Mónica Naranjo pasa largas etapas alejada de la prensa, pero lo que estamos viendo estos días es otra historia. La ocasión, una gira por su 30º aniversario en la música, lo merece, y la artista no solo ha ido a «divertirse a ‘El Hormiguero'» como otros, sino también a la Cadena SER, a la radiofórmula, a agencias, a la prensa LGTBIQ+… y finalmente también, a la prensa musical. Desde que en 2008 Claudio -mi compañero de podcast- nos regaló una entrevista con ella, que no cabía completa en el periódico para el que trabajaba entonces (ADN), ningún redactor de JENESAISPOP había podido hablar con Mónica Naranjo.
Por alguna razón entro en el hotel donde me han citado con ‘Amor y lujo’ sonando en mi cabeza a todo volumen. Es extraño, hace años que no la oigo. Mónica dice no conocer nuestro medio. En ese momento no caigo en decirle, porque lo recuerdo horas después, que fue JENESAISPOP quien le advirtió, a través de Twitter, de que una canción de Rigoberta Bandini la reivindicaba. Concretamente, a gritos. «Gracias por descubrirme a esta artista con todas las letras», nos escribía en la red social, ella o su CM.
Durante la preparación de la entrevista, Mónica Naranjo inquieta como pocos artistas inquietan ya. De hecho, no se me ocurre nadie que me imponga tanto como Mónica Naranjo. De un lado, revisitar su catálogo, todas esas canciones que están sonando en su repertorio de «grandes éxitos», es obligado para cualquier fan de la cultura pop. ‘Desátame’, ‘Sobreviviré’ o ‘Entender el amor’ deberían aparecer en el diccionario cuando buscas «torbellino». 15 años después, todavía no hay palabras para definir lo que sientes la primera vez que escuchas ‘Europa’, más de 6 minutos de esquizofrenia industrial, con referencias a arias de amor. Ni siquiera en alemán. El setlist que estos últimos meses ha exhibido en América, incluyendo un guiño a su odiado ‘Chicas malas’, es el que sus fans llevan tiempo soñando. De otro, sus comentarios políticos en esa incómoda equidistancia en la que quizá solo Jordi Évole tenga tiempo de ahondar.
En mis humildes 15 minutos de «Fama», lo que me encuentro es una Mónica Naranjo que está atendiendo a cada medio con 30 minutos de retraso porque no niega ni una foto, ni un autógrafo, ni una sonrisa. Ni siquiera cuando las preguntas son incómodas. Con el compañero de Shangay le oigo bromear sobre todas las veces que le están cuestionando su pertenencia a una secta -ya negado en Antena 3- o el playback. Una Mónica Naranjo en definitiva risueña y cercana, tan cercana en el asiento que soy yo más bien quien está incómodo en el plano y le pregunto si debo alejarme. Ella y las marcas en el suelo dicen lo contrario.
¿Cuál está siendo el momento más gratificante en esta gira que repasa toda tu carrera?
Cuando pasamos de ‘Fama’ a ‘Entender el amor’, sin pausa. Sube de tono el ambiente y todo el auditorio se levanta. Esas 12.000 personas se levantan. Dices: «¡guau, vamos bien, lo hemos hecho bien!».
Me ha hecho ilusión ver ‘Europa’ en el repertorio, una canción tan rompedora, muy loca en el buen sentido de la palabra. ¿Cuán necesario ha sido el riesgo en tu carrera?
No he entendido nunca mi carrera como algo vertiginoso, ni arriesgado. Simplemente me he dejado llevar. Nunca he mirado atrás, todo lo que he ido haciendo. Creo que no es bueno. Las compañías me decían: «pero si un disco ha funcionado, ¿por qué no seguir haciendo y dando el mismo material?». Y no. Hay que seguir mejorando, estudiando, evolucionando, hay que seguir creando cosas bonitas, cosas nuevas. Irrumpir con cosas sorprendentes. Es mi manera de ver la industria y mi manera de proceder. Nunca hago dos discos iguales. No porque no quiera, sino porque se van quedando en el pasado. Yo siempre digo que el mejor disco está por componer.
«Las compañías me decían: «pero si un disco ha funcionado, ¿por qué no seguir haciendo y dando el mismo material?». Y no. Hay que seguir mejorando, evolucionando»
‘Lubna’ era un disco muy arriesgado, con trazos de flamenco, Jaime Heredia… ¿Por qué en esta gira no tiene cabida?
No vamos con sinfónica. ‘Lubna’ es un proyecto de rock sinfónico. No podemos…
¿Ni siquiera un ‘Jamás’?
¿Vas a coger las cuerdas y las vas a lanzar programadas? Con lo bonito que es cuando las tocan en vivo… Eso queda pendiente. ‘Lubna’ tiene su momento también.
Te he visto estos días bromear con el playback, con el tema de las sectas… Me gusta verte riéndote de eso.
Los artistas y todas las personas que tenemos una connotación social estamos sujetas a lo que se dice de nosotros. Lo que no, lo que sí… Si tuviéramos que estar toda la vida desmintiendo las cosas que dicen, no acabaríamos.
¿Cómo has vivido la evolución del uso del playback, en todos estos años?
Lo hacen hasta en Eurovisión. Todo ha evolucionado muchísimo. Y te digo algo: el playback ha salvado muchos dramas. Nos ha pasado ir a televisión con todos los músicos y que en esa televisión no tuvieran el equipo y no lo hemos podido realizar. Pero es que teníamos que salir a actuar. Imagínate la gracia que les hubiera hecho a esta gente que les dijéramos: «como no tenéis los equipos, os vamos a dejar colgados».
El País ha publicado una lista de 50 discos de los últimos 50 años. No sé si la has visto…
No.
¿Esperarías ver ‘Palabra de mujer’ en una lista así, o algún otro disco?
Yo no espero nunca nada de nada. Yo fluyo, hago, estoy concentrada en todo lo que tengo que hacer, que créeme que es mucho…
¿De qué disco estás más orgullosa?
Cada uno tiene su historia (suspira) ‘Tarántula’ es un disco que marcó un antes y un después en mi carrera, tras 7 años de silencio. ‘Lubna’ fue una locura, pero una locura y una responsabilidad asumidas con mucho gusto. ‘Mimétika’ enmarca un antes y un después en un descanso obligado, durante una pandemia. ‘Palabra de mujer’, ‘Minage’… ‘Minage’ marca el momento de otra dirección necesaria en la vida: «He hecho esto, he hecho lo otro, pero si sigo haciendo este tipo de música me van a encajonar aquí y no quiero que me encajonen aquí, porque sé hacer más cosas». Cada disco ha tenido su momento de importancia.
‘Chicas malas’ tiene su momento en la gira. No sé si hay una reconciliación, porque creo que la cantan las coristas, o algo así…
En América sí.
¿Entonces no hay reconciliación?
Es un disco que está ahí.
¿Es un momento divertido que la gente disfruta?
No es que lo disfruten, tiran el auditorio abajo. Les encanta.
Y a ti te gusta…
Hombre, claro.
Igual se caería más el auditorio si la cantaras tú… ¿No te sale?
(risas)
«Yo con Sony nunca he acabado mal. Al contrario. No estábamos de acuerdo en la manera de dirigir los proyectos»
‘Lubna’ fue uno de los 10 discos más vendidos de su año o casi. Me da pena que acabaras mal con Sony, porque es un disco difícil de hacer, y también muy difícil de «marketear».
No acabamos mal, yo con Sony nunca he acabado mal. Al contrario. Mi relación con Sony es muy realista. Tanto una parte como la otra nos dimos cuenta de que no estábamos de acuerdo en la manera de dirigir los proyectos. Cuando tú tienes una profesión tan marcada como la mía y sabes lo que es producir un disco y hacer un disco desde cero, tú te lo guisas y te lo comes; no llevamos bien que se metan en la producción. No llevamos bien que nos digan «no, es que este repertorio no». ¿Qué es lo que cambia toda esta historia? ¿Que tú lo pagas? Yo no quiero que lo pagues. Si pagarlo tú no me da la libertad que yo quiero, que normal, porque pasa a ser tu proyecto, yo no quiero tu dinero… prefiero hacerlo yo y tú lo licencias.
Tu futuro entonces está en Altafonte, en la independencia…
Claro, porque para mí es una manera de editar discos de forma libre y directa, a través del medio digital. Yo no necesito masterizar un disco, esperar a que lo fabriquen, esperar a que se haga la estrategia de márketing… No, nosotros lo hacemos desde la oficina y usamos Altafonte como compañía digital para su lanzamiento, y lo hacen divinamente.
‘Pantera en libertad’ sí está en esta gira. ¿Es expresamente un tema que hable de feminismo y movimiento LGTBIQ+?
Cuando hicimos ‘Palabra de mujer’, éramos un equipo de 4 creativos. Yo he nacido dentro de la comunidad, para mí es un lenguaje materno, paterno. Yo he vivido así toda la vida. Cuando se lanzó este disco, hubo una conexión directa. La gente se identificaba con el mensaje. La gente veía su vida. La gente empezó a sentir la libertad de decir: «Yo soy así, si no te gusta, no me mires. Yo amo así, si no te gusta, no me mires». Hubo una revolución social a través de ‘Palabra de mujer’.
José Manuel Navarro decía en el libro de Juan Sanguino que estas canciones no hablaban ni de feminismo ni de movimiento LGTBIQ+.
No. La letra es de él. ‘Pantera en liberad’ la compusimos los dos. El texto es de él. Como he dicho hace poco en México, por favor, empecemos a pensar que existe una gran escala de grises, lo estamos polarizando todo, el mensaje es muy radical, y muy poco constructivo. Esta letra la compuso un caballero. Nosotros nunca hicimos un disco radicalizado, hicimos un disco para todo el mundo. Hicimos música para todo el mundo. Que los sectores se apropiaran de los temas o del trabajo en general, eso ya no era nuestra pretensión. Nosotros hacemos música para todo el mundo, y cada uno, pues, lo coge y lo lleva a su vida, de manera muy personal.
«Por favor, empecemos a pensar que existe una gran escala de grises, lo estamos polarizando todo, el mensaje es muy radical, y muy poco constructivo»
¿No te leíste el libro de Juan Sanguino?
No.
Salías bien parada. Se reivindica tu legado. Cosa que no se había hecho en el periodismo musical. Faltaba tu visión del tema.
¿Sabes qué pasa? Yo no soy muy dada a hablar biográficamente. No me gusta vivir el pasado. Ya se vivió. Me pasa con la música, me pasa con la televisión. Cuando hacemos un proyecto, no me quedo ahí. Me acuerdo de ‘La isla de las tentaciones’. Lo grabamos 6 meses antes del lanzamiento. Yo cuando salí de Santo Domingo, de la isla, ya había terminado mi labor. Cuando salió y se produjo toda esa revolución social, la gente me decía cosas y eso para mí ya había pasado. Me alegro de que haya funcionado tan bien, me alegro de que haya habido esta revolución social, sobre todo entre los jóvenes, pero esta movida ya ha pasado para mí.
De hecho, esta gira que sí mira al pasado es un poco rara para ti.
Son 30 años. Había que hacerla.
¿La estás disfrutando?
Mucho. Si yo no hubiera empezado esta gira disfrutando, ya te digo yo que no la alargo.
Has actuado con Bunbury en América, y apoyas a Miguel Bosé. Son dos personas radicalizadas respecto a la pandemia. ¿Por qué ese apoyo a estos artistas?
Porque los amo, son seres humanos extraordinarios, Son mis amigos y mis amigos pueden decir lo que les dé la gana. En una mesa redonda, yo tengo amigos de todo tipo. ¿Qué me voy, a enfadar con ellos, porque tengan pensamientos diferentes a los míos? O yo no esté de acuerdo. O sí esté de acuerdo…
¿En qué estás de acuerdo?
En muchas cosas, no lo vamos a sacar aquí. Son temas particulares y más personales, pero créeme que son dos personas muy cultas y muy informadas.
Háblame de la evolución de la diva, estos 30 años, que la letra de Melody me ha dado que pensar. Yo te veía muy diva, y al verte de presentadora, ha cambiado mi imagen de ti. Te veo como más dulce…
Diva me lo pusisteis vosotros. Es una cosa preciosa, me encanta. Es una palabra divina, que engloba muchas cosas, mucha responsabilidad, pero en ningún momento dije «soy una diva». Al final la vida de un artista son muchos años, tienes que seguir evolucionando. Me acuerdo de que cuando llegué a España, llegué con mucha armadura. Cuando me fui a México tenía 19 años, era una niña y me fui sola. Pasé 4 años y medio allí. Tengo que estar bien, tranquila, con mi escudo, porque tengo que estar fuerte. Nada me puede afectar.
En tu última etapa, ‘Mimétika’, que mencionabas, ¿hay alguna canción de los últimos 5 años para la que esperabas más éxito? ‘Hoy no’ me flipó.
Viviendo ahora mismo el momento en que estamos en las redes sociales, con todos los temas que se están recuperando, me ha fascinado que se recupere un tema que viene de la banda sonora de ‘Mannequin’ y que yo canté mucho: ‘Nothing’s Gonna Stop Us Now’. Después de treinta y tantos años se recupera la canción y se hace viral en muchos vídeos de TikTok. Me lo pasaron el otro día y me fascina. El momento de una canción es impredecible, y lo determina el momento en el que está el mundo. Los tempos de Dios son perfectos, pero no son los nuestros.
¿Entras en redes? He leído que vives con un montón de gatos y perros.
Las redes están muy interesantes para difundir el trabajo, pero para la vida personal, no estoy dispuesta.
Oye @paulariboo
… Dile a Rigoberta que con esos temazos que compone… se puede marcar un @monicanaranjo siempre que quiera…
Gracias @jenesaispop por descubrirme a una ARTISTA con todas las letras!!
#talento
— Mónica Naranjo (@monicanaranjo) September 11, 2020