Infiltrados

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Infiltrados

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Este año Martin Scorsese podría alzarse con su primer Oscar a mejor director por ‘Infiltrados’, una de gángsters pero con móvil, sobre los rifi-rafes entre la policía de Massachusetts y la mafia encabezada por Jack Nicholson. El título original, ‘The Departed’, no hace referencia a los «infiltrados» por la mafia en la policía y viceversa, sino a un emblema que suele utilizarse en funerales, «Heaven holds the faithful departed». Y de eso habla la película: de muertes y de (in)fidelidad, sobre todo, aunque no únicamente, en cuanto a bandas.

La primera hora de la película decepciona: ¿una versión Boston de ‘Gangs of New York’? ¿Polis y villanos que citan a Freud y a James Joyce? ¿Una historia de amor tan mal encajada en el montaje que no se sabe si es un flashback? ¿Seré capaz de distinguir a Leonardo di Caprio de Matt Damon en algún momento? Sin embargo, poco a poco, la cosa empieza a tomar forma. Confundir a los dos protagonistas es una de las claves de la película, el guión empieza a torcerse, a dar vuelcos que los listillos pueden calificar como «esperados» pero que te hacen revolverte en la butaca, los tiros a sucederse en una acción trepidante e inagotable que sólo los grandes, como Scorsese, pueden firmar. Aunque algo perjudicada por el ritmo de la televisión de nuestros días, influida por él mismo por otro lado (la fotografía es algo pobre, no he conseguido encontrar ningún fotograma que me llame la atención), ‘Infiltrados’ cuenta con una hora y media final vigorosa y apabullante que aún me tiene traumatizado días después de haberla visto. Atención al «vale» final, uno de los mejores «vales» jamás filmados en la historia del cine. 8.

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