Monkey Week 2025: mejor en El Puerto (pero un poco antes)

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Monkey Week 2025: mejor en El Puerto (pero un poco antes)

En 2016, Monkey Week anunciaba que, tras 7 ediciones en el Puerto de Santa María, se mudaba a Sevilla. La organización argumentaba que era la «consecuencia lógica de su crecimiento como punto de encuentro de la industria musical». Este 2025, la Monkey Week ha vuelto al Puerto de Santa María, tras sentir que las instituciones sevillanas estaban ahogando el festival, alejándolo cada vez más del centro de la ciudad (cuando se había concebido como festival urbano), e imponiendo restricciones horarias.

El regreso a Puerto de Santa María ha sido un éxito. Se puede echar de menos la triada de salas contiguas que, entrada la madrugada, acogía conciertos en Sevilla, pero las localizaciones para el desarrollo del festi no admiten comparación. Las charlas sobre la industria se celebran en la mezquita del Castillo San Marcos (siglo XIII), el escenario en dicho Castillo está dentro de una bodega, y los shows nocturnos se celebran en el espectacular Monasterio de la Victoria (siglo XVI), lo cual incluye una gigantesca capilla. Recintos en piedra no siempre amigos de los técnicos de sonido más noveles, pero que compensan cualquier falta con su espectacularidad.

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Si Monkey Week tiene el cometido de descubrir bandas, lo que se llama «la música del mañana», hay un par de proyectos que me llevo muy bien apuntados. El dúo madrileño Las Nietas del Charli ofrecieron el viernes en la Sala Milwaukee uno de esos conciertos actústicos que, de tan bonitos, son capaces de callar a todo el mundo. Las hermanas alternaron humor con delicadeza. Ambas a la guitarra acústica, recordaban obviamente a Pauline en la Playa y a sus maestras Vainica Doble, aunque con armonías vocales más propias de los Low más descorazonadores.

Entre canción y canción, divirtieron. En verdad, nada más salir bromearon: «Gracias por venir a la hora de la siesta. Nosotras somos un poco siesta también». Y añadieron, provocando alguna carcajada: «¿por casualidad nadie tendrá una cejilla?». Aunque en el penúltimo tema un productor presente en la sala fue capaz de apañar una cejilla con un bolígrafo y una goma de pelo, el concierto de «Las Nietas» habría salido igual de bien sin ella. Anunciaron que no iban a tocar ninguna de las 6 canciones que tienen publicadas, se decantaron por las nuevas, y fueron capaces de cortar el hipo, sin grandes estribillos, con la calidez de ‘Trece’, ‘Pájaros de plata’, un tema sobre una «montaña», otro sobre la «distancia» o ese ‘Rabia’ con el que empezaron y que, lleno de violencia, dedicaron al 20-N que acababa de pasar. Y de qué manera. Volveremos sobre Las Nietas del Charli pronto.

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A continuación, en la misma sala, el show del vallisoletano Dulzaro fue mucho. El joven artista remoza el folclore castellanoleonés con letras abiertamente LGTBIQ+ llevando un paso más allá -en cuanto a dance se refiere- lo exhibido por Rodrigo Cuevas desde Asturias. Dulzaro sabe cómo actuar cuando suenan pregrabadas las voces de los featurings de su álbum ‘Ícaro’, que son de paisanos tan improbables como David Ruiz de La M.O.D.A. o Erik Urano, revelándose como un gran performer al margen de los instrumentos folclóricos que se sacan de la manga tanto él como su músico.

‘Veinte duros’, pese a su temática de ITS o prostitución, hace reír por alguna razón, además de mejorar casi a capella en lugar de en su versión de estudio. Ante todo, un concierto muy divertido, gracias a la buena recepción popular. Alguien gritó «¡vivan las maricas castellanas!». Y otra, que se había identificado como su fan número 1, chilló: «¿Qué te falta?». Y él devolvió: «un ventilador».

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Javier Rosa

Lo mejor de Monkey Week sucede cuando puedes ir alternando estos escenarios en los bares, en las salas, con los del Castillo, durante el día, mientras los del Monasterio son los nocturnos. En ese ir y venir de un recinto a otro durante el día del viernes pude descubrir también a Pleito. Se trata de una artista canaria que toca el saxofón y lo samplea, lo mismo que hace con conchas que de repente se saca de un bolsillo, entre otros artilugios que la rodean. Ocasionalmente, tamnbién canta algo. Junto a sus explicaciones sobre leyendas macabras de las Islas o canciones que se dedican a vírgenes, amenizó la comida de dicho día, con ciertas ínfulas avant jazz.

Hablando de saxo, fue inesperadamente un gran protagonista del concierto de Bernarda. Hubo sus momentos fieros, pero sobre todo sorprendió la experimentación de este show, hasta el punto de llegar a dudar de si estaba viendo a Bernarda en la Bodega del Castillo, o había habido algún tipo de cambio de escenario. Pero identifiqué finalmente temas como ‘Sadboy en bicicleta’ u ‘Otra mañana’. Nada que ver con Gonzalo Brancchiari, que ofreció un acústico junto a un colega que pudo traerse de su país Uruguay, y defendió sus composiciones de rock con lo mínimo, lo que incluyó su bonita voz.

Javier Rosa

El jueves llenaron también sus recintos en la zona centro de El Puerto de Santa María, Sanguijuelas del Guadiana y Karmento. Los primeros son la sensación nacional de 2025, ya lo eran desde antes de actuar en ‘La Revuelta’ y ahora lo son más. Los extremeños, jovencísimos, son definitivamente un cruce entre Estopa, Extremoduro y Pignoise, con algún ramalazo electrónico y la gracia de tener un himno sobre la España vaciada. Dedicaron ‘Revolá’ a la «gente que se va de su pueblo porque no puede hacer lo que quiere», aunque es cierto que su técnico no logró sacarles mucho brillo en la Bodega del Castillo.

Por el contrario, Karmento sonó increíble con su banda eminentemente femenina en la Sala Milwaukee. Interpretó sus hits como ‘La loca del pueblo’, ‘Fangos’ o ‘Quiero y duelo’, además de su nueva canción junto a Le Parody, quien pudo subir al escenario porque estaba por allí. Karmento no paró de hablar entre tema y tema, recordando fiestas de su pueblo en que las «serranonas» lucen traje, anticipando que en Nochevieja podremos verla en RTVE y a veces desconcertando un poco también: «Mujeres, no me revolucionéis a los hombres. Hermanas, sabéis de lo que hablo», espetó misteriosamente al presentar un tema, sin que nadie pudiera adivinar qué quería decir.

En verdad, el único enemigo de este Monkey Week ha sido el frío. La Feria se celebra hoy por hoy a finales de noviembre, y aunque el invierno ha tardado en hacer acto de presencia por obra y gracia del cambio climático, lo cierto es que ha llegado a la península justo esta semana. Programar a Cupido a las 2 de la madrugada en el Escenario al aire libre del Monasterio, un 21 de noviembre, no lució como la mejor idea, por muy al sur de España que nos encontremos. El Monkey debería ser en octubre o no alargarse tanto durante la madrugada al aire libre.

Cupido salieron airosos del reto, de todas formas. Pimp Flaco apareció con un plumas minúsculo y diminuto que le había dejado su hermana, y además al final se animó a quitárselo. El teclista y guitarrista Toni D comentó varias veces que le estaba costando tocar, especialmente la guitarra, con los dedos entumecidos por el frío. Aun así, el público resistió y se cantó temas como ‘Sobredosis de amor’, ‘Milhouse’ o ‘Autoestima’. Esta última, Pimp Flaco se la dedicó a su padre, ya fallecido, que además era de Cádiz. Aunque quien de verdad se llevó el gato al agua, al aire libre, este viernes, fueron Ortiga con su banda «Las Fanáticas de lo Sensual».

Javier Rosa

Decenas de shows por todo el país avalan el proyecto del compostelano, y el show, marcado por las mujeres a los vientos y el ritmazo, es una fiesta. Decía Ortega -antes en Esteban y Manuel- cuando salió ‘Obra social’ que le gustaba entender el grupo «como una obra social que sirva a la gente que anda perdida en la vida». Que quería crear «un lugar en el que sentirse acogido y respetado». Y eso fue exactamente lo que logró con una mezcla de merengue, bachata, cumbia y música de verbena (de hecho es que tiene un tema llamado casi ‘Verbena’), que animó a todo el Escenario Son Estrella Galicia a bailar. No sé si las escuchas de Ortiga se dispararán algún día, pero no deberían faltar en ningún festival.

Justo antes en el mismo escenario, La Paloma habían estado presentando su segundo disco, el notable ‘Un golpe de suerte’. Hubo sus altibajos en cuanto a sonido, pero el grupo sirvió show dada la gracia de compartir liderazgo (incluso han incorporado al bajo a Ade ex Hinds). Quizá sean más conocidas las canciones que canta Nico (‘Bravo Murillo’, ‘La edad que tengo’), pero Lucas se queda algunas tan carismáticas como ‘Cosquilleo’ (la que adaptó Alcalá Norte) y además en esos momentos, Nico aprovecha para poco menos que revolcarse por el escenario.

Javier Rosa

En la Capilla, contigua, se vivieron momentos tan mágicos como el recital de La Tania, que en parte tuvo lugar dentro de un bonito cubículo. Emocionadísima, no dejó de agradecer la buena acogida que había tenido ‘Los almendros’, un tema que dejó naturalmente para el final. Además, tuvo la elegancia de, en ocasiones, abandonar el escenario para dejar brillar a sus dos músicos, en especial a su guitarrista (que no era Yeray Cortés).

Peor sonido tuvo la banda de Tristán!, algo apagada durante todo el set, pese a que su nuevo disco tiene temazos como ‘Tutta La Notte’ o ‘Verónica’, que se desplegaron sin artistas invitados. Quien no iba a dejarse amedrentar por nada fueron Throes + The Shine. Se suponía que el grupo iba a explorar su origen angoleño y los ritmos de Mozambique, pero al final dio igual el dónde, porque su líder, que reside en Oporto, no paró de animar al personal en perfecto castellano. Ni un segundo paró entre el bajarse con el público, abrir un canal en mitad del foso, hacer el moonwalking o quitarse la ropa porque tenía calor. Parecía querer decir: «si tenéis frío, pues puto moveos».

Javier Rosa

Entre los últimos coletazos del viernes, en el Escenario Jägermeister, algo más resguardado merced a que se sitúa encima de una pista de coches de choque, entretuvieron y mucho -al menos en la mitad que pude ver- Aiko El Grupo, ya con ganas de introducir temas de su próximo disco, que dicen que es «mucho mejor», pero aún fieles a viejos temas como ‘Romantinski’; y Joe Crepúsculo, que no deja de interpretar ‘Mi fábrica de baile’ como el gran imprescindible en todo festival que es. Los conciertos continúan este sábado con artistas como Destroyer. Y es verdad que volverá el frío, pero tampoco es nada que no puedan resolver un abrigo gordo, una bufanda y unas manoplas.

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