he resuelto este tipo de asuntos (risas).
Siempre, por eso, incluso en vuestros momentos más oscuros, siento que en vuestra música siempre hay un poso de esperanza, incluso de optimismo. ¿Es así?
A: Creo que hay mucho optimismo en las canciones. Quiero decir, incluso el acto de hacer canciones tristes, el mismo acto de tomar un sentimiento triste y ponerlo en una canción es un acto de optimismo, es compartir estos sentimientos, saber que la gente siente lo mismo y que puedes superar estas cosas. Nadie va a aguantar un disco que es solo desesperado y miserable (risas). El objetivo de la música, como todas las formas de arte, es compartir emociones y comunicar una idea. El solo hecho de que exista es un acto de optimismo en sí mismo. Y sí, creo que hay mucho optimismo. Creo que nuestra próxima música podría ser insoportablemente alegre, para compensar en exceso, por si acaso (risas).
Hay bastante polémica sobre uso de la IA en Reino Unido. Hay una propuesta del gobierno británico para que las empresas que desarrollan IA puedan utilizar el contenido de los creadores en internet para ayudar a crear sus propios modelos, a menos que los titulares de esos derechos opten por negarse. Ha habido una fuerte protesta por parte de bastantes artistas. ¿Conocéis esta polémica? ¿Creéis que es una puerta abierta al abuso?
A: No creo que una herramienta vaya a reemplazar nunca a lo que hacen los seres humanos, pero lo que puede hacer [la IA], ya lo ha hecho: cada canción que hay en cada plataforma ya se ha utilizado para crear información para la IA, y eso se ha hecho sin el permiso de nadie. Así que esta es una forma de intentar protegerse en el futuro, obviamente. La IA no nos va a reemplazar, pero puede imitarnos. Es muy fácil ahora mismo pedirle a un ordenador que simule una canción y suene como tal, ese es el tipo de cosas que veo.
M: Ya sucede que las compañías productoras de canciones pop no quieren pagar tanto dinero a las bandas oficiales, por lo que contratan a otros tipos para recrear lo que las bandas están haciendo. Los humanos han estado haciendo esto durante diez o veinte años, y en ese sentido les roba el dinero a los artistas. La IA está haciendo lo mismo pero más rápido. Así que todavía no estoy seguro de cuál es mi posición al respecto. Creo que es algo muy interesante, pero es una de esas cosas que sientes como si fuera una marea, una inundación o algo así, que no va a desaparecer. No creo que el gobierno o las personas que se quejan de esto puedan cambiarlo llegados a este punto, porque, como ha dicho Aidan, la IA ha estado escuchando esta música durante años. Pero lo que tenemos los humanos es esto: nunca vamos a ser demasiado buenos. Tenemos pequeñas imperfecciones. Por supuesto que la IA también puede copiar eso, pero… Hum, ¡entonces que se jodan!
«Debería ser fácil para los artistas no consentir el uso de nuestra música con fines de inteligencia artificial»
Vosotros usáis IA en vuestro último disco.
A: SÍ, hay una voz en el último álbum, una voz femenina [NdR: en ‘Molehills’]. Esa fue una voz de IA. Iba a hacerlo yo mismo, pero quería que sonara como David Attenborough en femenino. Lo hice con IA y sonó genial. También puedes usarla creativamente como herramienta, si no tienes miedo a usarla. Y a mí no me asusta demasiado, no me preocupa que reemplace a la banda. Pero puede, supongo.
¿Cuál es la solución?
A: A título personal, creo que el problema es que la ley realmente no protege los derechos de autor. Están hablando de cambiar la ley de derechos de autor tal como está. Todos pueden acceder a nuestro trabajo y eso es un problema, porque si no podemos llegar a un acuerdo, entonces es profundamente injusto para todas las partes. Debería ser mucho más fácil optar por no participar en estas cosas. Especialmente en plataformas de streaming, podría ser un clic, simplemente: “¿Da usted su consentimiento para que sus streamings se utilicen para fines de inteligencia artificial?» «No”. Es bastante fácil de implementar, pero obviamente nadie lo hará porque hay demasiado dinero a ganar.
Sois un grupo famoso por las letras, pero la base musical es muy importante. ¿Cuál es vuestro proceso de composición? ¿Va primero la letra o la base?
M: Es como la gallina y el huevo. Todavía trabajamos como lo hacíamos hace 20 años, intercambiamos música entre nosotros: «te doy una guitarra, tú me das un ritmo de batería, o samples o acordes de piano», cosas así. Luego comenzamos a construir la canción y las letras son lo último.
A: Sí. No me gusta escribir las letras a menos que ya tengamos la música, al menos algo parecido a una canción, alguna idea de algo. Prefiero responder a la música para escribir las letras. No soy el tipo de persona que tiene libros y diarios llenos de letras a las que pueda volver. Todas las letras comienzan una vez que la música ya está en su sitio.
Ahora una pregunta muy genérica y que os habrá hecho todo el mundo: ¿Por qué lo dejasteis en 2006 y por qué volvisteis en 2016?
M: Es como cuando dos ciervos están en el bosque, se separan y se pierden durante todo el día para poder reencontrarse por la noche (pausa). Lo siento, probablemente esperabas una respuesta mejor (risas).
A: Para empezar, queríamos celebrar nuestro aniversario, que fue en 2016. Así que hicimos algunos shows, tocamos algunas canciones antiguas y lo disfrutamos. Y luego nos siguieron ofreciendo más conciertos y decidimos que nos estábamos aburriendo de las viejas canciones. Y entonces decidimos probar algunas nuevas. No fue parte de un gran plan. Una cosa llevó a la otra. Y luego hicimos el disco. No creo que realmente hubiésemos planeado hacer ninguna música nueva, pero fue muy natural porque sentimos que había algo que podíamos hacer y que disfrutaríamos.
‘The First Big Weekend’ va a cumplir 30 años en 2026. Es probablemente vuestra canción más famosa, pero ¿es una sensación mía o es una canción de la que siempre habéis intentado huir? ¿Os habéis reconciliado con ella? ¿Qué queda de aquella época?
M: Ese fin de semana aún no ha terminado. Estamos todavía en él (risas). Pero creo que dejamos de tocar esa canción por completo después de un par de años en la primera fase de la banda, pero luego nos volvimos a juntar en 2016. La volvimos a tocar mucho, y recién el año pasado dejamos de tocarla. Y por eso creo que la traeremos de vuelta. Es que nos gusta la canción, simplemente no nos gusta tocarla todo el tiempo. Pero luego, cuando nos tomamos un descanso y volvemos a ella, siempre es divertido.
A: El año que viene cumplirá 30 años. El año que viene quizás la toquemos para su cumpleaños.