Acabo de terminar Flush de Virginia Wolf. Muy bonito pero a la vez muy poco Virginia. Y La casa de las bellas durmientes de Kawabata. Sublime. Todo lo bueno que diga es poco.
^^ ay sí, lo leí también! Los relatos cortos de R.D. son muy muy recomendables. Tiene alguna recopilación más, de temática terror/sobrenatural, si mal no recuerdo
Oscar Wilde. Los cuentos son una puta maravilla. Shakespeare. McBeth. Poco se puede añadir Antologías de Panero y Pessoa. MAESTROS. Burroughs. El almuerzo desnudo. Delicioso delirio.
Y estas están siendo o han sido mis lecturas semanales.
en mi mesita de noche están varios libros relacionados con música que deberíais echar un ojo. - Mistery Train de Greil Marcus - Retromania de Simon Reynolds - EL puño y la letra de Luis Bullosa - Our Band Could Be Your Life: Scenes from the American Indie Underground 1981-1991: de Michael Azerrad:
hace un tiempo alguien recomendó encarecidamente "la insoportable levedad del ser" de kundera por aquí. al principio me resultó un poco coñazo, pero ahora entro para darle las gracias a esa persona, esté donde esté.
Ana no finalizado. Muy, muy bueno. El final es una metáfora preciosa. Gómez Arcos es, injustamente, un auténtico desconocido que no me cansaré de recomendar.
A mí de Cernuda, que tampoco he leído mucho, me gusta esta:
Donde habite el olvido, En los vastos jardines sin aurora; Donde yo sólo sea Memoria de una piedra sepultada entre ortigas Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre deje Al cuerpo que designa en brazos de los siglos, Donde el deseo no exista.
En esa gran región donde el amor, ángel terrible, No esconda como acero En mi pecho su ala, Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya, Sometiendo a otra vida su vida, Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
Donde penas y dichas no sean más que nombres, Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo; Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo, Disuelto en niebla, ausencia, Ausencia leve como carne de niño.
Ese es el más clásico de Cernuda, un poema como un templo, es cuasi perfecto a muchos niveles, aunque podría decirse que Cernuda es un poeta cuasi perfecto, por lo tanto no es de extrañar.
Los dos. No es posible, señora –le dije yo–. Usted tiene demasiado temperamento y a su edad ya se sabe por qué caen los alfileres del rocío.
Calle usted, Luciano, calle usted. No, no, Luciano, no.
Para resistir este nombre necesito contener el dolor de mis recuerdos ¿y usted cree que aquella pequeña dentadura y esa mano de niño que se han dejado olvidada dentro de la ola me pueden consolar de esta tristeza? Los dos lo han querido, me dijo su prima. Los dos. Me puse a mirar el mar y lo comprendí todo.
¿Será posible que del pico de esa paloma cruelísima que tiene corazón de elefante salga la palidez lunar de aquel trasatlántico que se aleja?
Lo que tuve que hacer varias veces uso de mi cuchara para defenderme de los lobos. Yo no tengo culpa ninguna. Usted lo sabe. ¡Dios mío! Estoy llorando.
Los dos lo han querido. Se amaban por encima de todos los museos. Mano derecha con mano izquierda. Mano izquierda con mano derecha. Pie derecho con pie derecho. Pie izquierdo con nube. Cabello con planta de pie. Planta de pie con mejilla izquierda. ¡Oh mejilla izquierda! ¡Oh noroeste de barquitos y hormigas de mercurio! Dame el pañuelo, Genoveba, voy a llorar. Voy a llorar hasta que [de] mis ojos salga una muchedumbre de siemprevivas. Se acostaban. No había otro espectáculo más tierno. ¿Me ha oído usted? Se acostaban. Muslo izquierdo con antebrazo izquierdo. Ojos cerrados, con uñas abiertas. Cintura con nuca y playa. Y las cuatro orejitas eran cuatro ángeles en la choza de la nieve. Se querían. Se amaban. A pesar de la ley de la gravedad. La diferencia que existe entre una espina de rosa y una Star es sencillísima. Cuando descubrieron esto, se fueron al campo. Se amaban. ¡Dios mío! Se amaban ante los ojos de tos químicos. Espalda con tierra, tierra con anís. Luna con hombro dormido y las cinturas se entrecruzaban una y otra con un rumor de vidrios. Yo vi temblar sus mejillas cuando los profesores de la Universidad le traían miel y vinagre en una esponja diminuta. Muchas veces tenían que apartar a los perros que gemían por las yedras blanquísimas del lecho. Pero ellos se amaban.
Eran un hombre y una mujer, o sea un hombre y un pedacito de tierra, un elefante y un niño, un niño y un junco. Eran dos mancebos desmayados y una pierna de níquel. ¡Eran los barqueros! Sí. Eran los barqueros del Guadiana que cercaban con sus remos todas las rosas del mundo.
El viejo marino escupió el tabaco de su boca y dio grandes voces para espantar a la gaviotas. Pero era demasiado tarde.
Ocurrió. Tenía que ocurrir. Cuando las mujeres enlutadas llegaron a casa del gobernador, éste comía tranquilamente almendras verdes y pescados frescos con exquisito plato de oro. Era preferible no haber hablado con él.
En las islas Azores. Casi no puedo llorar. Yo puse dos telegramas, pero desgraciadamente ya era tarde.
Tarde. Muy tarde. Sólo sé deciros que dos niños que pasaban por la orilla del bosque vieron una perdiz que echaba un hilito de sangre por el pico.
Esta es la causa, querido capitán, de mi extraña melancolía.
A ver Lorca alcanza cotas de genialidad muy pocas veces alcanzadas ya no solo en poesía, sino en literatura universal, comparar a cualquiera con Lorca es salir perdiendo lo que no quita que Cernuda sea uno de los poetas más sobresalientes del siglo XX
Para mí Cernuda es el poeta que, de la generación del 27, es capaz de aunar tradición y vanguardia de la forma más correcta y paro aquí que no quiero meterme en teoría literaria que bastante tengo ya con lo mío.
Evidentemente lo más importante a la hora de la literatura y especialmente de la poesía es lo que te mueve al leerlo, pero si entramos en conceptos técnicos y teóricos de análisis de texto pues ya es otra historia, pero claro para mí prima más la subjetividad
Lorca es un genio universal. Y Cernuda es un autor en español mi infravalorado, comúnmente en favor de gente mediocre y coñazo como, por ejemplo, Jorge Guillén. Todo lo que decís es cierto.
Comentarios
Y La casa de las bellas durmientes de Kawabata. Sublime. Todo lo bueno que diga es poco.
me lo compré el domingo y me está encantando ♥
Shakespeare. McBeth. Poco se puede añadir
Antologías de Panero y Pessoa. MAESTROS.
Burroughs. El almuerzo desnudo. Delicioso delirio.
Y estas están siendo o han sido mis lecturas semanales.
me han diho que busque en segunda mano pero si alguien conoce otra edición donde pueda bucar se lo agradecería ♥
http://www.iberlibro.com/servlet/BookDetailsPL?bi=11126228568&searchurl=sts=t&tn=Carrie&x=-546&y=-301
si alguien tiene el libro en una edición antigua que me diga el isbn porfis
Aquí están todos los que tienen en Iberlibro
- Mistery Train de Greil Marcus
- Retromania de Simon Reynolds
- EL puño y la letra de Luis Bullosa
- Our Band Could Be Your Life: Scenes from the American Indie Underground 1981-1991: de Michael Azerrad:
Quién la tiene más larga?
http://www.gallonero.es/
Yo vivo enamorado de Cabaret Voltaire
http://www.cabaretvoltaire.es/
http://issuu.com/
Ahora a por Dietario Voluble. Vila-Matas ♥
Donde habite el olvido,
En los vastos jardines sin aurora;
Donde yo sólo sea
Memoria de una piedra sepultada entre ortigas
Sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
Donde mi nombre deje
Al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
Donde el deseo no exista.
En esa gran región donde el amor, ángel terrible,
No esconda como acero
En mi pecho su ala,
Sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen suya,
Sometiendo a otra vida su vida,
Sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
Donde penas y dichas no sean más que nombres,
Cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo;
Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo,
Disuelto en niebla, ausencia,
Ausencia leve como carne de niño.
Allá, allá lejos;
Donde habite el olvido.
Los dos lo han querido –me dijo su madre.
Los dos. No es posible, señora –le dije yo–. Usted tiene demasiado temperamento y a su edad ya se sabe por qué caen los alfileres del rocío.
Calle usted, Luciano, calle usted. No, no, Luciano, no.
Para resistir este nombre necesito contener el dolor de mis recuerdos ¿y usted cree que aquella pequeña dentadura y esa mano de niño que se han dejado olvidada dentro de la ola me pueden consolar de esta tristeza? Los dos lo han querido, me dijo su prima. Los dos. Me puse a mirar el mar y lo comprendí todo.
¿Será posible que del pico de esa paloma cruelísima que tiene corazón de elefante salga la palidez lunar de aquel trasatlántico que se aleja?
Lo que tuve que hacer varias veces uso de mi cuchara para defenderme de los lobos. Yo no tengo culpa ninguna. Usted lo sabe. ¡Dios mío! Estoy llorando.
Los dos lo han querido. Se amaban por encima de todos los museos. Mano derecha con mano izquierda. Mano izquierda con mano derecha. Pie derecho con pie derecho. Pie izquierdo con nube. Cabello con planta de pie. Planta de pie con mejilla izquierda. ¡Oh mejilla izquierda! ¡Oh noroeste de barquitos y hormigas de mercurio! Dame el pañuelo, Genoveba, voy a llorar. Voy a llorar hasta que [de] mis ojos salga una muchedumbre de siemprevivas. Se acostaban. No había otro espectáculo más tierno. ¿Me ha oído usted? Se acostaban. Muslo izquierdo con antebrazo izquierdo. Ojos cerrados, con uñas abiertas. Cintura con nuca y playa. Y las cuatro orejitas eran cuatro ángeles en la choza de la nieve. Se querían. Se amaban. A pesar de la ley de la gravedad. La diferencia que existe entre una espina de rosa y una Star es sencillísima. Cuando descubrieron esto, se fueron al campo. Se amaban. ¡Dios mío! Se amaban ante los ojos de tos químicos. Espalda con tierra, tierra con anís. Luna con hombro dormido y las cinturas se entrecruzaban una y otra con un rumor de vidrios. Yo vi temblar sus mejillas cuando los profesores de la Universidad le traían miel y vinagre en una esponja diminuta. Muchas veces tenían que apartar a los perros que gemían por las yedras blanquísimas del lecho. Pero ellos se amaban.
Eran un hombre y una mujer, o sea un hombre y un pedacito de tierra, un elefante y un niño, un niño y un junco. Eran dos mancebos desmayados y una pierna de níquel. ¡Eran los barqueros! Sí. Eran los barqueros del Guadiana que cercaban con sus remos todas las rosas del mundo.
El viejo marino escupió el tabaco de su boca y dio grandes voces para espantar a la gaviotas. Pero era demasiado tarde.
Ocurrió. Tenía que ocurrir. Cuando las mujeres enlutadas llegaron a casa del gobernador, éste comía tranquilamente almendras verdes y pescados frescos con exquisito plato de oro. Era preferible no haber hablado con él.
En las islas Azores. Casi no puedo llorar. Yo puse dos telegramas, pero desgraciadamente ya era tarde.
Tarde. Muy tarde. Sólo sé deciros que dos niños que pasaban por la orilla del bosque vieron una perdiz que echaba un hilito de sangre por el pico.
Esta es la causa, querido capitán, de mi extraña melancolía.
Para mí Cernuda es el poeta que, de la generación del 27, es capaz de aunar tradición y vanguardia de la forma más correcta y paro aquí que no quiero meterme en teoría literaria que bastante tengo ya con lo mío.
Y Cernuda es un autor en español mi infravalorado, comúnmente en favor de gente mediocre y coñazo como, por ejemplo, Jorge Guillén.
Todo lo que decís es cierto.