Si algo funciona, ¿para qué cambiarlo? Eso ha debido de ser (más o menos) lo que ha pasado por las cabezas pensantes de los responsables de ‘Masterchef’, que han tratado de cambiar lo menos posible la dinámica del concurso. Tal y como sucediera el año pasado, al épico y multitudinario macrocásting le ha seguido el reparto de delantales blancos, a quince de los cincuenta aspirantes finalistas a ser el próximo Masterchef español.

En ese sentido, hay algo que no ha fallado en absoluto: el uso de los tiempos. Si bien este primer programa ha sido sensiblemente más largo de lo que estábamos habituados, y pese a que tiende a ser repetitivo (al fin y al cabo son cincuenta valoraciones y cincuenta síes o cincuenta noes); han conseguido mantener la tensión durante las dos horazas de reloj que dura el programa, e incluso emocionar en más de una ocasión.

De lo que sí que no han podido huir ha sido de presentar historias típicas de este tipo de talent-shows: la clásica historia de superación con una cocinera invidente, una abuela bilbaína más chula que un ocho, el típico que cuenta la historia lacrimógena, una stripper… y todo para dejarlos fuera del programa, decantándose por un elenco que ha terminado teniendo puntos en común con la primera edición de ‘Masterchef’, con su jovencito experto en postres à la Fabián, su cocinera resabida à la José David y su mujer mayor adorable à la Maribel.

Lo que no terminó de cuajar fue la actitud del jurado frente a la concursante vegana «Masterzen»: ¿de verdad luego se tiran programas enteros alabando las verduras? ¡Quién lo diría! Claro, que lo que tampoco fue de recibo fue la arenga de la concursante cuando -al final- terminó probando un tataki de atún, que resultó levemente impostada. En cualquier caso… ¿puede una vegana sorprender con sus platos más que el resto? ¿Puede ganar sin saber cómo saben cientos de platos? Será uno de los entretenimientos de las próximas semanas, pero no el único.

Los avances de los episodios venideros, que comentaremos semana a semana en nuestro foro de ‘Masterchef’ -además de otra casposa incursión militar como la temporada pasada-, nos han dejado ver que se avecinan nuevos grandes momentos: desastres, lágrimas, listillos… Frente a los personajes que se parecen demasiado a los del año pasado, hay que comprobar qué pasa con Jorge, del CSIC y atuendo medio moderno; Cristina, una suerte de empresaria con sonrisa María Barranco; o el inquietante Emil, que han adivinado a ciegas como un friki con pretensiones. ¿Seguirá dando miedo Daniel y qué tiene el programa contra Valencia? ¿Se esconde tras Gonzalo un favorito? ¿Logrará controlar sus pasiones Cristóbal? ¿Será Lorena, la DJ e ingeniera de sonido, nuestra favorita? Y sobre todo, ¿logrará alguno hacer sombra siquiera a un jurado completamente endiosado en sus momentos duros y entrañables, con un elenco y público que les ríe todas las gracias? La selección de Pepe, Samantha y Jordi… ese cásting sí que va a ser difícil superarlo.

Calificación: 8/10
Destacamos: a Jordi, que a juzgar por los comentarios de los concursantes, es el Justin Bieber de los fogones.
Te gustará si: ya eras fan. Y si no, también.
Predictor: durará.