Es sorprendente que desde Florida nos llegue este disco que parece hecho en una casa de madera perdida en un bosque nevado. Pues sí, The Postmarks son de Florida y debutan estos días con un LP homónimo después de haber editado el pasado otoño un EP de remezclas de su brillante ‘Goodbye‘. La primera vez que los oí me dije maravillada: «¿de dónde ha salido esta especie de Jeanette?». The Postmarks lo conforman Jonathan Wilkins, Christopher Moll y Tim Yehezkely. Tim, nacida en Israel con diversos orígenes europeos, pone voz a este disco de pop dulce y meláncolico de casita de muñecas, de ése de «me has roto el corazón». Nos hace reencontrarnos con la filosofía francesa del pop de Gainsbourg o esas bandas sonoras de John Barry o Nathan Larsson, con alguna reminiscencia a The Smiths o Brian Wilson.
De momento, en España sólo es posible conseguir el disco a través de Amazon, Insound o iTunes. Nada recomendable, eso sí, a aquellas personas a las que no les atrae ni un poquito este pop lullaby de voces frágiles, porque hay canciones que pueden convertirse en verdaderas torturas. Sin embargo, y superado ese riesgo al tedio que algunos puedan sufrir, este LP vale la pena por el gran potencial que muestran temas estupendos como el ya mencionado ‘Goodbye’, ‘Weather The Weather’, ‘Let Go’ o ‘Know Which Way The Wind Blows’. The Postmarks han tenido el detallazo de habilitar una e-card donde podemos escuchar el disco completo e ir abriendo boca de una maravilla a la que le auguro, a bote pronto, un futuro inmediato lleno de buenas críticas y cálidas acogidas. 7.




El nuevo disco de Hidrogenesse ya está a la venta en tiendas como CD Drome, Discos Castelló, Charada y El Garaje. En algunas de ellas se vende al módico precio de 10 euros y en breve llegará a la Fnac. El grupo presentará además el disco en 
Mira que hay gente en el mundo con 


Están los buenos, los malos, los discos de moda que con cada escucha van perdiendo el brillo y los que van creciendo, conocidos como «growers». Discos, claro. Si los últimos trabajos de 
‘I’ve gotta get up to get down and start all over again / (…) / Keep those white mice and black dogs out / Keep those white mice and baboons out / Keep those baboons and all the motherfuckers out and… / Get it on, get it on, on the day when you got born’
Poco que decir del concierto de 


Esta señora –vamos, no me digáis que no está ya postmenopáusica por muchos arreglos que se haga en la cara y mucha ropa de quinceañera con la que nos torture- podría tener una subsección para ella solita dentro del ‘Look de la semana’ porque cada una de sus apariciones en la prensa conlleva un aspecto de lo más indescriptible. Lo cierto es que a veces lo pone tan fácil (chaqueta de chándal, shorts vaqueros, zapatos Manolo Blahnik, bolso de Gucci y gorra de leopardo es uno de sus modelitos favoritos) que yo he decidido fijarme en los pequeños detalles, esos que dicen tanto de las personas y donde se encuentra realmente el quid de todas las cuestiones. 
Conocí a Broadcast por un tema llamado ‘Poem of dead song’. No es su mejor canción, pero sí fue la que consiguió que me acercara al sonido del grupo, entre Gainsbourg, Stereolab, Portishead y vamos a decir los primeros Goldfrapp y Lali Puna por popularidad aunque sean posteriores o paralelos. Esa canción siempre he seguido recordándola y siempre me ha rallado tenerla en un mp3 suelto, ya que hasta ahora no estaba incluida en ninguno de sus discos oficiales. Pero todo el desorden de EP’s y singles editados por el grupo se ha acabado con ‘The Future Crayon’, una recopilación de rarezas que Broadcast ha editado recientemente.



Tenía serias dudas entre dos clásicas, Aitana Sánchez-Gijón y Maribel Verdú, pero al final me ha podido esta ola de clasicismo que me invade últimamente y he optado por la primera. Aitana debe haber hecho un pacto con el diablo porque nunca en toda su vida ha estado tan joven, tan delgada, tan guapa ni ha sido tan elegante. No hay nada mejor que dejar de ser Presidenta de la Academia para que te cambie la cara (o si no, que se lo digan a esa desconocida con cara de amargada que leyó un discurso que partió toda la gala y que se hace llamar «Presidenta»).



Nunca perdonaremos a Almodóvar habernos privado de ese momento en el que habría recogido el Goya al Mejor Director de manos de Amenábar, con quien, dicen, tuvo un sonado intercambio de opiniones hace un par de años. Pero sus discrepancias con la Academia o quizá su miedo a ser derrotado por ‘El laberinto del fauno’ como en las nominaciones de los 
El próximo marzo llegará el nuevo trabajo de Mary Weiss que 
Gracias a la edición de un pack con las 3 primeras películas de Michael Haneke y a la acertada edición en DVD aunque con aspecto VHS de ‘Caché’, por fin he podido completar la filmografía esencial de uno de los directores más interesantes y controvertidos de nuestro tiempo. Mientras esperamos el estreno de la ¿innecesaria? revisión americana de una de sus obras maestras, ‘Funny Games’, ahora en Estados Unidos, y al parecer con Naomi Watts, Tim Roth, Brady Corbet y Michael Pitt como protagonistas, damos un ligero repaso a sus principales películas.
El Séptimo Continente (1989): La primera película de Michael Haneke (ya había trabajado para la televisión austríaca) es casi únicamente una sucesión de primeros planos de la cotidianeidad: una infinitud de cosas que hacemos cada día y que pierden todo su sentido cuando morimos. Un despertador que suena a las 6 de la mañana, una caja de supermercado en la que se teclean miles de precios, unos zapatos cuyos cordones tenemos que atar elevando los pies hacia nuestras manos, una comida que tenemos que partir y cocinar antes de comer… Al menos el relato es así de inofensivo hasta que el espectador comprueba con terror cómo una familia decide romper con todo esto. Una película que avanzaría los miedos y el estilo de Haneke: los planos estáticos y largos y su interés por unas tramas dramáticas y violentas que es mejor no desvelar. 9.


El segundo disco de Dorian es perfecto para el público del Low o de la sala grande del Razzmatazz. Con una base tan rock como una sesión de DJ Amable (que aparece en los agradecimientos del disco), ‘El futuro no es de nadie’ suena más cerca de las experimentaciones electrónicas de una banda de bajo, batería y guitarra (en la línea del ‘I’ve been high’ de R.E.M., por ejemplo), que del resto del electropop patrio. Y teniendo en cuenta los bandazos que está dando este género en nuestro país, eso es muy bueno.